Sres. Directores: En relación con el artículo titulado «Las úlceras por presión desde la atención primaria: un reto para todos»1, me gustaría hacer algunos comentarios.
En primer lugar felicitar a los autores por su excelente revisión, sobre el abordaje de las úlceras por presión, un importante reto ante el que nos encontramos los profesionales de la atención primaria, principalmente la enfermería comunitaria, problema que no pocas veces es infravalorado o subestimado.
En cuanto a la limpieza de las úlceras por presión, infectadas o no, en la bibliografía sobre el tema existe un cierto consenso en cuanto a la no idoneidad de aplicar antisépticos tópicos. La Guía del tratamiento de úlceras por presión en adultos de la AHCPR norteamericana (American Health Care Policy Research)2, un obligado referente en el tema, establece sobre la limpieza de las úlceras una serie de recomendaciones, que pueden resumirse en un solo objetivo, durante las acciones de limpieza de las heridas hay que extremar los cuidados en el lecho de las mismas, evitando traumatismos químicos o físicos que puedan afectar a la dinámica del proceso de cicatrización.
De estas recomendaciones, quizás la más desconocida en nuestro medio, y que ha generado interesantes polémicas en países de amplia tradición en el cuidado de lesiones cutáneas crónicas como el Reino Unido y Estados Unidos, es la que hace referencia a la recomendación de no usar antisépticos tópicos en lesiones cutáneas crónicas, principalmente la povidona yodada3-11, hipoclorito sódico9-12, peróxido de hidrógeno5,9,10 y ácido acético9, todos ellos de reconocida toxicidad y agresividad para los granulocitos, monocitos, fibroblastos y el tejido de granulación y en algunos casos para el organismo de pacientes sometidos a tratamientos prolongados en el tiempo por su posible efecto sistémico.
En este sentido, algunos autores abogan por un uso mucho más controlado de dichos antisépticos o en concentraciones menores9,13-15, y otros desde perspectivas más comerciales discrepan de los estudios realizados recomendando también un uso controlado16,17. Otros autores ponen en duda la eficacia antimicrobiana de antisépticos como la povidona yodada18 y abogan por la necesidad de realizar ensayos clínicos para valorar su efectividad y efectos no deseados en lesiones cutáneas crónicas.
Por lo que hace referencia a los masajes cutáneos, tema en el que los autores manifiestan que hay detractores, existen evidencias científicas de que la realización de masajes en zonas de riesgo para úlceras por presión pueden provocar alteraciones del flujo circulatorio y lesiones tisulares, por lo que documentos como la Guía para la predicción y la prevención de úlceras por presión en adultos de la AHCPR19 recomiendan la no realización de masajes como medida de prevención.
En cuanto al punto 4 de las conclusiones, el condicionamiento de la presión asistencial de los profesionales de enfermería de APS a la correcta realización de medidas preventivas nos lleva a una necesaria reflexión en el sentido de que probablemente nos tengamos que replantear algunos aspectos organizativos y funcionales de los equipos de atención primaria en general, y de la enfermería en particular, para poder desarrollar en toda su extensión los programas de atención domiciliaria y poder desarrollar correctamente actividades de prevención primaria y secundaria en el domicilio de los usuarios. El espectacular coste de las úlceras por presión no sólo en cuanto a variables económicas, sino también en aspectos como calidad de vida y expectativas de los pacientes, hacen necesarias enérgicas acciones orientadas hacia la prevención y el adecuado tratamiento de dicho problema de salud.
En último lugar, destacar también que el abordaje del problema de las úlceras por presión exige una perfecta interrelación y conjunción de intereses entre la atención primaria, la hospitalaria y la sociosanitaria, diseñando políticas y guías de práctica clínica conjuntas, ya que de nada sirve resaltar la prevención desde la atención primaria, si continúan llegando pacientes ulcerados desde los hospitales y viceversa.