Sres. Directores: Un 5-10% del total de pacientes hipertensos presentan una hipertensión arterial secundaria, y la mitad de éstas pueden estar originadas por medicamentos1. Lo que significa que, teniendo en cuenta que la prevalencia de hipertensión en la población de 20-65 años es por lo menos del 20%, este problema en España puede afectar a cerca de medio millón de pacientes2. Presentamos un caso de hipertensión secundaria a Pastillas Juanola® (PJ®), medicamento que se dispensa sin receta médica.
Mujer de 43 años con endometriosis en tratamiento oral con Minulet® (gestodeno, 0,075 mg, y etinilestradiol, 0,030 mg) un comprimido al día durante 21 días al mes. En julio de 1995, y coincidiendo con la supresión del hábito tabáquico, comenzó por iniciativa propia a consumir aproximadamente 50 pastillas al día de PJ® (extracto de regaliz, 83,11 mg; mentol, 0,93 mg; terpinol, 0,67 mg; eucaliptol, 0,26 mg). Cinco meses después la paciente acudió a la consulta por edemas en manos y miembros inferiores; en la exploración presentó tensión arterial (TA) de 145/100 mmHg (en las revisiones médicas de la empresa en los 10 últimos años siempre presentó cifras de TA normales). La paciente insinuó la posibilidad de que el incremento de TA pudiera estar relacionado con la ingesta de PJ®, ya que un familiar médico le comentó que la toma de este medicamento (por el regaliz que contenía) podía incrementar la TA. Tras la retirada de las PJ® desaparecieron los edemas y disminuyó la TA hasta normalizarse un mes más tarde. Tres meses después mantiene cifras de TA de 120/70 mmHg.
Aunque la paciente no quiso reexponerse, existe una clara relación de causalidad entre la toma de PJ® e incremento de TA3: a) relación temporal evidente; b) reacción adversa conocida. La ingesta a largo plazo de regaliz (derivados del ácido glicirretínico) produce síntomas similares a los del exceso de mineralocorticoides, principalmente hipertensión, retención de sodio, edemas e hipokaliemia2 (actualmente se considera que el regaliz puede ejercer una acción directa a través de la inhibición de la 11-ß-hidroxiesteroide deshidrogenasa, que produce un defecto en la conversión renal de cortisol en cortisona)4; c) mejoría tras la retirada (normalización de las cifras de TA al mes de la retirada de las PJ®, manteniéndose normales a los 3 meses), y d) causa alternativa. Aunque la paciente tomaba de forma crónica anticonceptivos hormonales (Minulet®), que pueden incrementar la TA2, nunca anteriormente a la toma de PJ® había presentado cifras tensionales elevadas, y tras la retirada de PJ® normalizó la TA a pesar de seguir tomando Minulet®.
Entre los medicamentos que pueden incrementar la TA o disminuir el efecto de fármacos antihipertensivos, son bien conocidos los AINE, anticonceptivos hormonales, simpaticomiméticos (vasoconstrictores nasales), glucocorticoides y mineralocorticoides, ciclosporina, eritropoyetina y fármacos con sodio (bicarbonato). Sin embargo, existe un número importante de medicamentos de dispensación sin receta y/o hierbas medicinales que contienen en su composición principios activos (regaliz, ginseng), que incrementan la TA y que pueden pasar desapercibidos si no se pregunta específicamente por ellos, al no ser considerados por los pacientes como medicamentos y mucho menos como sustancias que puedan presentar efectos nocivos2. La falta de información dirigida al paciente (la caja de 350 pastillas de PJ® no contiene prospecto) lo deja indefenso ante la posibilidad de presentación de reacciones adversas y dificulta su diagnóstico. El regaliz puede estar incluido en golosinas infantiles, tabaco de mascar, bebidas sin alcohol y medicamentos. Según el Catálogo de Especialidades Farmacéuticas de 1996, el regaliz consta en la composición de 10 medicamentos comercializados en España que son empleados para aliviar la tos, como antiácidos y antiflatulentos o asociado a amoxicilina; sólo uno de estos medicamentos está incluido en al Vademécum Internacional (VI)5,6. La no inclusión en el VI de los medicamentos con regaliz supone una falta de información sobre éstos y dificulta el conocimiento de sus posibles reacciones adversas para aquellos médicos que utilizan el VI como única fuente de información. Parece interesante insistir en la necesidad de realizar una adecuada anamnesis farmacológica, incluyendo sustancias como el regaliz o el ginseng, en todo paciente hipertenso controlado que experimenta un brusco empeoramiento de sus cifras tensionales o en un sujeto al que se diagnostica por primera vez hipertensión arterial2.