Objetivo. Determinar si la duración de los tratamientos con benzodiacepinas, sus análogos y antidepresivos se ajusta a las recomendaciones farmacológicas, así como evaluar la efectividad de estos tratamientos.
Diseño. Estudio descriptivo, transversal, basado en encuestas directas.
Emplazamiento. Farmacias comunitarias de Baleares.
Participantes. Pacientes mayores de 65 años a los que se les prescribió mediante el Sistema Nacional de Salud alguna benzodiacepina y/o sus análogos y/o antidepresivos.
Mediciones principales. Principio activo, indicación, duración de los tratamientos, efectividad.
Resultados. Los siguientes tratamientos tuvieron una duración mayor que 1 año: el 55,07% de los utilizados para tratar la ansiedad, el 56,52% para el insomnio crónico y el 87,5% de los tratamientos con alprazolam para tratar la ansiedad con depresión. En cambio, el 52% de los tratamientos de depresión tuvieron una duración menor que 1 año. Según los pacientes, el 6,2% de los tratamientos no fueron efectivos y el 13,9% lo fueron sólo al principio.
Discusión y conclusiones. El hecho de que más del 50% de los tratamientos de la ansiedad (55,07%) y el insomnio crónico (56,52%) duren más de 1 año evidencia que no se cumplen en muchos casos las recomendaciones farmacológicas sobre el uso de benzodiacepinas y análogos. Estos resultados coinciden con los de otros estudios realizados en otras comunidades autónomas y con otro diseño experimental1,2.
La falta de efectividad de benzodiacepinas y análogos puede deberse, en algunos casos, a los tratamientos prolongados en los que aparece tolerancia, como se detecta también en este estudio (el 18,60% de los tratamientos de más de 1 año con benzodiacepinas que fueron efectivos sólo al principio). En cambio, la falta de efectividad en los tratamientos antidepresivos quizá podría explicarse por el incumplimiento terapéutico3. Sin embargo, en más de la mitad (52%) de los casos los tratamientos de la depresión resultaron ser más cortos de lo que indican las recomendaciones farmacológicas. Esta diferencia en la duración de los tratamientos entre antidepresivos y benzodiacepinas podría deberse a la aparición retardada del efecto terapéutico y ausencia de desarrollo de dependencia en los antidepresivos frente a la aparición inmediata de los efectos y posible desarrollo de dependencia de las benzodiacepinas.
Por todo ello, creemos que aplicar la atención fármacéutica a los pacientes en tratamiento con psicofármacos, así como la colaboración multidisciplinaria en atención primaria, ayudaría a la resolución de los problemas hallados.