Introducción
La anticoncepción de emergencia (AE) podría definirse como la utilización de un fármaco o dispositivo a fin de prevenir un embarazo después de una relación coital desprotegida1. La historia de la AE1-4 se remonta a los años veinte con la experimentación de dosis altas de estrógenos en monos. A mediados de los años sesenta comenzaron a usarse en humanos. En los setenta se emplearon anticonceptivos orales combinados a base de etinilestradiol y levonorgestrel en 2 dosis, la primera administrada antes de que hubieran transcurrido 72 h desde el coito desprotegido, y la segunda 12 h después de ésta (método Yuzpe). Por esta misma época se analizaron los primeros ensayos con levonorgestrel y en 1976 se dio a conocer por primera vez la inserción poscoital de un dispositivo intrauterino (DIU) con fines de anticoncepción de emergencia5. En 1998 un grupo de investigación de la Organización Mundial de la Salud6 publicó un ensayo aleatorizado en el que se puso de manifiesto la mayor efectividad del levonorgestrel (2 dosis administradas con un intervalo de 12 h) frente al método Yuzpe.
En la actualidad las investigaciones se centran en la administración de danazol (esteroide semisintético similar a la progesterona)7-9, mifepristona a dosis bajas10 y levonorgestrel en una sola dosis11,12. Sin embargo, los métodos disponibles con fines de AE continúan siendo en la actualidad los anticonceptivos orales combinados a base de etinilestradiol y levonorgestrel, píldoras de levonorgestrel exclusivamente y la inserción del DIU.
A pesar de su ya larga historia, la AE plantea aún numerosas controversias: su posible efecto abortivo13,14, su administración a menores de edad1,15, el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales16,17, la información a la paciente y la prestación de su consentimiento1 o su dispensación gratuita en centros de urgencia18.
Conocer el perfil de las solicitantes y su percepción de la AE como una demanda urgente puede ayudar a decidir sobre futuras acciones educativas, preventivas o de otra índole en temas de anticoncepción. Por este motivo se realizó este trabajo con el objetivo de conocer el perfil de la usuaria que solicita la AE y la percepción del coito desprotegido como una urgencia (tiempo transcurrido en demandar la AE).
Material y métodos
Se trata de un estudio descriptivo transversal durante un período de un año (de marzo de 2002 a marzo de 2003).
La población de estudio estuvo constituida por mujeres que acudieron demandando AE tras un coito no protegido a los Servicios de Urgencias de Atención Primaria del Área 11, en los distritos de Usera y Carabanchel de Madrid.
Todos los casos fueron registrados por personal médico, dentro del horario de funcionamiento de estos centros (entre las 20.30 y las 8.00 h de lunes a viernes, y desde las 17.00 h del sábado a las 8.00 h de la mañana del lunes siguiente).
La obtención de datos se llevó a cabo mediante una breve encuesta que respondieron todas las mujeres que acudieron a estos centros demandando AE.
Se midieron las siguientes variables: a) edad de las usuarias; b) tiempo transcurrido hasta la solicitud de la AE tras el coito desprotegido, con el punto de corte en las 24 h; c) método anticonceptivo habitual (ninguno, métodos naturales, métodos de barrera, métodos hormonales y DIU); d) uso anterior de AE; e) nivel de instrucción académica (analfabeta, nivel de alfabetización, estudios primarios, estudios secundarios y estudios universitarios); f) motivo de solicitud más frecuente (mal uso o rotura de preservativo; uso incorrecto de otros métodos; relaciones sin protección, y otros como violación, efecto de drogas y alcohol o uso reciente de teratógenos), y g) relaciones existentes entre «demanda de AE antes de las 24 h» y el resto de las variables.
Se empleó la prueba de la *2 para el estudio de relación de variables cualitativas, y se consideró significación estadística un valor de p < 0,05. Para el análisis de los datos se utilizó el programa estadístico SPSS.
Resultados
Contestaron la encuesta todas las mujeres que acudieron al centro solicitando AE y a todas ellas se les prescribió la medicación. Se recogieron 89 casos, sin que se registraran pérdidas. La edad media de las mujeres fue de 23 ± 4,8 años (rango: 16-40 años). El 49,8% tenía edades comprendidas entre los 20 y los 30 años, el 23,1% eran menores de 20 años y el 6,2%, mayores de 30 años. Es importante destacar el hecho de que el 4,4% eran menores de edad.
El 80% acudió antes de las 24 h poscoito. El método anticonceptivo habitualmente utilizado fue el preservativo (88,8%), el 2,2% usaba métodos hormonales, el 9% ningún método anticonceptivo y ninguna de ellas usaba DIU. El motivo más frecuente de solicitud fue la rotura del preservativo (91%). En el 65,2% de los casos era la primera vez que requerían AE. En cuanto al nivel de instrucción académica, el 2,2% sólo sabía leer y escribir, el 37,1% había cursado estudios primarios, el 34,8% estudios secundarios y el 25,8% universitarios (tabla 1)
Se encontró una relación estadísticamente significativa entre el tiempo transcurrido hasta la demanda y el uso anterior de AE (p = 0,032), así como con el nivel de instrucción académica (p = 0,005) (tabla 2). No se encontró esta relación con el motivo de solicitud (p = 0,37) ni con el tipo de método anticonceptivo usado habitualmente (p = 0,86) (tabla 3).
Discusión
Los resultados obtenidos en este trabajo coinciden con todos los encontrados en distintas publicaciones nacionales19-23 e internacionales4,24-27. En general se trata de mujeres jóvenes (menores de 25 años), solteras y nulíparas.
Según un cuadro publicado en la guía para la prestación de servicios de la Organización Mundial de la Salud4, la razón principal por la que se solicitaría AE sería el haber practicado relaciones sin protección. Este hecho difiere de lo concluido en nuestro estudio y en otros realizados en el ámbito nacional, en los que el principal motivo de solicitud fue la rotura del preservativo. Así, en nuestro trabajo el número de consultas por fallo del preservativo resultó ser del 91%. En posteriores estudios se debería intentar conocer algo más sobre las posibles causas de fallo de un método como éste, tan ampliamente utilizado y considerado seguro.
Son importantes los casos de menores de edad (en nuestro estudio, el 4,45%), por el significado que tienen y por la polémica que pueden llegar a suscitar.
Casi todas las mujeres (79,8%) percibían el coito no protegido como una urgencia y acudían antes de transcurridas 24 h. La demanda se llevó a cabo fundamentalmente en horario nocturno y en días festivos o fines de semana. Hay que destacar que en este horario no están en funcionamiento los centros de planificación familiar.
Existía una relación estadísticamente significativa (p = 0,032) entre la solicitud previa de AE y la premura de la demanda. En contra de lo que cabría esperar, las que ya la habían utilizado fueron las que tardaron más en consultar (hasta 60 h). Esto nos condujo a la necesidad de insistir en una orientación adecuada respecto estos métodos en mujeres que ya los habían empleado a previamente y a hacer hincapié en su aplicación lo antes posible tras el coito desprotegido, para aumentar su eficacia2.
Podría pensarse que el nivel de estudios debería influir en un mayor conocimiento en temas de anticoncepción. Encontramos una relación estadísticamente significativa entre precocidad de la demanda y el nivel de instrucción académica de las solicitantes (p = 0,005). Las universitarias y las que tenían nivel básico de instrucción fueron las que tardaron menos tiempo en solicitar AE (el 100% en ambos casos).
No pudimos encontrar una relación estadísticamente significativa entre una demanda más temprana y el método anticonceptivo habitual, y tampoco con el motivo de solicitud. Esto podría deberse a que el preservativo fue el método más utilizado (88,8%) y a que los problemas con éste representaron el 91% de los motivos de solicitud. Se observó que las mujeres que habían tenido relaciones sin protección acudieron más tarde que el resto, al contrario de las que usaban anticonceptivos hormonales como método habitual. Estos hallazgos podrían significar grados diferentes de información o inquietud sobre la anticoncepción.
Podemos concluir que la mayoría de las mujeres incluidas en este estudio perciben el coito no protegido como una situación urgente, son jóvenes que utilizan el preservativo como método anticonceptivo habitual y consultan por fallos del mismo, y que en un tercio de los casos habían utilizado AE previamente.
Existe una relación estadísticamente significativa entre el tiempo transcurrido hasta la demanda y el uso previo de AE y el nivel de instrucción académica. Sin embargo, no se encontró significación estadística entre la demanda temprana y el método utilizado, ni con el motivo de solicitud.
Al ser los centros de urgencias los únicos (junto con las urgencias hospitalarias) que atienden en horario nocturno, fines de semana y festivos, deberían asumir la AE como una prestación más dentro de sus actuaciones y contar con protocolos unificados que garantizaran la continuidad en la asistencia a estas mujeres.
Agradecimiento
Agradecemos la inestimable colaboración de la Unidad de Docencia e Investigación del Área 11 de Madrid por su ayuda en el análisis informático de los datos. Asimismo, queremos dar las gracias al Dr. Luis Herrera por sus orientaciones en la redacción del trabajo y al coordinador de Urgencias del Área 11, el Dr. Miguel Roa, por el apoyo constante que nos ha brindado durante todo el proceso.