Introducción. La tuberculosis sigue siendo un problema de salud en nuestro país, manteniendo una elevada prevalencia. La localización más frecuente de la enfermedad tuberculosa es la pulmonar, y las formas extrapulmonares vienen a significar entre un 20 y un 30% del total de casos1,2. La localización osteoarticular supone un 15% de los casos extrapulmonares, y afecta con frecuencia decreciente a la columna vertebral dorsolumbar, las caderas y las rodillas3, siendo en la actualidad la localización esternoclavicular muy rara. Se presenta un caso de artritis tuberculosa en la articulación esternoclavicular.
Caso clínico. Paciente de 75 años, diagnosticado de lupus eritematoso sistémico (LES) hacía 2 años y en tratamiento con corticoides sistémicos desde entonces, con dosis superiores a 20 mg/kg/día, cardiopatía isquémica, y afectado de silicosis pulmonar, de profesión minero, consumidor de más de 60 g/día de alcohol hasta hace 4 años y fumador de 15 cigarros/día. Fue derivado desde atención primaria con el diagnóstico de tuberculosis pulmonar, con baciloscopia de esputo positiva y posterior cultivo positivo para Mycobacterium tuberculosis, por un cuadro de 2 meses de evolución con tos y expectoración, fiebre, astenia, pérdida de peso, anorexia, así como dolor en el hombro y la clavícula izquierdos, de características inflamatorias, acompañado de una tumoración dolorosa de 3 * 3 cm, adherida, levemente indurada y con discreto aumento de la temperatura. La radiografía de tórax mostraba un patrón intersticial con zonas de broncograma aéreo en ambos lóbulos superiores, la ecografía de la articulación esternoclavicular izquierda evidenciaba un engrosamiento y distensión de la cápsula articular con contenido heteroecogénico dentro de un seno hipoecogénico, fluctuante. Se puncionó la articulación, y en la muestra obtenida aparecieron abundantes bacilos ácido-alcohol resistentes y el cultivo fue positivo para Mycobacterium tuberculosis. Se inició tratamiento con rifampirina, pirazinamida e isoniarida durante 6 meses. La evolución clínica fue favorable y no requirió desbridación quirúrgica.
Discusión y conclusiones. La artritis tuberculosa esternoclavicular representa aproximadamente el 1-2% de todos los casos de tuberculosis osteoarticular4. Las series publicadas más destacadas son Autzen5 con 10 casos de afección esternoclavicular descritos sobre un total de 100 casos de tuberculosis ósea, Goldblatt6 en una revisión de 449 casos de tuberculosis ósea halló 4 de afectación esternoclavicular, Davies et al7 describen un caso de una serie de 198 pacientes con tuberculosis ósea, Martini8 describe otro caso de lesión esternoclavicular de un total de 642 casos de tuberculosis ósea y, finalmente, Tuli9 de un total de 1.074 casos de tuberculosis ósea describe 4 de tuberculosis esternoclavicular. Puede aparecer junto a la enfermedad pulmonar, como en nuestro caso, o de manera aislada, y el inicio de los síntomas suele ser insidioso.
El dolor, localizado en la región cervical, el hombro o en la propia articulación, suele ser el síntoma inicial, y posteriormente aparecerá una tumoración en la articulación, la mayoría de los pacientes acuden a consultar en este estadio, y finalmente, si el proceso sigue evolucionando, puede fistulizarse a piel o incluso formar abscesos mediastínicos10-12.
La radiografía convencional de la articulación aporta muy poca información, la ecografía es de gran utilidad, la tomografía computarizada y la resonancia magnética, en especial esta última, son las que mayor información aportan sobre el grado de destrucción articular y la extensión de la lesión a los tejidos cercanos. El diagnóstico definitivo se obtiene con el estudio microbiológico.
Algunos autores recomiendan pautas de tratamiento prolongadas de 12 a 18 meses, pero en la mayoría de los casos 6 meses es suficiente13.
En definitiva, la tuberculosis ósea debe incluirse en el diagnóstico diferencial de las lesiones articulares u óseas, incluso en huesos tradicionalmente no afectados.