Sres. Directores: La miositis aguda benigna de la infancia es un cuadro con una presentación clínica alarmante que se resuelve espontáneamente sin secuelas en pocos días. Se han comunicado 5 grandes series de pacientes en la literatura, que incluyen 162 niños1-5. En 77 casos se realizaron estudios virales: 48 (62%) de los 77 pacientes estaban infectados con influenza B y 19 (25%) con A. En una pequeña proporción de casos se identifican otros agentes virales. Este síndrome difiere claramente del cuadro de miositis tóxica asociada a influenza, tanto por la edad de presentación y clínica asociada, como por la frecuencia de complicaciones; y no deberían plantearse problemas en su diferenciación. La miositis aguda benigna afecta a niños preferentemente en edad escolar, los síntomas se presentan en el período de recuperación de una infección respiratoria, los gemelos y soleo son habitualmente los únicos músculos afectos, el cuadro se resuelve espontáneamente en 3-5 días y la mioglobinuria es muy infrecuente.
La presencia de rabdomiólisis con mioglobinuria representa muy probablemente un extremo del espectro clínico del cuadro. Solamente hemos podido encontrar 2 niños con rabdomiólisis y mioglobinuria asociados a influenza en una revisión de la literatura6,7. Existen además otros 2 pacientes descritos sin confirmación virológica8. En estos casos la existencia de orinas oscuras fue el primer signo de alarma de esta complicación y presentaron la típica tríada virtualmente diagnóstica de mioglobinuria: orina ortotolidina positiva sin hematuria, cilindros pigmentados en el sedimento y elevación de la creatincinasa sérica. No siempre se siguió de fracaso renal7.
En contraste con la entidad anteriormente mencionada, se ha descrito un cuadro de miositis asociado a influenza en pacientes adultos de una mayor severidad9. Los síntomas comienzan al o cerca del inicio del proceso infeccioso, la fiebre suele ser alta y acostumbra acompañarse de afectación del estado general, los músculos se ven afectados de forma difusa, más extensamente que en la miositis de la infancia y se asocia a debilidad muscular. Estos pacientes presentan mioglobinuria, asociada o no a fracaso renal, en una significativa proporción de casos.
Por tanto, cuando se presenten los síntomas típicos de la miositis aguda benigna de la infancia, un diagnóstico de sospecha de esta entidad podría realizarse con una elevada certidumbre en el ámbito ambulatorio y probablemente sólo se requiera una observación estrecha del paciente hasta la resolución del cuadro. Esta constelación de síntomas presentes en el período de recuperación de una infección respiratoria febril incluyen: dolor severo con acusada sensibilidad álgica gemelar, marcha anormal o imposible, preservación de la fuerza muscular y dolor gemelar intenso a la dorsiflexión. La realización de exámenes complementarios, análisis elemental de orina, pruebas de función renal y/o enzimas musculares no estaría justificada de forma rutinaria, reservándose para los infrecuentes casos con sintomatología atípica (mayor extensión de la afectación muscular, síntomas de toxicidad asociados y/o presencia de orinas oscuras).
Por último, nos gustaría realizar un breve comentario en relación con la recurrencia del proceso en uno de nuestros pacientes. Esta eventualidad ha sido comunicada en 2 casos de la serie de 35 pacientes descritos por Ruff et al5 asociada a infección con diferentes cepas de influenza, lo que también podría haber ocurrido en nuestro paciente.