La retinopatía diabética (RD) es la complicación microvascular más frecuente de los diabéticos y la primera causa de ceguera en menores de 60 años; no obstante, el riesgo de pérdida visual y ceguera puede reducirse mediante programas que combinen métodos para la detección precoz con el tratamiento efectivo de esta enfermedad1,2.
En Andalucía, el Plan Integral de Diabetes3, mediante la dotación de retinógrafos no midriáticos4,5 a los distritos sanitarios, pretende hacer accesible este servicio a la totalidad de la población diabética tipo 2 y que lleguen al oftalmólogo sólo aquellas retinografías que tengan anomalías o que no sean valorables por calidad insuficiente de la imagen.
Con el objetivo de verificar la inexistencia de lesiones de RD en las retinografías clasificadas como normales por el médico de familia, se planteó el siguiente estudio.
Se trata de un estudio observacional descriptivo llevado a cabo en la Unidad de Gestión Clínica (UGC) Molino de la Vega en Huelva.
La población estaba constituida por retinografías de pacientes diabéticos tipo 2 que se encontraban dentro del Plan Integral de Diabetes y que fueron realizadas en los años 2007 y 2008. Dichas retinografías estaban clasificadas previamente como normales, es decir, en ellas el médico que había realizado la lectura había descartado lesiones de RD.
Calculamos la muestra para una proporción de desacuerdo del 15%, precisión del 5% y confianza del 95%, obteniendo un tamaño muestral mínimo para realizar la estimación de 196 retinografías. Para obtenerlas, se han extraído aleatoriamente 98 sujetos de nuestra población.
Posteriormente estas retinografías han sido valoradas por un oftalmólogo que desconocía el diagnóstico dado por el médico de familia.
De los pacientes estudiados un 51% fueron mujeres, con una edad media de 60 años (DE 0,81) y un índice de masa corporal de 29,17 (DE 0,42). No eran fumadores un 84,8%. La media de hemoglobina glucosilada era de 6,89 (DE 0,13) y el tiempo medio de evolución de la diabetes 9,68 años (DE 0,69). La mayoría no presentaban nefropatía (95,2%) y se encontraban en tratamiento con antidiabéticos orales (58,2%).
En cuanto a la lectura realizada por el oftalmólogo, éste determinó que 8 de las retinografías no eran valorables por calidad insuficiente de la imagen (4,1%) y que en 2 existían lesiones de retinopatía diabética leve (1,1%), estimándose un acuerdo porcentual entre la lectura realizada por el oftalmólogo y el médico de familia del 98,9% con un intervalo de confianza al 95% (95,78-99,81).
No hemos encontrado en la literatura médica criterios para definir una retinografía como no valorable y tampoco tenemos constancia de que haya un consenso entre médicos de familia y oftalmólogos. Creemos, por tanto, que deberíamos insistir sobre este punto debido a las diferencias que hemos encontrado en nuestro estudio.
Al realizar el cálculo de concordancia entre ambas lecturas, hemos valorado la ausencia o no de RD, es decir, las retinografías no valorables no han sido incluidas dentro del grupo en el que se han encontrado lesiones (ya que efectivamente no se han encontrado lesiones en ellas) sino en el grupo con ausencia de lesiones. A pesar de esto, según el acuerdo existente, las retinografías no valorables deben ser enviadas al oftalmólogo, por lo que podríamos incluirlas en el grupo en el que se han encontrado lesiones ya que también tenían que haber sido enviadas (podemos considerarlas como discordancias). Realizando el cálculo de esta otra forma, el acuerdo porcentual ha resultado del 94,87% (IC 90,5-97,37).
De todos modos, la concordancia encontrada en ambas situaciones ha sido muy alta, por lo que consideramos el Plan Integral de Diabetes una herramienta muy válida para la detección precoz de RD.