Sr. Director: Hemos leído el artículo "Anticoncepción de emergencia"1 y queremos hacer algunas puntualizaciones. Sobre la referencia a la "prevención primaria de embarazo no deseado", hay que precisar que la prevención primaria se define como aquella que tiene por objeto disminuir la probabilidad de ocurrencia de afecciones y enfermedades. Las medidas de prevención primaria actúan en el período prepatogénico de la historia natural de la enfermedad, antes del comienzo biológico2.
El efecto de la administración periovulatoria del levonorgestrel sobre el ciclo menstrual no ha sido todavía bien establecido, por lo que no se puede afirmar con seguridad que su efecto es previo a la implantación3.
En el artículo se afirma que la gestación comienza en la implantación y que antes de la misma la anticoncepción de emergencia (AE) no puede tener un efecto abortivo. La gestación, por definición, comienza en la fecundación y finaliza con el parto. Al producirse la fecundación, comienza la vida de un nuevo ser, y ésta debe ser protegida desde este momento. Lo contrario es un aborto aunque sea previo a su implantación.
Se afirma además que con esta anticoncepción se evitarían un millón de IVE y dos millones de embarazos no deseados que finalizarían en parto. En realidad, si consideramos lo anterior, sólo se evita el procedimiento quirúrgico, pero no la interrupción del embarazo, si éste se hubiera producido. No creemos que sea nada grave que un embarazo termine en parto, sino que es simplemente su forma natural de concluir.
Para utilizar la AE, sería importante conocer el momento del ciclo menstrual en que se encuentra la mujer. Se ha comprobado que una relación sexual no protegida 3 días antes de la ovulación termina en embarazo en el 15% de las mujeres; uno o 2 días antes de la ovulación, en el 30%, y en el mismo día de la ovulación, en un 12%. Más de dos días después de la ovulación, la probabilidad de embarazo se aproxima a cero4. Si se administra en un día infértil, se está haciendo iatrogenia sin ningún beneficio posible. Creemos que sería más aconsejable la educación para la salud en el conocimiento de los medios de regulación natural de la fertilidad.
La conclusión del artículo es que los sanitarios y la sociedad debemos mejorar el acceso a AE mediante la educación, el consejo y la prescripción adelantada del tratamiento. Creemos que esto aumentaría su empleo en casos en los que estaría contraindicado, así como su empleo indiscriminado. Consideramos que un artículo publicado en la sección de formación continuada debe tener un rigor científico acorde con los conocimientos actuales, para ser asumible por todos los profesionales de atención primaria.