Introducción
El consumo de alcohol, tabaco y drogas, se asocia a un gran número de problemas, tanto médicos como sociales en la adolescencia. Por ello, resulta necesario conocer su consumo, así como los factores asociados y las peculiaridades de cada zona, para a partir de ello plantear estrategias de prevención1-10. El objetivo de este estudio fue conocer el consumo de alcohol, tabaco y drogas, así como algunas variables sociofamiliares asociadas, en los alumnos de enseñanza secundaria (bachillerato, enseñanza secundaria obligatoria y formación profesional) del municipio de Lugo.
Material y método
Realizamos un estudio transversal descriptivo sobre una muestra de estudiantes pertenecientes a los centros de enseñanza secundaria del municipio de Lugo, entre los meses de abril y mayo de 1994.
El tamaño muestral para una precisión del 3,5% y un nivel de confianza inferior al 0,05% fue de 768 alumnos. En previsión de posibles pérdidas (ausencia de clase el día de la encuesta, cumplimentación errónea, negativa a contestar), sobreestimamos la muestra en un 10%. Ningún alumno se negó a contestar la encuesta y sólo desechamos 10 por mala cumplimentación. Al final obtuvimos un total de 805 encuestas válidas. Realizamos un muestreo estratificado según el tipo de enseñanza, con selección aleatoria posterior de aulas. En cuanto a la distribución de la muestra por sexo, 407 (50,6%) eran varones y 397 (49,4%) mujeres, y por edad, 182 (22,6%) tenían 14 años, 187 (23,3%) 15 años, 407 (21,4%) 16 años, 171 (21,3%) 17 años y 91 (11,4%) más de 17 años.
Para conocer el consumo empleamos un cuestionario anónimo semicerrado, autocumplimentado, modificado del utilizado por Amengual Munar et al4, que comprende 89 preguntas.
Para el análisis estadístico empleamos el programa informático SPSS/PC. Según el tipo de variables calculamos porcentajes, medias o medianas. Para comparar porcentajes utilizamos la prueba de ji al cuadrado y para comparar medias la t de Student o la U de Mann-Whitney.
Resultados
El 34,6% (278) eran bebedores habituales (consumidores de alcohol a diario o los fines de semana y/o festivos). Las bebidas más consumidas fueron: cerveza (22%) y combinados (16,7%). Respecto a cantidad de alcohol ingerido por semana, los más consumidos fueron el vino (82 g) y la cerveza (63 g). La mediana de consumo en bebedores habituales fue de 72,5 g/semana (30-148,5). Un 43,3% (347) se había embriagado al menos una vez en los últimos 6 meses, y de esta cifra un 7,1% (17) en más de 13 ocasiones. En la tabla 1 se recogen las variables que se asociaron de forma estadísticamente significativa a ser bebedor habitual. También encontramos relación entre ser consumidor habitual y disponer de mayor cantidad de dinero para gastos semanales (p<0,00001).
El 25,7% (207) eran fumadores habituales (fuman a diario y los fines de semana y/o festivos) siendo la mediana de consumo de 40 cigarrillos/semana (15,0-80,0). En la tabla 2 se recogen las variables que se asociaron significativamente a ser fumador habitual. Encontramos asociación entre ser fumador habitual y la disponibilidad de dinero para gastos semanales (p<0001).
Los porcentajes de consumo de drogas ilegales fueron: un 12,3% (99), cannabis; un 10,1% (81), tranquilizantes; un 7,5% (60), anfetaminas; un 4,6% (37), somníferos; un 2,1% (17), cocaína, un 1,9% (15), LSD, y un 1,5% (12), heroína. Los medios por los que recibieron más información sobre drogas fueron: un 38,7% (308) por la televisión y un 23,7% (189) por los padres. Un 39,3% (299) consultarían a sus padres en caso de tener algún problema relacionado con la droga y un 27,2% (207) a un amigo no consumidor. En la tabla 3 se recogen las variables asociadas de manera estadísticamente significativa al consumo de drogas ilegales. Disponer de más dinero semanal para gastos, se asoció significativamente al consumo de drogas (p<0,002).
Discusión
El consumo de alcohol fue mayoritariamente ocasional o de fin de semana, destacando un grupo en el que las embriagueces son muy frecuentes. Dentro de los bebedores habituales, la cantidad de alcohol ingerida semanalmente es elevada. Estos datos concuerdan con los comunicados por otros autores en otras áreas geográficas3,4,6,8 y reflejan un elevado consumo de alcohol. Casi 3 de cada 4 alumnos no fuman o lo hacen de modo ocasional. Los fumadores habituales consumen una cantidad elevada de tabaco a la semana. A diferencia de los adultos el porcentaje de fumadores habituales es mayor entre las mujeres que entre los varones, datos similares a los de otros estudios4,6,8.
Al igual que en otros estudios4,6 las drogas ilegales más consumidas fueron el cannabis, los tranquilizantes y las anfetaminas. Dos de cada 5 adolescentes reciben la información sobre las drogas a través de la televisión, con el riesgo que esto supone para una personalidad que se está formando.
Coincidimos con Amengual Munar et al4 en la apreciación de la asociación del consumo de alcohol y tabaco con el de drogas ilegales y por ello creemos también que las estrategias de prevención deben abordarse de forma conjunta.
La familia debe ser un campo al que dirigir las estrategias, dada la asociación del consumo de alcohol y tabaco en los adolescentes y el consumo de los padres. También es el lugar de inicio del consumo de estas drogas3,7,8,10. Además las actividades preventivas deberían dirigirse a las escuelas1,5.
La asociación del consumo de drogas a variables sociofamiliares como participar en peleas, considerarse mal estudiante, repetir curso y tener una mala relación con los padres, apuntan hacia una tendencia a la violencia y probables rasgos de personalidad que no eran objetivo de este estudio pero que sería interesante analizar9,10. La asociación entre disponer de más dinero para los gastos y el consumo nos plantea si es la disponibilidad lo que hace que el consumo sea mayor o, por el contrario, éste es el que lleva a conseguir más recursos. Otro aspecto no analizado en este estudio pero de interés sería conocer con quién consumen las drogas los adolescentes, para buscar factores de riesgo o efectos protectores del grupo en el que se mueven habitualmente.
A la vista de los resultados se necesitan estudios prospectivos para conocer si las variables que demostraron asociación se comportan realmente como factores predisponentes para el consumo de drogas.