El uso recreativo de la cocaína se relaciona con la aparición de efectos agudos neurológicos1. España presenta la mayor tasa de consumo de Europa, junto con el Reino Unido2. Pocos trabajos han analizado la prevalencia del consumo oculto, esto es, que el paciente no identifica como causa de su consulta. Por esto, diseñamos un estudio prospectivo con el objetivo de conocer la incidencia de consumo no declarado de cocaína entre pacientes que acudían a urgencias hospitalarias por enfermedad neurológica, y si éste suponía un aumento del gasto sanitario derivado de la asistencia urgente.
Entre octubre de 2005 y septiembre de 2006 se determinaron los niveles de cocaína en orina de pacientes de 16 a 65 años que acudieron a urgencias con un motivo de consulta de tipo neurológico (códigos CIE 9MC 430–438, 780.0–780.4 y 784.0), en las que el paciente no relacionaba su consulta, ni espontáneamente ni tras la anamnesis, con el consumo de cocaína reciente, pero donde el médico por sospecha clínica o protocolo asistencial precisaba de su determinación analítica.
Las variables estudiadas fueron edad, sexo, solicitud y número de pruebas complementarias (analítica, radiografía, tomografía computarizada y ecografía), destino del paciente (ingreso, alta, fallecimiento), tiempo de estancia en urgencias cuando no ingresaba y días de estancia hospitalaria.
La determinación de cocaína (benzoilecgonina y éster de metilecgonina) se realizó mediante ensayo semicuantitativo con tecnología de inmunoanálisis de polarización de la fluorescencia (AxSYM System, Abbott laboratories, Illinois, EE. UU.). Se consideró positivo un valor superior a 300ng/ml. La significación estadística (pruebas de chi-cuadrado y exacta de Fisher, según procediera) se tomó para valores de probabilidad inferiores a 0,05.
Se recogieron datos de 101 pacientes de los que se obtuvo una prevalencia de consumo no declarado de cocaína del 5,9%. Las características demográficas y asistenciales se presentan en la tabla 1. No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre consumidores y no consumidores en las variables estudiadas, tanto demográficas como en estancias y en consumo de recursos diagnósticos. Ningún paciente de la serie falleció.
Características demográficas y clínicas
Total | Cocaína + | Cocaína − | p | |
n=101 | n=6 | n=95 | ||
Edad, años | 36±12,3 | 32±8,3 | 36±12,5 | 0,44 |
Sexo masculino, n.o (%) | 71 (70,3) | 4 (66,7) | 67 (66,7) | 0,99 |
Tiempo en urgencias, horas | 10±11,1 | 15±18,7 | 10±10,3 | 0,72 |
Ingreso, n.o (%) | 36 (35,6) | 2 (33,3) | 34 (35,8) | 0,99 |
Tiempo de ingreso, días | 12±17,8 | 15±8,5 | 12±18,1 | 0,33 |
Realización de analítica, n.o (%) | 99 (98,2) | 6 (100) | 93 (97,9) | 0,99 |
Analíticas, media (DE) | 1,7±1,01 | 2±0,82 | 2±1 | 0,92 |
Realización de radiografía, n.o (%) | 87 (86) | 4 (66,7) | 83 (87,3) | 0,36 |
Radiografías, n.o | 1±0,77 | 1±0,75 | 1±0,77 | 0,43 |
N.o de ECG ≥1, n.o (%) | 3 (3) | 0 (0) | 3 (3,1) | 0,99 |
N.o de TC ≥1, n.o (%) | 42 (41,6) | 4 (66,7) | 38 (40) | 0,43 |
N.o de ecografías ≥1, n.° (%) | 1 (1) | 0 (0) | 1 (1,0) | 0,99 |
DE: desviación estándar; ECG: electrocardiograma; TC: tomografía computarizada.
Aunque no hemos encontrado en la literatura médica trabajos similares a éste, tomando como referencia el dolor torácico, nuestra prevalencia fue inferior al 25% aportado por Sanjurjo et al3 y al 6,4% hallado por nuestro grupo4.
En la serie de Sopeña et al5, donde analizan los ingresos hospitalarios relacionados al alta con el consumo de cocaína, el porcentaje de sospecha de consumo al ingreso fue sólo del 46%. Nuestro estudio incide, en el mismo sentido, de un probable infradiagnóstico de la asociación cocaína-enfermedad neurológica. Como afirman Blanco et al, debería realizarse un análisis toxicológico a todo paciente joven con enfermedad neurológica aguda, debido a su fácil realización y a su valor diagnóstico1.
Aunque en este trabajo la cocaína no se asoció con una mayor utilización de recursos sanitarios, no hemos estudiado los efectos crónicos neurológicos ni neuropsiquiátricos. Por eso, este resultado debe situarse exclusivamente en el contexto de casos agudos. El tamaño de la muestra limita, además, el análisis por enfermedades o gravedad, aspectos por desarrollar en futuros estudios, donde la prevalencia hallada servirá para calcular el tamaño muestral.
Aunque la cocaína puede dar positiva en orina incluso 2 semanas después de su consumo, esto no resta valor a su detección, pues su consumo debe considerarse como factor de riesgo vascular cerebral6 y propiciar intervenciones terapéuticas agudas específicas, de prevención y de educación sanitaria.
Es posible, pues, que exista un infradiagnóstico del consumo de cocaína en pacientes atendidos en urgencias con enfermedad neurológica aguda a tener en cuenta sobre todo en sujetos jóvenes.
FinanciaciónTrabajo financiado por el Plan Nacional sobre Drogas, Ministerio de Sanidad y Consumo, convocatoria de 2004.