Fuentes de financiación recibidas: Fondo de Investigación Sanitaria/Fondos Europeos de Desarrollo Regional (PI N.º: 041320).
Sr. Director: En los últimos años se han publicado en la revista ATENCIÓN PRIMARIA numerosos artículos que señalan la escasa investigación realizada en atención primaria, así como las dificultades que conlleva1-3. En un reciente «Editorial» de esta Revista se afirmaba que la atención primaria y el profesional sanitario deben realizar ensayos de calidad y que ello repercute en la mejora de su actividad clínica3. Además de la medicina, otros grupos profesionales de atención primaria hablan de la necesidad de investigar4,5.
En el año 2004, el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) evaluó favorablemente un proyecto de investigación en el que participaban 4 áreas de salud y una universidad. El proyecto recibió una parte de la financiación económica solicitada6.
El grupo investigador estaba formado por 26 profesionales: fisioterapeutas de atención primaria, de la universidad y especialistas en salud pública.
Se aplicaron diversas estrategias en la planificación del trabajo de campo:
1. Formación de los fisioterapeutas, para garantizar la homogeneidad de las intervenciones y evaluaciones.
2. Entrega de material necesario (cuadernos de recogida de datos, cuadernos de trabajo de campo, algómetros, etc.).
3. Comunicación por correo institucional y electrónico, así como reuniones para mejorar la captación y la organización. Seguimiento periódico de los pacientes captados y evaluados.
4. Motivación del grupo: entrega de certificados FIS. Material bibliográfico para los fisioterapeutas más implicados en el proyecto.
El principal problema en el desarrollo del trabajo de campo fue la captación de los pacientes (compatibilizar la captación con la consulta habitual según criterios de selección estrictos y la Oferta Pública de Empleo 2001 [OPE]; el proceso de formalización de las distintas plazas hizo que se detuviera más aún la captación).
Una de las premisas del FIS para seleccionar proyectos viables ha sido la estabilidad laboral. En este caso, se ha corroborado esta «necesidad». Sin embargo, esta premisa resulta incongruente si se trata de fomentar la investigación entre los profesionales sin una plaza en propiedad.
La escasa financiación que reciben los proyectos que evalúan la efectividad de intervenciones no farmacológicas (educativas, fisioterapéuticas, entre otras), junto con la clara discriminación investigadora que sufren determinados colectivos de las ciencias de la salud, hace que resulte complejo llevar a cabo estudios multicéntricos que consigan un adecuado tamaño muestral.
No sólo se trata de diseñar estudios metodológicamente correctos, lo realmente complicado es ponerlos en marcha y finalizarlos con éxito. Para ello, apenas se cuenta con el esfuerzo de unos pocos profesionales entusiasmados por la investigación. El grado de implicación de los profesionales que deben generar la información es variable y está determinado por la creciente presión asistencial.
El hecho de que un ensayo pueda estar referido en una revisión sistemática de la Colaboración Cochrane no ha sido suficiente estímulo para conseguir el tamaño muestral que nos habíamos planteado en un principio. Si la industria farmacéutica tiene problemas de captación utilizando como elemento motivador los incentivos económicos, qué no ocurrirá en los estudios que no disponen apenas de recursos.
Esta situación genera un vacío importante en una parcela del conocimiento esencial para la salud pública. Recientemente se publicaba el tipo de estudios desarrollados entre 1991 y 1999 en la revista Fisioterapia,y destacaba la ausencia de ensayos clínicos aleatorizados5.
Se necesitan estudios más amplios con ayuda económica y participación de un mayor número de centros y fisioterapeutas que continúen la línea de evaluación de la efectividad de intervenciones en fisioterapia en atención primaria.