Sr. Director: Tras haber leído con atención el interesante artículo original de M. Benítez et al1, desearíamos hacer algunos comentarios.
Los autores se proponen entre sus objetivos valorar la influencia de las características de los centros de salud en el grado de control de la hipertensión arterial, concluyendo que en los centros docentes y urbanos los hipertensos están peor controlados.
Sin embargo, hay una serie de factores que no se han tenido en cuenta y ponen en entredicho la validez interna del estudio:
En primer lugar, el diseño de tipo descriptivo no permite hacer asociaciones causales entre el tipo de centro y el grado de control. Para establecer causalidad, el diseño del estudio debe ser analítico2.
No se ha justificado la exclusión de los centros no reformados. Al ser ambientes sanitarios con características especiales, creemos que su inclusión alteraría sensiblemente los resultados.
La clasificación de «centro docente» se basó en exclusiva en el hecho de que en él trabajaran residentes. Los MIR, como sabemos, realizan a menudo guardias en centros que sólo han sido acreditados para esta actividad, sin atender en consulta ordinaria a los pacientes de un cupo. Desconocemos si este hecho se ha tenido en consideración.
Tan sólo se han recogido los dos últimos valores de presión arterial, sin una justificación explícita. Quizá una media de mayor número de mediciones se aproxime más a la realidad. Tampoco se indica el personal que ha realizado esos controles, cuando sabemos que las presiones son diferentes según la midan médicos o enfermería3. No sabemos si han existido automedidas de presión arterial (controles realizados por el propio paciente), aún más fiables en clínica si se emplea el método adecuado4.
Faltan otros datos interesantes, como el tiempo de evolución de la hipertensión, el conocimiento o no de los pacientes de la realización del estudio o el hecho de que los residentes hayan tomado la presión arterial con el consiguiente efecto de bata blanca5.
Queremos reseñar que en el artículo no se menciona el tamaño de la población de estudio, dato conveniente para asegurar la repetibilidad en caso de que otro investigador quisiera emprender un trabajo similar.
Por último, comentar que el hecho de haber escogido como criterio diagnóstico de diabetes 2 glucemias > 140 mg/dl habrá sobrestimado el número de casos, dado que el diagnóstico se establece en la actualidad a partir de 126 mg/dl6.