Sr. Director: Respecto a la carta de P. Iglesias1, hemos de agradecer al compañero la oportunidad que nos brinda, por una parte, para precisar algunos puntos y, por otra, realizar algunas consideraciones.
El objetivo del estudio fue valorar si existe un control adecuado de la PA en la población hipertensa y en la población hipertensa y diabética atendida en los CAP de Cataluña, así como si las características del centro influyen en el grado de control de esta población2. Las conclusiones manifestaban literalmente: «Existe un bajo grado de reducción de las cifras de PA entre la población hipertensa y diabética de Cataluña. Presentar otros factores de riesgo cardiovascular asociados, tener menos de 65 años y ser atendido en un centro docente y urbano se asocia a un peor control tensional.»2
Efectivamente no ha sido un estudio diseñado para hallar una relación causal; por tanto, recomendamos releer la conclusión: simplemente una asociación. En ningún apartado de nuestro artículo se hacen afirmaciones en otro sentido. De entrada, dejamos muy claro en el diseño de nuestro estudio que se trata de un estudio descriptivo transversal, no longitudinal, y por tanto no da lugar a establecer relaciones causa-efecto. Ni el tipo de análisis estadístico usado ni las medidas reflejadas en los resultados, ni tampoco la discusión, permiten deducir en ningún caso que pretendamos encontrar o llegar a determinar relaciones de causa-efecto3.
La inclusión únicamente de centros reformados se sitúa en la necesidad de conocer qué sucede en los centros en que se ha desarrollado la reforma de la atención primaria. Múltiples trabajos han analizado el control de la PA (no nos gusta este término, y preferimos hablar de reducción de cifras tensionales) en otros ambientes sanitarios con características especiales (?).
Los centros docentes eran aquellos en los que los residentes de medicina familiar y comunitaria efectuaban su formación completa: asistencial, docente e investigadora en el propio centro.
Se recogió efectivamente la media de los dos últimos registros de la PA. El seguimiento podía haber sido tanto por el personal de enfermería, con un protagonismo fundamental en el seguimiento de este y otros factores de riesgo4, como por personal médico. De hecho, no sesgar por profesionales es una aproximación más fidedigna a la realidad. ¡De sobras es conocido el efecto de bata blanca en normotensos e hipertensos ante distintos medios y profesionales!
No se recogió el tiempo de evolución, difícil por otra parte de conocer, ya que en todo caso podríamos haber registrado, como se ha efectuado en otros trabajos, tan sólo su antigüedad conocida.
Respecto al tamaño de la población de estudio, se seleccionó finalmente un total de 2.240 pacientes atendidos en una muestra de los centros de atención primaria de Cataluña. Si bien es cierto que no se menciona en la tabla ni en el apartado de «Material y métodos», sí que se menciona en el artículo previo, del cual éste es una segunda parte. Fue un error por nuestra parte el haber omitido este primer artículo, donde se comentaban estos datos que habrían ayudado a esclarecer parte de estas dudas. Los centros auditados representaban ese año el 59,5% de la totalidad5.
La última consideración que efectúa Iglesias la dejamos a criterio del lector: el hecho de haber escogido como criterio diagnóstico de diabetes 2 glucemias > 140 mg/dl habrá sobreestimado el número de casos, dado que el diagnóstico se establece en la actualidad a partir de 126 mg/dl. Digamos simplemente que en aquel momento los criterios diagnósticos establecían 140 mg/dl como punto de corte.
Aunque no compartimos el título de la carta, nos gusta por provocativo. No pensamos que la docencia sea un factor de riesgo, al menos no puede concluirse por nuestro estudio y los datos obtenidos. Si es por otros motivos, que intuimos, habrá que demostrarlo.
Se observaron unas cifras de PA más elevadas en centros docentes y en el medio urbano. Obviamente podría explicar este hecho una distinta situación de partida por motivos varios, comentados en la discusión.
Hay que recordar que la protocolización de actividades sobre riesgo cardiovascular se acompaña de un mayor registro de los FRC, pero no de un mejor control de éstos6.
Por último, quisiéramos resaltar la importancia de disponer de datos, obtenidos por auditoria externa, acerca no simplemente de las cifras de PA, sino de otros procesos que tienen lugar en la HTA: el diagnóstico, el seguimiento, el abordaje multifactorial y la infraestructura.