Introducción. Por todos es conocido que el preservativo masculino se suele romper con relativa frecuencia, no existiendo ningún trabajo en nuestro medio donde se estudien a fondo las causas de dichos «accidentes»1,2.
Objetivos. a) Conocer si se ha hecho un uso adecuado del preservativo en las parejas que relatan que se les ha roto, y b) identificar los factores a que se asocia dicha rotura del preservativo.
Diseño y emplazamiento. Se trata de un estudio observacional mediante encuesta realizada en un centro de salud de la periferia de nuestra ciudad, que atiende un total de 19.000 habitantes, incluyendo el servicio normal de urgencias que atiende a dicha población. Su duración es de 14 meses.
Participantes. Fueron incluidos un total de 94 casos de rotura de preservativo mientras mantenían una relación heterosexual (excluimos a los homosexuales).
Intervenciones. Se trata de una encuesta autoadministrada al acabar la consulta cuyo motivo era rotura de preservativo al realizar el acto sexual. Siempre se solicitaba el consentimiento informado previo. La encuesta era rellenada por el paciente que consultaba y en el caso de que consultasen ambos miembros de la pareja se seleccionaba uno aleatoriamente (mediante tabla de números aleatorios). Se informaba de la confidencialidad del estudio y de los datos. La encuesta debía ser rellenada en un máximo de 30 min3,4.
Mediciones principales. Las variables estudiadas se agruparon en las siguientes categorías: edad (< 15, 15-25, 25-35, > 35), pareja sexual habitual (sí o no), frecuencia de uso del preservativo el último año (1.ª vez, 2-10 veces, 11-50 veces, 51-100 veces, más de 100 veces), desenrolle total del preservativo (total o parcial), baja erección al aplicarlo (sí o no), uso no vaginal (sí o no), larga e intensa actividad sexual (sí o no), conocimiento de las instrucciones sobre el uso del preservativo (sí o no), uso de lubricantes inapropiados (sí o no), marca (Durex, Control, Androtex u otros), tiempo en semanas desde que fue adquirido (menos de 1, 1-4, 4-12, 13-50 o más de 50 semanas), lugar de compra (farmacia, gran almacén, expendedor automático) y exposición prolongada al sol o altas temperaturas (sí o no). Aclarar que dentro de las marcas se ha incluido en la categoría «otros» a aquellos que tienen una menor introducción en el mercado para no introducir sesgos, ya que en caso contrario las marcas con menor introducción presentarían una menor incidencia de roturas. Se considera uso no vaginal cuando tras la colocación del preservativo se ha realizado penetración anal o felación. Larga e intensa actividad sexual la definimos cuando el paciente lleva colocado el preservativo durante más de 30 min y refiere haber realizado un esfuerzo físico intenso. El análisis estadístico de los datos se realizó mediante comparación de medias (t de Student) y se utilizó el programa estadístico SPSS para Windows (versión 6.0). La prueba de ji cuadrado fue utilizada para analizar las variables categóricas y los datos continuos fueron examinados mediante la t de Student o el ANOVA.
Resultados. Obtenemos que sólo el 2,1% de las roturas se produce en mayores de 35 años, produciéndose el 44,7% en los de 15 a 25 años y 39,4% en los de 25 a 35 años. En el 55,3% de los casos el paciente había utilizado un preservativo en más de 100 ocasiones el último año. El 93,6% de los consultantes conocía correctamente el uso del preservativo. La intensidad de la relación sexual la definieron como alta el 95,8% de los pacientes. Respecto a las instrucciones para el correcto uso del preservativo las conocían el 93,6% de los consultantes y sólo el 12,8% utilizó lubricante exógeno. Centrándonos en el tipo y la conservación del preservativo, llama la atención que el 81,9% había sido comprado hacía menos de una semana; tenía más de 50 semanas sólo el 1,1%. La mayoría (72,3%) fue comprada en expendedores automáticos, frente a un 14,9% adquirido en farmacia y 12,8% en grandes almacenes. La totalidad de los datos aparecen reflejados en la tabla 1.
Discusión y conclusiones. El diseño de nuestro estudio no permite conocer la incidencia total de dichas ropturas, ya que solamente analizamos a los pacientes que acuden a nuestra consulta por este motivo. Resaltar que los que más se han roto han sido los comprados en expendedores automáticos (72,3%), frente a una menor incidencia en los adquiridos en farmacia y grandes almacenes; esto puede explicarse por una peor conservación de los preservativos depositados en los expendedores automáticos, ya que en ocasiones están situados a la intemperie o en lugares con altas temperaturas que pueden dañar el látex. En cambio, en las farmacias y grandes almacenes se suelen cuidar más las condiciones de conservación, por lo que la incidencia de fallos es menor. A modo de conclusiones debemos insistir para que nuestros pacientes conozcan correctamente las instrucciones de uso de los preservativos, así como recomendarles no adquirir preservativos en expendedores automáticos, salvo que los necesiten con urgencia. Sería de interés realizar nuevas investigaciones en este campo para conocer la incidencia real en nuestro medio de estas roturas5,6.