Introducción. El dolor abdominal es una de las causas más frecuentes de consulta médica en atención primaria y en los servicios de urgencias hospitalarias. Es un síntoma frecuente que puede aparecer tanto en trastornos intraabdominales como en procesos externos a la cavidad abdominal. Entre sus causas hay que recordar la giardiasis, que tiene distribución universal y no sólo en las áreas geográficas con condiciones higiénicas deficientes. Su transmisión se produce por vía fecal-oral, por ingestión de quistes a través de agua y alimentos contaminados, contacto persona a persona y contactos orogenitales1-3.
La prevalencia en la población general oscila entre el 1 y el 10% y es más frecuente en niños. Es la causa del 3% de los casos de diarrea del viajero2.
Caso clínico. Mujer de 47 años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de interés, que acude a urgencias por un cuadro de dolor abdominal localizado fundamentalmente en el epigastrio, no irradiado a espalda, con diarrea y vómitos biliosos y sin fiebre. Todas las pruebas complementarias (EKG, hemograma, bioquímica, orina) están dentro de la normalidad, y una radiografía abdominal pone de manifiesto dos cálculos calcificados en la región de la vesícula biliar. La paciente es entonces diagnosticada de un cuadro de cólico biliar y gastroenteritis aguda.
Dos meses más tarde la paciente es intervenida mediante laparoscopia y se le realiza una colecistectomía. Veinte días después de la intervención acude a nuestra consulta por la persistencia del cuadro de dolor abdominal de las mismas características, con náuseas, disminución del apetito, sin vómitos ni diarrea. En la exploración no se observan hallazgos de interés, por lo que se decide mantener una actitud expectante. Dos semanas más tarde fue ingresada durante 5 días en un centro hospitalario por el mismo motivo, pero no se llega a filiar el origen del dolor abdominal. A partir de ahí la paciente presenta múltiples consultas, tanto en urgencias hospitalarias como en consultas privadas, siempre refiriendo el mismo cuadro de dolor abdominal, localizado en el epigastrio y el hipocondrio derecho y acompañado de diarrea.
Entre las pruebas realizadas se incluyen hematología y bioquímica con perfil lipídico, hepático y renal, iones, coagulación, sistemático de orina, tomografía computarizada abdominal e incluso una endoscopia con toma de biopsia. Todas las pruebas estaban dentro de la normalidad.
Fue en nuestra consulta, donde se realizó un análisis de heces y se objetivaron quistes de Giardia lamblia.
Se inició tratamiento con metronidazol, que si bien es menos eficaz que el clorhidrato de quinacrina, es mejor tolerado, a dosis de 250 mg cada 8 horas durante 5 días4, y la paciente mejoró de su cuadro hasta la remisión total de la sintomatología. Tras finalizar el tratamiento se realizó un estudio de las heces, que fue normal.
Discusión y conclusiones. El elevado número de causas que pueden causar el dolor abdominal y el carácter frecuentemente inespecífico de éste pueden dificultar en gran medida el diagnóstico, si bien una historia clínica y una exploración física detallada permitirán aclarar su origen en la mayor parte de los casos. En el caso expuesto se aprecia cómo un hallazgo casual, como encontrar dos cálculos en la vesícula biliar, es rápidamente identificado como la causa del proceso, sin pensar en otros diagnósticos por ser menos frecuentes. Se observa que las pruebas complementarias se imponen al criterio de examen exhaustivo de los síntomas y del propio paciente, lo cual lleva a una operación innecesaria y a un posterior peregrinaje por distintos médicos para la resolución de su problema.
En este caso, y visto a posteriori, el síntoma-guía tendría que haber sido la diarrea, persistente a lo largo del cuadro y que estaba presente desde el principio. Este síntoma faltó tan sólo en una de las consultas (probablemente, de haber realizado una anamnesis con más tiempo, habríamos llegado a la conclusión de que la diarrea también estaba presente en ese momento) y no se debería haber tomado como punto de partida una imagen de una radiografía. La giardiasis cursa de manera característica con un cuadro de diarrea, dolor cólico sobre todo en el epigastrio, vómitos y, en general, ausencia de fiebre2,3,5, síntomas que estaban todos presentes en nuestra paciente y que, de haber pensado en ella, en un principio nos habría permitido agrupar la sintomatología en una sola entidad clínica y no en la combinación de varios diagnósticos, ahorrando tiempo y molestias a la paciente.