res. Directores: Hemos leído con interés el artículo de Comas et al1 y nos alegramos de que, poco a poco, se publiquen nuevos trabajos que ayuden a conocer mejor la aplicabilidad del Doppler de bolsillo en las consultas de atención primaria, para el diagnóstico y seguimiento del paciente con arteriopatía periférica.
La intención de nuestra carta es doble. En primer lugar, quisiéramos comentar nuestra experiencia con el uso del Doppler, ya que en nuestro centro de salud se viene utilizando desde hace más de 2 años. La primera vez que vimos el aparato nos pareció realmente simple: únicamente tenía un botón (de apertura y cierre), pero pronto nos dimos cuenta de que utilizarlo bien no era tan sencillo. Solicitamos la ayuda de un cirujano vascular que nos explicó paso a paso cómo se determinan las tensiones arteriales sistólicas (TAS), mediante el Doppler, para poder calcular el índice tobillo/brazo (ITB). Si en todas la exploraciones el aprendizaje es imprescindible, en la determinación del ITB es indispensable y el «rodaje» fundamental.
Con el tiempo hemos ido ganando en agilidad y seguro también que en eficacia, pero una cosa todavía no podemos olvidar: para la correcta utilización del Doppler no hay que tener prisa y sí tener muchas ganas de hacerlo bien. Sólo así conseguiremos un ITB fiable. ¡Ah!, y como comentan Comas et al, no hay que olvidar el conjunto de los datos clínicos del paciente.
El segundo punto que queremos abordar es el de la exclusión de los diabéticos en el trabajo de Comas et al1. Dada la gran prevalencia de arteriopatía periférica que presentan estos pacientes2, y tras nuestra experiencia3, pensamos que los diabéticos deben y pueden beneficiarse de esta técnica.