res. Directores: Agradecemos la oportunidad que nos dan los comentarios de Bundó et al para insistir en que el Doppler portátil es un instrumento muy útil y que probablemente debería ser un recurso existente en todos los centros de salud. Su uso es sencillo, aunque como acertadamente señalan Bundó et al requiere, por supuesto, un entrenamiento previo.
En nuestro trabajo1 la exclusión de diabéticos se debió a que hasta en un 5-10% de los casos tienen vasos periféricos no compresibles debido a la calcificación de la capa media de la pared arterial, lo que eleva falsamente los valores del índice tobillo/brazo (ITB), siendo entonces el Doppler un método de estudio inadecuado2-5. Nosotros, no sin cierta polémica previa, decidimos durante el diseño excluir a dichos pacientes, primando la validez interna a costa de la generalibilidad de los resultados. Sin embargo, en la clínica utilizamos el Doppler con todo tipo de pacientes, siendo probablemente por sus características los diabéticos en los que más se utiliza.
Esta técnica, como cualquier otra, debe ser valorada siempre en conjunto con los datos clínicos y tener en cuenta la posibilidad de falsos negativos, especialmente en diabéticos6, o dicho de otra manera, ningún aparato por sofisticado que sea debe sustituir al sentido común.