Caso clínico. Presentamos el caso de una mujer de 57 años de edad con lesiones pruriginosas desde hacía un año en los primeros 3 dedos de la mano derecha, sin antecedentes de interés, salvo la presencia de hemorroides externas de grado I, para las cuales aplicaba un producto tópico desde hacía 2 años (Hemoal®). Tenía lesiones descamativas, con fisuras, en los pulpejos de los mencionados dedos. Fue tratada con prednicarbato tópico y guantes de algodón durante 3 semanas, experimentando una mejoría parcial. Ante la sospecha de eccema de contacto alérgico secundario a alguno de los componentes del antihemorroidal, se envió a la paciente al servicio de dermatología para la realización de pruebas epicutáneas, efectuándose un estudio con la batería de alérgenos básicos y, además, con cebolla y ajo. Tras la lectura, la paciente demostraba positividad al grupo de las caínas, presentes en los anestésicos tópicos. Con la confirmación del diagnóstico clínico se recomendó la supresión del preparado antihemorroidal y evitar el contacto con otros productos que contuvieran caínas o que presentaran reacción cruzada con éstas. A los 6 meses de seguimiento la paciente no presentaba lesiones.
Discusión y conclusiones. La dermatitis alérgica de contacto está producida por una reacción inflamatoria de la piel secundaria a sustancias que actúan como sensibilizantes. La aparición de dermatitis alérgica de contacto secundaria a anestésicos tópicos es bien conocida, en especial con anestésicos del grupo amida1, pero también tipo «caínas»2. La benzocaína se emplea para las picaduras de insectos, perniosis, herpes zoster y en preparados antihemorroidales1, y también en ocasiones en la fabricación de preservativos3. Es frecuente encontrar reactividad cruzada con otros anestésicos4.
Para el diagnóstico de las dermatitis alérgicas de las manos es esencial la realización de una anamnesis exhaustiva, prestando especial atención a los productos presentes en el ámbito laboral y doméstico del paciente, así como a sus aficiones y productos farmacológicos y cosméticos utilizados. La biopsia tiene muy poco valor en esta enfermedad. El diagnóstico diferencial debe incluir otros eccemas como el atópico y el irritativo, así como dishidrosis, micosis y psoriasis. El método adecuado para la identificación de los alérgenos responsables es la realización de pruebas epicutáneas, que consisten en la aplicación en la espalda de unos parches con los alérgenos más frecuentes y aquellos que, aunque infrecuentes, se haya sospechado de ellos por la anamnesis. Las pruebas ofrecen resultados a las 48 y 96 h, interpretándose en función de la aparición de eritema, edema, vesiculación o ampollas. La derivación hacia la atención especializada para la realización de pruebas epicutáneas en pacientes con sospecha de dermatitis alérgicas de contacto es un hecho frecuente, representando en algunos países hasta el 35% de los casos derivados5. En el tratamiento de las dermatitis alérgicas de contacto es fundamental retirar el agente etiológico, y prevenir nuevos contactos. El tratamiento sintomático también es importante, siendo similar al empleado en otros eccemas, como el uso de corticoides, tanto tópicos como orales, y de antihistamínicos orales.
Para terminar, cabe destacar que la aparición de dermatitis alérgicas en los dedos secundarias al uso de antihemorroidales tópicos no es un hecho infrecuente, aunque no está ampliamente recogido en la bibliografía, probablemente debido a que se encuentran infradiagnosticadas.