Las enfermedades dermatológicas pueden provocar cuadros inflamatorios a nivel del conducto auditivo externo (CAE), dando lugar a una entidad llamada eccema ótico.
Entre las enfermedades que pueden provocar un eccema ótico se encuentran la dermatitis seborreica, la dermatitis atópica, la psoriasis, el acné o la dermatitis de contacto. Desde un punto de vista clínico, el síntoma principal del eccema ótico es el prurito. Además es habitual la descamación con tendencia a la cronificación y liquenificación, que puede afectar a la piel del CAE y al pabellón. Son también frecuentes signos y síntomas relacionados con la inflamación1.
El eccema ótico tiende a ser crónico y recurrente. Son característicos el adelgazamiento de la piel y la estenosis del conducto, como consecuencia de la acumulación de material de detritus procedente de la piel2. El prurito lleva al paciente al rascado, y la presencia de lesiones es habitual.
El eccema ótico se da con más frecuencia entre la población urbana y en las clases sociales altas. Para algunos autores el eccema ótico es una de las formas de otitis externa más difícil de tratar, ya que los agentes que la provocan son desconocidos y su evolución es crónica y recurrente. El tratamiento debe consistir en la limpieza del conducto, uso de tratamiento tópico hidratante, de tratamiento tópico antiinflamatorio y, cuando existe una infección secundaria, uso de bactericidas y/o fungicidas tópicos3.
Durante el cuarto trimestre de 2013 se llevó a cabo una encuesta en nuestro país, con 1.006 encuestados, mayores de edad, que acudieron a la consulta de ORL por prurito en el CAE, siendo diagnosticados de eccema ótico. La variable fundamental fue la intensidad del prurito y su relación con la calidad de vida del sujeto.
La intensidad media del prurito, en una escala de 0 a 10, fue de 6,6.
La presencia de descamación fue severa o muy severa en el 25,6%. El 62,7% refirieron la presencia de prurito con frecuencia o siempre. Este prurito llevó al 31,4% de los encuestados a decir que se sentían más irritables con frecuencia o siempre. El prurito impedía descansar bien por las noches con frecuencia o siempre al 19,1%, y refirieron dificultad para concentrase en su trabajo, con frecuencia o siempre, el 30,7% de los encuestados. A pesar de esta repercusión en el sueño y en la vida social/laboral, solo el 20,9% alteraron su actividad, con un porcentaje similar que reconoce que el prurito le afectó con frecuencia en su vida cotidiana. El 80% de los afectados acudieron al médico o a la farmacia al menos una vez al mes buscando remedio para el prurito, y el 88,2% de los encuestados utilizaron un producto hidratante en alguna ocasión (fig. 1).
La repercusión en la calidad de vida del sujeto y la búsqueda de tratamiento fueron proporcionales a la intensidad del prurito4.
El eccema ótico es un proceso con un tratamiento relativamente complejo. El uso de hidratantes tópicos es una opción terapéutica aceptada por la comunidad científica y por los pacientes. El 90% de los encuestados emplearon algún hidratante para combatir el prurito5.
Muchos otorrinolaringólogos tratan este proceso con esteroides tópicos de baja potencia, pero este tratamiento no siempre es efectivo. Además, la mayoría de los pacientes con eccema ótico presentan recurrencias, y el uso prolongado de esteroides tópicos puede estar contraindicado6. Por esta razón es necesario usar otros tipos de tratamientos, como los hidratantes tópicos, especialmente los formulados con aceites esenciales. La frecuencia con la que el prurito afecta a estos pacientes hace necesario el empleo de un tratamiento tópico seguro, exento de efectos secundarios a largo plazo, bien tolerado y eficaz7. El empleo de hidratantes tópicos reduce la frecuencia y la severidad de los episodios, así como la necesidad de emplear esteroides tópicos. Los hidratantes tópicos mejoran la función de barrera del estrato córneo de la piel, disminuyen la inflamación y restauran las funciones epidérmicas. Serían necesarios nuevos estudios que cuantificaran el alivio del prurito en estos pacientes y su repercusión en la mejora de su calidad de vida.