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Vol. 22. Núm. 4.
Páginas 264-265 (septiembre 1998)
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El lenguaje científico en los medios de comunicación general
Scientific language in the general media
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MI. Martínez Marína, JL. de la Fuente Maderoa
a Instituto Social de la Marina. Málaga.
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Sres. Directores: Durante las últimas semanas, diversos medios de comunicación general, incluyendo noticiarios en televisión y radio, y periódicos de difusión nacional, han afirmado que uno de los gérmenes que los inspectores de la UNSCOM (Comisión Especial de Desarme de la ONU) sospechan que Irak puede tener en reserva como arma biológica es el «germen productor del ántrax». En ocasiones, incluso han enumerado los riesgos que podrían derivarse de su utilización como arma en la guerra biológica. En español, con el vocablo ántrax (del latín anthrax, carbón) designamos una lesión cutánea formada por confluencia de varios furúnculos, que se agrupan originando un absceso cutáneo y subcutáneo agudo. Clínicamente se muestra como una tumefacción rojo-violácea dura, muy dolorosa, que suele acompañarse de afección del estado general, y que puede evolucionar a sepsis. El germen que con mayor frecuencia se identifica como responsable de esta lesión es Staphylococcus aureus, generalmente de la misma cepa que los existentes en la nariz del paciente: el principal reservorio de S. aureus en la naturaleza es el ser humano, hallándose en los pacientes con infecciones estafilocócicas y en los portadores sanos. El número de portadores sanos, que siempre es elevado, varía con la edad. Los gérmenes se albergan fundamentalmente en el interior de las fosas nasales, pero también suelen hallarse en la piel, preferentemente en zonas de pliegues. Aunque la difusión de los estafilococos ocurre, principalmente, por contacto directo de persona a persona, a través de las manos, también en el aire se encuentran estafilococos patógenos vivos, adonde llegan desde las fosas nasales; este mecanismo de transporte aéreo contribuye también, probablemente, a la difusión de la colonización, aunque no suele ser eficaz como fuente de infección (salvo de las heridas) porque el número de gérmenes transmitido es pequeño.

Los medios de comunicación aludidos al inicio de esta carta se refieren al Bacillus anthracis. B. anthracis es el germen responsable de la enfermedad conocida en español como carbunco (del latín carbunculus), zoonosis para la cual todos los mamíferos y las aves son susceptibles en diverso grado, pero que se da con mayor frecuencia en los herbívoros, domésticos o salvajes, que adquieren la infección por vía digestiva (las esporas de B. anthracis pueden sobrevivir durante años en la tierra seca). La infección del ser humano se produce cuando las esporas de B. anthracis penetran en el organismo al tomar contacto con animales infectados o con sus productos contaminados, a través de picaduras de insectos, por inhalación o por ingestión. Consecuentemente, las formas primarias de la enfermedad son la cutánea, por inhalación y la gastrointestinal. En ocasiones surgen meningitis y septicemia, casi siempre secundarias a alguna de las formas primarias. El carbunco cutáneo comienza al penetrar las esporas de B. anthracis en la piel a través de pequeños cortes, abrasiones o picaduras de moscas. En un 10-20% de los casos no tratados puede presentarse bacteriemia, acompañada de fiebre alta y muerte rápida. La mortalidad del carbunco por inhalación es próxima al 100% y el tratamiento suele ser ineficaz. Por su parte, el carbunco digestivo presenta una tasa de mortalidad de, aproximadamente, el 50%. Además del dramático efecto directo que puede tener sobre la salud humana, un brote de carbunco exige el sacrificio e incineración de ganado, la descontaminación de los excrementos (y su posterior eliminación como residuo tóxico), los edificios, equipamientos, senderos y campos, con el consiguiente impacto sobre la economía de una comunidad. De todo ello puede deducirse el potencial lesivo del germen si fuera utilizado como arma biológica.

La confusión terminológica se produce por el hecho de que, en el idioma inglés, el término utilizado para referirse a lo que nosotros llamamos carbunco es precisamente anthrax. La similitud gráfica y fonética con ántrax favorece que puedan producirse errores en la traducción. Se trata de un claro ejemplo de lo que F.A. Navarro denomina «palabras traidoras»1. Carbuncle, por su parte, es el vocablo que los angloparlantes utilizan para referirse a lo que nosotros llamamos ántrax. En alguna ocasión, se ha propuesto la utilización de ántrax como sinónimo de carbunco, sinonimia que encuentra eco en la última edición del Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española2 (donde ántrax maligno se acepta como sinónimo de carbunco). No obstante, pensamos que la aceptación por parte de la autoridad lingüística no implica necesariamente la conveniencia de su uso, pues, en este caso, la polisemia resultante atenta contra la precisión y el rigor deseables en el lenguaje científico.

Bibliografía
[1]
Navarro FA, Hernández F..
Palabras de traducción engañosa en el inglés médico..
Med Clin (Barc), 99 (1992), pp. 575-580
[2]
Diccionario de la Lengua Española. 21.ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1992
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