Sres. Directores: He leído con interés el editorial «Hacia un nuevo modelo de relación: médicos de familia/industria farmacéutica»1, tanto más por cuanto su autor lo publica como vicepresidente de una sociedad científico-profesional como semFYC. Coincido esencialmente con las líneas propuestas, pero sorprende que la propia semFYC, y algunas de sus referentes autonómicas, no apliquen algunas otras medidas que, si bien de modo indirecto, facilitarían una clarificación necesaria en tales relaciones.
Disiento en el papel que se reserva a tales sociedades, como mediadores en la financiación de actividades por la industria farmacéutica, pues, si bien se conseguiría «garantizar la ausencia de lucro personal, la equidad en el acceso y la rentabilidad profesional de la inversión», sería la posición del propio mediador la que quedaría en entredicho, y con ella la de todos sus miembros, como ocurre cuando una filial autonómica y la fundación que promueve tienen su sede en la delegación de una empresa farmacéutica. Sería pues necesario deslindar con claridad la asociación de las fundaciones y otras entidades relacionadas, que por sus propias características sirven de vehículo a las líneas de financiación, investigación o formación que mantienen entidades como la industria farmacéutica.
Sobre la presencia de la industria farmacéutica en los congresos médicos, costeando actividades extracientíficas y extraprofesionales, sería más congruente con la postura y la representatividad del autor proponer que las propias entidades organizadoras excluyeran los componentes turísticos, gastronómicos y recreativos en general, tan habituales en los programas de ese tipo de reuniones, y que en los últimos años han tenido un crecimiento relativo mayor que el propiamente científico de la reunión. Cualquier pérdida de brillantez quedaría con creces compensada con una mayor seriedad de la reunión y de su credibilidad social. El menor coste organizativo produciría una mejor accesibilidad económica y permitiría a los profesionales asistir a las reuniones sin la que, para algunos, parece ser necesaria aportación personalizada de la industria farmacéutica.
A pesar de diferenciarse de la mayoría de congresos médicos, tales reuniones se situarían en la línea de las de muchas otras profesiones, capaces de aunar austeridad, independencia y rigor científico.