Sres. Directores: El médico de cabecera desempeña un papel crucial en la derivación de pacientes a urgencias hospitalarias1,2. Para los médicos de los hospitales resulta de gran utilidad la información que acompaña al enfermo, contribuyendo a una más rápida orientación diagnóstica y terapéutica3,4. Hemos evaluado el grado de información clínica presente en los volantes de remisión, desde atención primaria, a urgencias hospitalarias (formato P-10), basándonos en la revisión de 448 historias de urgencias de medicina interna de pacientes remitidos a nuestro hospital por sus respectivos médicos de cabecera, escogidas aleatoriamente en 13 días laborables de 1995. Nuestro servicio de urgencias asiste a unos 110.000 enfermos al año, de los que un 60% pertenecen a las áreas de medicina interna y sus especialidades.
Se reseñaron antecedentes clínicos de interés en el 52,9% de los volantes, con ausencia de datos en un 47,1%. Este déficit de información no se corresponde con la gran cantidad de casos de agudizaciones de afecciones crónicas o de pacientes con una biografía patológica relevante. Los tratamientos habituales del enfermo constaron sólo en un 18,3% del total. Son, sin embargo, datos de gran importancia clínica en las decisiones diagnósticas y de tratamiento, cuya carencia puede dar lugar a confusiones, yatrogenia o repetición innecesaria de prescripciones. En un 22,9% la descripción del motivo de remisiones se basó únicamente en síntomas aislados. En un 45,7% de volantes se apuntó un diagnóstico sindrómico y, en un 27%, una hipótesis diagnóstica clara. En la figura 1 se detalla la información sobre exploraciones efectuadas en atención primaria. El bajo porcentaje de cumplimentación no se corresponde con la relevancia de estos datos, omitidos muy a menudo. Tan sólo en un 18,1% hay alusiones al tratamiento efectuado hasta la remisión, proporción explicable en parte por la rapidez de evolución propia de muchas de las enfermedades que causan el envío a urgencias.
En cuanto a los criterios de remisión, el porcentaje más elevado (35,7%) corresponde al propósito de iniciar estudios de cuadros no analizados previamente. Aunque a veces se trata de trastornos de semanas o meses de evolución, el área de urgencias se usa aquí para realizar, en corto tiempo, una serie de pruebas diagnósticas y de consulta a especialistas que en el ámbito de la atención ambulatoria acarrearían un considerable lapso de demora. Sin embargo, sería deseable que se acompañase la información de estos casos de exploraciones clínicas completas y pruebas complementarias accesibles en atención primaria. En un 32,1% la remisión se realiza para completar estudios diagnósticos con exploraciones no accesibles de modo inmediato en pacientes que no admiten espera. El hecho de no disponer, en atención primaria, de pruebas sencillas como el ECG o la radiografía simple, ocasiona un elevado número de demandas de asistencia urgente. El tercer criterio en frecuencia (17,4%) es la valoración de enfermos ya estudiados; ello equivaldría a la realización de interconsultas urgentes con el apoyo diagnóstico complementario propio de un hospital. En un 4,6% de los volantes no consta ningún criterio expreso, lo que señala una excesiva parquedad en la comunicación. La urgencia extrema se halla en un 8,4% de las ocasiones, ya que este tipo de enfermos suele acudir por sus propios medios o trasladados por servicios de emergencias extrahospitalarios, dada la gravedad habitual de sus síntomas. Finalmente, sólo en un 1,5% se remiten enfermos por presión propia, familiar o social, lo que prueba el papel de filtro de los médicos de cabecera para encauzar la demanda urgente.
La información presente en el volante puede ser, en conjunto, mejorada. Desde un punto de vista documental, el modelo P-10 es un soporte inadecuado por su formato y diseño para la comunicación médica5. Sería recomendable el uso de las hojas de interconsulta (formato DIN A-4) o de informes similares a los usados en urgencias hospitalarias, que permiten la inclusión de un mayor numero de datos, de indudable interés6.