Objective. To evaluate a cohort of adolescents as to whether their personal characteristics and/or determined habits of health and social relations bore any relation to the state of their studies two years later.
Design. A prospective study following a cohort of adolescents.
Participants and setting. Third-year ESO (aged c.14) adolescents from the four state secondary schools in Puerto de Sagunto.
Interventions. Once the cohort (n=551) was defined, in November 1995 the students themselves filled in a questionnaire on health and relationship habits. Two years afterwards they were located through school registers and classified as good if they were in the appropriate year, repeat if they were repeating a year and disappeared if they had left school. These last two categories were both considered school failures (SF).
Measurements and results. 222 students were classed as SF (40%). 118 of these (21.4%) had left and 104 (18.9%) were repeating a year. There were statistically significant differences in the following characteristics measured at the start of the study: greater SF among boys than girls (46.4%/35.6%); the disappeared had a higher average age than the good students (14.98/14.17), higher average number of siblings (2.73/2.26), and higher average of nights they went out during the week (1.65/0.84). Mean family income was lower in the repeat group (1926087/2475436 pesetas); the money students received weekly was higher in both SF groups (over 900/641 pesetas). Students whose fathers have university degrees made up only 7.4% of SF; and no student whose mother had a university degree was SF. 17.5% of those who said they spent their free time with their family were SF, whereas 53% of those who devoted their free time basically to enjoying themselves were SF. On drug consumption, those who replied they never smoked had 27.2% SF, never consumed alcohol 25.8% SF, never took marihuana 35.3% SF, and never consumed other drugs 39.5% SF. Students who said their relationships with family and teachers was bad had 70% and 62.2% of SF, respectively. 70% of those who felt depressed were SF.
Conclusions. This study confirms that a favourable family atmosphere is important in preventing school failure. It also makes clear that young people´s social relationships and health habits are closely associated to their being a standard student or a school failure.
Introducción
El fracaso escolar constituye sin duda un gran problema social, dada su alta prevalencia y las consecuencias que de él se derivan. Los factores etiológicos que lo determinan son numerosos y no siempre bien conocidos, por lo que su detección y resolución es complicada y precisa de la intervención de un equipo multidisciplinario: administración, profesores, pedagogos, psicólogos, médicos, etc.1.
Para el termino fracaso escolar existen numerosas definiciones2. Según el Diccionario de las Ciencias de la Educación se habla de fracaso escolar cuando un alumno o grupo de éstos no alcanza con suficiencia los objetivos programados y propuestos como metas a alcanzar por todos ellos. Para Martínez Muñiz2, es la dificultad grave que puede experimentar un niño con un nivel de inteligencia normal o superior para seguir un proceso escolar de acuerdo a su edad; si bien, quizá una de las definiciones que más se ajusta a la práctica sería que se trata de aquella situación en la que un alumno sin limitaciones intelectuales conocidas no supera los niveles de aprendizaje esperados para su edad, dentro de un determinado plan de estudios y/o de una institución escolar3.
Este problema se suele acentuar en la adolescencia, debido al proceso de cambio tan complejo que se produce a estas edades, tanto en relaciones sociales como en la ocupación del tiempo libre, cambios que pueden conducir al inicio de consumo de ciertas sustancias con efectos nocivos como alcohol y tabaco y otras drogas ilegales, que pueden tener repercusión sobre el rendimiento académico.
Se trata de un tema de gran importancia para la salud del adolescente, debido por un lado a su alta frecuencia un 20-30%1,3,4 de alumnos de BUP y COU no llegan a pasar de curso, y por otro a la influencia que puede tener en la génesis de trastornos psicoafectivos que afectan seriamente la autoestima del adolescente y producen sentimientos de impotencia y culpabilidad, aspectos que dan origen a un complejo círculo vicioso3,5.
El estadio final del fracaso escolar sería el abandono de los estudios, tema aún más difícil de abordar, porque ni siquiera las estadísticas nos pueden informar de las causas que motivan esta situación, o incluso cuando se habla de abandonos se desconoce si son totales o han pasado a centros de otras localidades o a otro tipo de enseñanzas5, y si ha habido igualdad de oportunidades o ha sido consecuencia de la falta de poder económico o social.
Desde el punto de vista de los profesionales de la salud, ante una consulta de este tipo, en primer lugar debemos desdramatizar y tranquilizar, pero lo que tampoco podemos hacer es banalizar en exceso. Tal vez lo importante sería poder desentrañar parte de los múltiples factores que van a incidir en este problema al nivel que corresponda a cada uno padres, profesionales y sociedad, y de este modo poder adoptar las medidas necesarias para evitar o disminuir en lo posible el problema. Desde el sistema sanitario, y ante la posible relación entre fracaso escolar y adopción de hábitos de salud no saludables, pueden plantearse actuaciones desde el punto de vista preventivo y de promoción de hábitos saludables.
En el presente trabajo nos proponemos valorar las características personales y/o determinados hábitos de salud y de relación social de una cohorte de adolescentes, que comenzaron tercero de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) en los 4 institutos de Puerto de Sagunto (curso 1995-1996); tienen relación con la situación escolar alcanzada 2 años después (curso 1997-1998), clasificada en términos de normalidad o fracaso escolar.
Material y métodos
Se trata de un estudio prospectivo de seguimiento de una cohorte de alumnos que comenzaron tercero de ESO en el curso 1995-1996 en los 4 institutos de Puerto de Sagunto (Valencia). En diciembre de 1995 se les pasó una encuesta de hábitos de salud y relación autocumplimentada, y así mismo 2 años después. Se revisaron los listados globales de los institutos, ubicando a los alumnos en las tres categorías que se describen más adelante. A los no localizados, y de los que se conoce el numero de teléfono, se les entrevista por este medio, preguntándoles sobre su situación escolar o laboral actual.
La población diana la constituyen todos los adolescentes que se matriculaban por primera vez de tercero de ESO en los 4 institutos de Puerto de Sagunto, que sumaron un total de 595 alumnos. Cumplimentaron la encuesta al inicio del estudio 551, lo que representa el 92,6% de los alumnos.
El instrumento utilizado para conocer la opinión de los adolescentes fue una encuesta de hábitos personales en adolescentes, basada en anteriores estudios como el Cuestionario de hábitos de salud en la población de Valencia, la Encuesta de relaciones jóvenes/padres del Consell Insular de Mallorca y el Cuestionario de Smart validado por Medina-Mora 19816,7. Se trata de un cuestionario semiestructurado autocumplimentado por los alumnos, y en él se recogen 84 variables agrupadas en 7 apartados: datos personales, datos familiares, datos escolares, datos económicos, ocupación del tiempo libre, hábitos de salud y opiniones personales. La encuesta es anónima y se identifica por una clave que componen con las iniciales de los apellidos y fecha de nacimiento.
La variable resultado, medida como situación en el curso 1997-1998, se definió en las tres categorías siguientes: bien, los que iban al curso correspondiente a su edad; desaparecido, los que no constaban en ningún listado de los 4 institutos ni en el curso que les corresponde ni repitiendo curso, han abandonado los estudios o han cambiado de ciudad o de tipo de estudios (información obtenida por entrevista telefónica), y repite, los que se encuentran en los institutos 1 o 2 cursos por debajo de su nivel. Se considera que se hallan en situación de fracaso escolar los incluidos en las categorías de repite y desaparecido.
Se analizan las variables independientes o predictoras que a continuación se enumeran dentro de sus apartados correspondientes:
1. Datos socioeconómicos: edad, sexo, número de hermanos, renta familiar, cuánto dinero reciben a la semana y si creen que es suficiente, estudios del padre y de la madre, trabajo del padre y de la madre, cuándo aprobó el curso anterior y si realizan algún trabajo por el que son remunerados.
2. Ocupación del tiempo libre: noches que salen a la semana, hora de regreso a casa cuando salen por la noche, práctica de algún deporte fuera del que se realiza en el ámbito escolar, días que practican deporte a la semana, si están federados, actividades que realizan habitualmente durante el fin de semana y qué hacen fundamentalmente durante su tiempo libre.
3. Hábitos tóxicos: consumo de tabaco alguna vez, edad de comienzo, numero de cigarrillos/día, si comparten el cigarrillo, quién les facilitó el tabaco por primera vez, consumo de alcohol y edad a la que lo hicieron por primera vez, quién les facilitó el alcohol por primera vez, si se han emborrachado, consumo de marihuana y a qué edad lo hicieron por primera vez, consumo de otras drogas.
4. Opiniones personales: cómo son sus relaciones con la familia, con los compañeros de clase, con los profesores, si saben qué quieren hacer en el futuro y qué visión tienen de la vida en general.
El análisis se realizó con el paquete estadístico SPSS-PC para Windows versión 6.0, calculando según tipo de variables frecuencias en las variables cualitativas, o medias para las variables cuantitativas. Para comparar frecuencias, utilizamos la prueba de ji-cuadrado, y para comparar las variables cuantitativas se realizó el análisis de la variancia.
Resultados
El total de alumnos que participaron fue de 551 (92,6% de los matriculados), que cumplimentaron la encuesta de hábitos. La edad media fue de 14,3 años y un 47,5% eran varones y el 52,5%, mujeres.
En el apartado de datos socioeconómicos, se observa que los alumnos clasificados como desaparecidos tenían una edad media de 14,98 años, eran por tanto mayores que el resto (p=0,000), y tenían superior número de hermanos que los otros 2 grupos (p=0,000). Respecto al dinero semanal, el grupo de los que van bien era el que recibía menor asignación (p=0,000); en cuanto a la renta familiar, el grupo de repetidores eran los que presentaban una renta menor (p=0,006). Hay una mayor proporción de mujeres en el grupo clasificado como bien (p=0,02); si el padre tiene estudios universitarios, se observa una mayor proporción de hijos en el grupo bien (92,6%; p=0,001), pero si es la madre la que tiene estudios universitarios, los hijos son del grupo bien en el 100% de los casos (p=0,0004). Los que aprobaron el curso anterior en junio pertenecen al grupo bien en un 74% de los casos (p=0,000); los que realizan algún trabajo por el que les pagan repiten en mayor proporción, y los que no lo hacen desaparecen más (p=0,02). Todos estos datos se presentan en las tablas 1 y 2.
En los resultados de ocupación del tiempo libre observamos: los alumnos desaparecidos salían una media mayor de noches a la semana que el resto (p=0,000); además, este mismo grupo eran los que regresaban más tarde (p=0,000), y los que dedican el fin de semana sólo a divertirse van bien en menor proporción que los otros 2 grupos (p=0,000); los que utilizan su tiempo libre para estar con la familia presentan una menor proporción de fracaso escolar que el resto (p=0,001). Los datos se ofrecen en las tablas 1 y 3.
En el apartado de hábitos tóxicos, los que no han fumado nunca van bien en mayor proporción que los otros grupos (p=0,000), y además el número de cigarrillos/día es menor en los que van bien (p=0,000). Los que no han consumido alcohol nunca van bien en mayor proporción que el resto (p=0,000), igual que los que no se habían emborrachado nunca (p=0,000). Respecto al consumo de marihuana, los que respondieron nunca van bien en mayor proporción (p=0,000), y lo mismo ocurre con el consumo de otras drogas, donde también van bien en mayor proporción (p=0,009). Los datos se presentan en las tablas 1 y 4.
En cuanto a las opiniones personales (tabla 5), se observan los siguientes resultados: los que dicen tener una relación familiar mala, son del grupo desaparecido en mayor proporción que los otros grupos (p=0,007); los que tienen una buena relación con los profesores van bien en mayor proporción que el resto (p=0,0008), y respecto a la visión de la vida en general, los que se sienten animados y optimistas van bien en mayor proporción que los otros (p=0,0006).
Discusión
En primer lugar, en cuanto a la metodología utilizada, la proporción de respuestas a la encuesta, de un 92,6% de los 595, matriculados puede considerarse como alta; esto fue posible gracias a la colaboración de los propios institutos y a la estrategia utilizada de realizar la encuesta en la misma aula de los alumnos, lo que hizo que todos los asistentes contestaran la encuesta.
La mayoría de los trabajos publicados sobre el tema pertenecen al área de la educación y sociología, siendo escasa la bibliografía médica o epidemiológica que abordan el tema del fracaso escolar (FE).
En los resultados de nuestro estudio se observa una frecuencia de FE del 40% (el 19% repetidores y el 21% desaparecidos), cifras que comparadas con las de la escasa bibliografía hallada sobre el tema son superiores a las publicadas en otros trabajos. Calvo1 presenta cifras del 28,3% y las califica como muy elevadas, aunque este trabajo estudia a niños de EGB (6-14 años) y, por lo tanto, es una edad poco comparable con nuestro estudio, entre otros motivos porque a esta edad, si hay abandonos, son mínimos, puesto que legalmente no se puede trabajar. Si las comparamos únicamente con nuestras cifras de repetidores, las obtenidas por Calvo son superiores. En el trabajo de Cano4 sobre prevención del FE, habla de un 20% de FE en la población total actualmente escolarizada en España, según fuente del Ministerio de Educación y Ciencia, incluyendo por tanto alumnos de la edad de los estudiados por nosotros, así como a los más pequeños. Sólo en 2 trabajos hemos encontrado grupos de edad comparables con el nuestro: uno es el estudio de Solá7, en el apartado de resultados de la evaluación de bachillerato en Cataluña, en el que presenta todo aprobado un 53% y pasan de curso el 78%, por lo que si comparamos con el segundo dato, puesto que el primero lo desconocemos en nuestro estudio, vemos que un 22% repiten o abandonan, cifras muy inferiores a las obtenidas en nuestro estudio. El otro trabajo con el que podemos comparar es el de «evolución de hábitos de salud en la ciudad de Valencia»7, en el que observamos que en su primera encuesta realizada en adolescentes de 14-15 años, un 29,3% respondía que habían repetido alguna vez; 2 años después esta cifra se eleva al 38,4%, por lo que en el intervalo de estos 2 años sólo repite un 9,1%, cifra muy inferior a la de repetidores de nuestro estudio, que es del 19%8.
Al igual que en el estudio de Ovejero9, en nuestros resultados también se observa una mayor frecuencia de fracaso escolar en el sexo masculino que en el femenino.
Por otro lado, es necesario comentar en cuanto al grupo clasificado como desaparecidos, que se trata de conocer las causas que motivaron esta situación; de los que disponíamos de su número de teléfono (78,8%), se les llamó a sus domicilios y a excepción de 5 personas que nos dijeron que habían cambiado a otros institutos o colegios privados, el resto de los jóvenes habían abandonado los estudios, y de ellos unos se habían puesto a trabajar como aprendices o ayudando a sus padres o estaban realizando cursillos de diferentes tipos de enseñanza no reglada o simplemente estaban en sus casas.
Las características del grupo con FE eran las siguientes: edad media superior al inicio del estudio, posiblemente porque una parte de ellos ya había repetido curso anteriormente, una renta familiar inferior y la mayoría de sus padres y madres tenía solo estudios elementales. Por lo tanto podemos considerar, como Valdés3, la influencia negativa de las condiciones socioeconómicas más precarias y/o adversas. Por otro lado, este grupo salía más por la noche, llegaba más tarde a casa y la mayoría de su tiempo libre lo dedicaban fundamentalmente a divertirse. El consumo de tabaco, alcohol y otras drogas se presenta en mayor proporción, mientras que la relación con la familia y los profesores era también peor en este grupo que en el de los que iban bien, y su visión de la vida es en general más pesimista.
Por el contrario, los calificados como normalidad escolar (bien) presentan un ambiente más favorable para los estudios que se concreta en una mayor renta familiar, unos padres con mayor nivel de estudios, mejor relación con la familia y los profesores, una visión mas optimista de la vida, menos hábitos tóxicos y dedican el tiempo a libre a estar con su familia y a divertirse y hacer deberes conjuntamente.
Como conclusión, podemos decir que este estudio confirma, como otros, la importancia de un ambiente familiar favorecedor para que no se produzca el fracaso escolar, y también pone de manifiesto que las relaciones sociales y los hábitos de salud de los jóvenes tienen una importante relación con su situación de normalidad o de fracaso escolar.
Por otro lado, desde un punto de vista epidemiológico, consideramos necesaria la realización de más estudios sobre el fracaso escolar y acerca de los diferentes mecanismos que actúan sobre él, para de esta manera, y desde una perspectiva multidisciplinaria, en la que estamos incluidos los profesionales de la salud, poder actuar, modificando los comportamientos, actitudes que inciden sobre este problema que afecta fundamentalmente a la población adolescente, y en consecuencia repercutir en su vida futura de forma negativa.
Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS), con n.º de expediente 97/0832. Beca de perfeccionamiento Instituto de Salud Carlos III n.º de expediente 97/4.316.