Caso clínico. El 18 de noviembre de 2001 acudió a la consulta una paciente de 56 años. Refería dolor en la cara lateral interna de la rodilla derecha que no la había dejado dormir bien aquella noche, no mejoraba con el reposo y empeoraba con los movimientos. No había otros síntomas asociados ni un factor desencadenante claro.
En la exploración física destacaba dolor intenso a la flexoextensión de la rodilla y la palpación de la pata de ganso interna y del trocánter homolateral. No había signos inflamatorios locales ni déficit sensitivos ni motores.
Se orientó el diagnóstico como probable anseritis derecha, más trocanteritis homolateral. Inició tratamiento con diclofenaco vía oral y reposo.
Destacan en la historia clínica los siguientes antecedentes patológicos: apendicectomía, colecistectomía, mastopatía fibroquística, migraña, hemorroides, hipotiroidismo, túnel carpiano leve bilateral, cervicobraquialgia bilateral, lumbociatalgia de repetición L5-S1 derecho. Ha requerido múltiples tandas de tratamiento antiinflamatorio y bajas laborales frecuentes por los problemas raquídeos.
Posteriormente efectúa múltiples visitas al servicio de urgencias del centro de salud y al hospital general (HG) de referencia por persistencia del dolor.
La clínica era siempre de dolor en la cara interna de la rodilla derecha, la exploración física similar y las radiografías practicadas en dos ocasiones eran anodinas. Recibió diversos diagnósticos y múltiples tratamientos analgésicos, antiinflamatorios, ansiolíticos y protectores gástricos.
El día 19 fue visitada en consultas externas de traumatología desde donde se decidió ingreso para estudio y control del dolor. Durante el ingreso se realizó una RM que fue diagnóstica, mostrando una hernia discal L3-L4 migrada caudalmente con afectación de la raíz L3 derecha (tabla 1 y fig. 1).
Figura 1. Inervación sensitiva de la extremidad inferior. D: dorsales; L: lumbares, y S: sacras.
Posteriormente, y dado el fracaso del resto de tratamientos, se decidió realizar tratamiento con infiltraciones espinales (en 3 ocasiones) en la clínica del dolor del hospital de referencia.
En el momento de redactar esta carta, a los 6 meses del inicio de la clínica, la paciente sigue de baja laboral, clínicamente ha mejorado discretamente y requiere tratamiento con analgésicos, antiinflamatorios y ansiolíticos.
Discusión y conclusiones. El hecho de que múltiples profesionales sanitarios médicos de familia, traumatólogos y radiólogos vieran a la paciente y no se sospechase la posibilidad de que la causa de la gonalgia fuera un dolor radicular L3 nos ha motivado a redactar esta carta pensando que podría tener un interés general.
Bibliografía general
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