Hemos leído con gran interés el artículo original «Los estudiantes de medicina españoles y la medicina de familia. Datos de las 2 fases de una encuesta estatal»1, al cual quisiéramos aportar −modestamente− algunos comentarios con la perspectiva que nos aporta ser médicos de familia con más de 25 años de experiencia asistencial y con 20 años dedicados a tareas docentes.
En primer lugar, felicitar a los autores por su ingente trabajo y por sus conclusiones, solo moderadamente pesimistas si se interpretan desde una perspectiva histórica: el nivel de puntuación media de la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria (MFyC) otorgada por los estudiantes de medicina españoles se sitúa alrededor de los 3 puntos, en una escala del 1 al 6. Estos resultados son más positivos que los obtenidos por Mena et al.2 y por otros estudios publicados sobre preferencias y percepciones de los estudiantes de medicina de nuestro país (tabla 1) pero coinciden en su valoración subyacente: la MFyC sigue considerándose como una especialidad con poco «gancho».
Comparación de estudios publicados sobre preferencias y percepciones de los estudiantes de medicina españoles respecto a la especialidad de medicina de familia y comunitaria
Cita resumida | Estudiantes encuestados | Sexo femenino | Curso/ciclo | Facultad de medicina | Resultados y conclusiones resumidas |
Santos Suárez et al. Aten Primaria. 2001;27:324-330 | N = 94 | 61% | 6.o curso | Universidades de Oviedo y Cantabria | • MFyC como 1.a opción profesional: 6,38%MFyC como 1.a opción para el MIR: 8,51% |
Menárgez Puche et al. Aten Primaria. 2010;42:303-304 | N = 216 | 66,2% | 2.o ciclo | Universidad de Murcia | • MFyC como 1.a opción: 1,42%MFyC como alternativa: 47,86% |
Mena et al. Med Clin (Barc). 2013;140:135-138 | N = 411 | 74,6% | 1.er ciclo2.o ciclo | Universidad de Barcelona | • MFyC calificada como la 1.a especialidad de menor prestigio profesionalMFyC calificada como la 2.a especialidad con peor calidad de vida profesional |
Martín Zurro et al. Aten Primaria. 2013;45:38-45 | N = 5.299N = 3.869 | 69,7%68% | 1.o, 3.o y 5.o cursos | 22 universidades,15 universidades | • MFyC puntuada entre 3-3,1 (escala 1-6 puntos)MFyC preferida entre el 37-39% de los estudiantes |
MIR: médico interno residente.
El escaso poder de atracción de la especialidad de MFyC no es ninguna novedad, ya era así a mitad de los años ochenta del pasado siglo3 cuando nosotros empezamos nuestra formación como médicos residentes, pero lamentablemente −a pesar del tiempo transcurrido y de los esfuerzos para cambiar esta dinámica− comprobamos como persiste esta infravaloración. Se han producido pocos cambios que hayan despertado las preferencias de elección de los estudiantes hacia la MFyC: los horarios laborales se han incrementado y los sueldos han bajado mientras que se mantienen más o menos estables la presión asistencial, la burocracia y las dificultades para la investigación.
El hospitalocentrismo reinante durante años, el desprestigio científico, social y profesional de la especialidad, la atracción por las nuevas tecnologías diagnósticas, la enseñanza basada en enfermedades orgánicas individuales, los comentarios negativos hacia la MFyC por parte de algunos profesionales de otras especialidades y −por qué no reconocerlo− a veces de los propios médicos de familia son factores que han contribuido sin duda a que muchos estudiantes consideren a la MFyC como una especialidad monótona, poco tecnológica y carente de desafío científico4 mostrando poco interés hacia la misma, aunque afortunadamente existen opiniones discordantes5.
En nuestro centro de salud rotan −desde hace más de una década− alumnos de 6.o curso de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona (Unidad Docente del Hospital Germans Trias i Pujol) y, más recientemente, de 1.o y 2.o curso (Practicumi y ii). A todos ellos, tanto a los del segundo ciclo como a los del primero, les llama mucho la atención la masificación de las consultas, las visitas por plurisintomatología, los pacientes hiperfrecuentadores, la falta de tiempo, la gran cantidad de consultas relacionadas con problemática psicosocial, la indefinición clínica, la incerteza diagnóstica, la terapéutica empírica, etc., pero valoran muy positivamente la atención integral biopsicosocial que se ofrece a los pacientes, el seguimiento longitudinal de los mismos, las actividades preventivas y de promoción de la salud y la importancia de la comunicación en la relación médico-paciente.
La creación de departamentos universitarios y la introducción en el currículo de una asignatura de medicina de familia desde los primeros años de la carrera, como ya ocurre en algunas universidades, así como la rotación por los centros de salud desde el principio de la licenciatura, son factores que, sin duda, están influyendo positivamente, pero estamos de acuerdo con Martin Zurro6 en que serán insuficientes si no van acompañados de otras medidas que mejoren las condiciones laborales y profesionales de los médicos de familia que contribuyan a incrementar su prestigio.
Conflicto de interesesTodos los autores declaran la ausencia de conflicto de intereses y de soporte financiero en la realización del presente manuscrito.