Varón de 46 años de edad, sin antecedentes personales patológicos de interés. Consulta a última hora del día en el punto de atención sanitaria (PAS) continuada por una erupción pruriginosa en la cara anterior del tórax y brazos, de unas 12h de evolución. Como antecedente a mencionar, refiere que 2 días antes de la aparición del cuadro se había depilado con cuchilla. Es diagnosticado de reacción alérgica, y tratado con hidroxicina 25mg/día por vía oral y una pomada de beclometasona.
A la mañana siguiente acude a nuestro centro de salud, pues el proceso había empeorado.
A la exploración presenta una erupción eritematoedematosa extendida por toda la cara anterior del tórax y brazos. Llama la atención que las lesiones adoptan una distribución lineal y en goterones (fig. 1). También se observan ampollas de pequeño tamaño y contenido claro (fig. 2).
Insistiendo en la anamnesis, el paciente refiere que un día antes de la aparición de las lesiones estuvo «limpiando» una higuera con higos en su finca, expuesto al sol y sin camiseta, puesto que era un día caluroso.
Con estos datos, establecemos el diagnóstico de fitofotodermatitis y tratamos al paciente con prednicarbato en solución de uso tópico y corticoides sistémicos (prednisona 30mg/día VO), evolucionando el proceso favorablemente en unos días.
La fitofotodermatitis es una erupción inflamatoria de la piel que resulta del contacto con plantas capaces de sintetizar sustancias fototóxicas (furocumarinas o psoralenos), seguido de la exposición a la luz ultravioleta de longitud amplia (UVA 320-420nm) y cierta humedad cutánea, lo que facilita la entrada del fotosensibilizante. Ocurre más frecuentemente en las estaciones de primavera y verano. La erupción se inicia habitualmente en las primeras 24h, alcanzando la máxima expresión en aproximadamente 72h, y va desde un leve eritema que se asemeja a una quemadura hasta un importante edema con formación de vesículas y ampollas. Las lesiones se localizan en zonas de piel descubiertas (manos, brazos, piernas, etc.), pueden ser pruriginosas y evolucionan dejando una hiperpigmentación residual que puede durar semanas o meses1.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico; historia clínica dirigida al contacto de sustancias que provocan fotosensibilidad y las características de las lesiones cutáneas2.
El tratamiento se basa en la aplicación de fomentos de una solución de Burow o permanganato potásico al 1/10.000, y posteriormente un corticoide tópico de baja potencia. En los casos más graves se puede requerir el uso de corticoides sistémicos. Los antihistamínicos orales ayudarán a atenuar el prurito2.
La prevención consistirá en suspender la exposición al agente sospechoso y una correcta fotoprotección.
El pronóstico es bueno y debe considerarse como una enfermedad benigna. La presencia de cicatriz es rara2.
ComentarioEs importante realizar una correcta anamnesis en toda consulta médica. En este caso pensamos en esta afección teniendo en cuenta el aspecto de las lesiones, la actividad que había realizado el paciente y la época del año; ya que en nuestro medio es muy frecuente la exposición a higueras (ficus carica) y la recolección de higos en las últimas semanas del verano.