Sr. Director: Soy médico de familia, de la generación formada bajo el «saber» de los «hijos de Alma-Ata». Rápidamente aprendí que la salud es bio-psico-social, lo que me proporcionó una visión muy integral de la salud, pero también me ocasionó algún conflicto. Todo comenzó cuando mi práctica médica no alcanzaba a crear un buen estado de salud en mis usuarios afectados de grandes desigualdades sociales. ¿Pasa mi actuación médica por la implicación más social?
Hoy, estos mismos hijos de Alma-Ata parecen querer implicarse en esta parte más social de la salud y organizan el XVIII Congreso de la SCMFiC bajo el lema de «fem salut, fem fòrum» y se presentan como entidad asociada al Fòrum. Este año, Barcelona acoge el Fórum Universal de las Culturas 2004: «Se abre puerta a un debate internacional sobre multiculturalidad y sostenibilidad», este es el supuesto objetivo del evento. Con sólo pagar un «módico» precio de entrada, se puede disfrutar de un espectáculo de culturas, lleno de luz y música.
Soy médico de familia en el CAP Casc Antic, un barrio céntrico de Barcelona donde tenemos una tasa de población inmigrada elevada y las condiciones de vida de nuestros usuarios son muy precarias: M.A. alquila un colchón con un compañero, cada uno lo utiliza durante 12 horas (a un precio elevado); Y.A. siempre acude de urgencias, no tiene papeles y sí miedo de darnos sus datos para acceder a una UBA; J.I. tiene una hernia discal, quiere «algo fuerte» para el dolor, pero no puede coger la baja ya que trabaja sin contrato; J.L. presenta múltiples a efecciones crónicas que le limitan, recibe una paga mínima que no le alcanza para sobrevivir y siempre protesta en la sala de espera porque todas las ayudas se van «a los de fuera»; R.F. tiene una edad avanzada que se complica con una fractura de húmero que le ocasionaron al tirarle al suelo cuando le quitaron el bolso; M.I. viene a curarse las heridas de la cara, ya que le agredieron en la calle por ser marroquí... Y un largo etcétera.
Mientras la Barcelona del Fòrum hace espectáculo de lo exótico, cosmopolita... y proyecta una imagen de ciudad abierta, cultural, plural (que se contradice con la política de muchas empresas socias del Fòrum, comprometidas con la economía de la guerra1); la Barcelona de la calle relaciona inmigración con marginalidad, delincuencia, inseguridad y suciedad2.
Se han querido justificar los muchos millones de euros invertidos en infraestructuras con una macrofiesta de la diversidad de alto diseño y un parque temático sobre multiculturalidad. Mientras tanto, nuestros usuarios sufren la especulación de la vivienda, leyes injustas que favorecen el trabajo precarizado, guetificación en áreas con altos niveles de pobreza, precariedad, exclusión...
Sigo meditando mis conflictos de implicación política como médico ante mis usuarios...; pero donde no tengo la más mínima duda es que promover la salud no pasa por apoyar el Fòrum. Como dice Manuel Delgado3, el Fòrum hubiera podido ser una buena ocasión para el debate sobre la pluralidad y la denuncia de la desigualdad, pero las cosas no apuntan en esa dirección. Demasiadas multinacionales y demasiado dinero para creer que, como mucho, se dará una venta de espectáculo exótico de culturas en un show de luz y color. Mientras todo esto se lleva a cabo, nuestros usuarios, tan multiculturales como los del Fòrum, sobreviven en un gueto de pobreza y marginación.
Desde aquí me gustaría invitar a los organizadores del congreso de la SCMFiC a que vengan al CAP Casc Antic, para que sean portavoces de la Barcelona real en este evento al que están asociados, o simplemente no participen en él.