Sres. Directores: Hemos leído con atención la carta de M. Seguí Díaz1 donde se indica la necesidad de que exista una postura oficial de la semFYC sobre la atención a la infancia. Ignoramos si la semFYC tiene previsto adoptar alguna actitud a este respecto, pero como pediatras de atención primaria (AP) deseamos hacer algunas puntualizaciones al contenido de dicha carta.
Queremos comenzar recordándole a Seguí Díaz algo que parece elemental: los pediatras somos los especialistas que hemos recibido una formación específica para prestar la mejor atención posible a la población infantil. Esta atención es integral: no se centra sólo en aspectos terapéuticos, sino que incluye también las actividades de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y educación sanitaria. El control del niño sano ha sido desde hace décadas un objetivo primordial y básico de la especialidad de pediatría. Nuestro ámbito de actuación no es sólo el hospital, sino también el primer nivel de atención, desde bastante tiempo antes de la creación de la especialidad de medicina familiar y comunitaria (MFyC).
Sorprende leer que la Sociedad de Pediatría intenta «copar parcelas, estratos de edad, de la AP que son por definición competencia exclusiva del único profesional médico de este nivel: el médico general/de familia». Habría que preguntar por definición de quién. M. Seguí Díaz pretende vaciar de contenido nuestra especialidad. En el centro de salud donde trabajamos, los pediatras ofrecemos cobertura hasta los 15 años de edad. Durante los años que llevamos trabajando en AP, son muchos los padres que nos han transmitido su satisfacción porque sus hijos puedan ser atendidos por un pediatra en lugar de por un médico de familia (MF)/general. Y no es, ni mucho menos, por desconfianza hacia éstos. Simplemente entienden, y entienden bien, que un pediatra tiene mayores y mejores recursos y habilidades para atender adecuadamente a sus hijos.
Del contenido de la carta se deduce, aparte de un total desconocimiento del contenido de nuestra especialidad, la intención del autor de excluir a la pediatría de uno de sus ámbitos tradicionales de actuación: la AP. Los pediatras formamos parte de la AP con el mismo derecho que nuestros compañeros de MF/general. Creemos que no se debe contribuir a crear un clima de enfrentamiento entre pediatras y generalistas. La actitud a adoptar ha de ser exactamente la contraria. Afortunadamente, en nuestro centro de trabajo la convivencia entre pediatras y MF/generales es excelente y no nos contemplamos mutuamente como enemigos ni creemos que estamos «robándonos el pan» mutuamente. Los pediatras participamos activa e ilusionadamente en la formación de los residentes de MFyC y, como componentes de un equipo, compartimos las mismas actividades, entre ellas la de atención continuada, período de tiempo durante el cual prestamos asistencia a pacientes de todas las edades. También colaboramos juntos en actividades de investigación firmando conjuntamente comunicaciones y artículos científicos.
Parece que la carta de M. Seguí Díaz está motivada por el hecho de que en su centro de salud se ha amortizado una plaza de medicina general creándose en su lugar una de pediatría. Compartimos con él su preocupación por el futuro laboral de los residentes de MFyC, pero lo hacemos extensivo también a los de pediatría. La solución no es el enfrentamiento entre estas dos especialidades. La administración sanitaria, central y/o autonómica, es la encargada de realizar la previsión del número de especialistas necesarios para ofrecer una adecuada atención sanitaria a nuestros pacientes; también es la responsable de convocar oposiciones para cubrir plazas de AP. Dirijamos a ella entonces nuestras quejas y no creemos un enfrentamiento artificial entre nosotros. Los pediatras y los MF/generales, como médicos de AP que somos, hemos de aprovechar las múltiples oportunidades que tenemos a diario de colaborar juntos en los equipos de AP para la consecución de metas y objetivos comunes.
