Sres. Directores: La mayor parte de la información publicada sobre la evolución de pacientes con diabetes mellitus (DM) está basada en el estudio y seguimiento llevado a cabo en unidades especializadas. Nos parece relevante la información que aporta Mur et al1 en su Revista, dado que han analizado la presencia de complicaciones macrovasculares en los pacientes con DM del adulto controlada en la atención primaria (AP), donde hay que contar con los medios disponibles y las características personales, sociales culturales y económicas de la población atendida para evaluar un programa de salud.
Queremos aportar el estudio, que a este respecto, realizamos en nuestro equipo de atención primaria (EAP) durante el primer trimestre de este año, con un objetivo, diseño y metodología similar a la presentada por los autores1, sobre el 20% de la población diagnosticada de DM del adulto (72 pacientes, 30 varones y 42 mujeres), seleccionados aleatoriamente. La mediana de seguimiento en el EAP es de 54 meses (intervalo: 2-86), la mediana de la duración de la enfermedad desde el diagnóstico es de 75 meses (intervalo: 9-212) y la media de edad es de 66,1 años (desviación estándar: 12,5). Los criterios para el diagnóstico de macroangiopatía han sido también clínicos2, y a diferencia de Mur et al para la coronariopatía sólo recogemos los pacientes que han presentado angina y/o infarto agudo de miocardio, sin contabilizar la que es clínicamente silente.
La prevalencia de DM es del 4,5% (3,5-5,5), teniendo en cuenta que las personas >=65 años representan el 5,4% de la población total de nuestra zona básica. Presentan enfermedad coronaria el 11,9%, accidente cerebrovascular agudo el 10,2% y enfermedad vascular periférica un 23,7%. Globalmente el 37,3% de los pacientes tienen complicaciones macrovasculares. En nuestra serie las complicaciones de los grandes vasos en el análisis multivariante se asocia con la edad (p = 0,02), el tipo de tratamiento prescrito (p = 0,006) y el sexo (p = 0,002).
Nuestro estudio, al igual que el de Mur et al, permite una evaluación del resultado del impacto de la intervención de la AP en la población con DM del adulto, en el que influye tanto el cumplimiento de la población atendida, como el de los profesionales, como la eficacia de la intervención. Tanto en el estudio de Mur et al como en el nuestro, otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (hábito tabáquico, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y control metabólico medido a través de la HbA1c) no han sido predictores independientes de la presencia de complicaciones macrovasculares. Dada su fuerte asociación con la enfermedad cardiovascular y su impacto absoluto (por su elevada prevalencia en los pacientes con DM del adulto), la modificación de estos factores de riesgo es nuestra principal arma para reducir la prevalencia de las complicaciones macrovasculares y su gravedad, a la luz de los conocimientos actuales3.