Objetivo. Determinar el perfil psicosocial de la mujer mastectomizada por cáncer de mama de acuerdo con la edad, la escolaridad, el estado civil y la ocupación.
Diseño. Estudio prospectivo, descriptivo, observacional y transversal en el tiempo transcurrido de enero a agosto de 2002.
Emplazamiento. Consulta externa de Oncología Médica y Quirúrgica del Hospital General de zona número 1 Licenciado Ignacio García Téllez de Durango, México.
Participantes. Se obtuvo por cuota a 58 mujeres mastectomizadas por cáncer de mama, entre 25-75 años de edad, que estuvieran de acuerdo con participar.
Mediciones principales. Tras la firma previa del consentimiento informado se aplicó un cuestionario de datos personales (edad, escolaridad, estado civil, ocupación, mama afectada, tiempo transcurrido desde el diagnóstico hasta la cirugía, si ha recibido información acerca de su enfermedad, si ha recibido apoyo familiar y/o psicológico profesional, visualización personal de su futuro) siguiendo a la evaluación del Perfil Psicosocial a través del Cuestionario del Dr. Chávez Aguilar que evalúa la ansiedad, la autoestima, los sentimientos de culpa, el umbral a los síntomas y la estructura de la personalidad. La calificación final fue de funcional (más de 50 puntos) o disfuncional (0-50 puntos).
Resultados. El perfil psicosocial del 100% de la población en estudio fue disfuncional. El 85% nunca controló la ansiedad, el 52% asumía siempre la culpa y ninguna mujer la proyectó. En el umbral de síntomas, el 81% identificaba la causa y la relacionaba con los síntomas. Predominaba la autoestima baja en más del 80%. La personalidad que predominó fue la depresiva (97%).
La edad que predominó fue entre la cuarta y quinta décadas de la vida (29%). La ocupación predominante fue ama de casa en más de la mitad de los casos estudiados, y la de menor frecuencia, la profesional (4%). De acuerdo con su escolaridad, sólo una décima parte de ellas tiene nivel profesional. La mama más frecuentemente afectada fue la izquierda (52%) seguida de la derecha (45%), y sólo el 4% de la población requirió una mastectomía bilateral. Una décima parte de las encuestadas refirió no comprender su enfermedad debido a que no ha recibido suficiente información, resultando más manifiesta su disfunción psicosocial. La décima parte de la población de estudio no recibió apoyo familiar, y menos de un 10% buscó apoyo psicológico profesional; asimismo, se observó que la mayoría de la población estudiada considera que su futuro es malo. El tiempo transcurrido entre el diagnóstico y la cirugía fue de 4-6 meses; se logró captar a más del 50% en el primer día posquirúrgico y su evaluación coincidió con la del resto de la población captada.
Discusión. El perfil psicosocial de la mujer mastectomizada por cáncer de mama fue disfuncional en la totalidad de la población estudiada. Así se ha demostrado también en otros estudios de investigación, es decir, que indudablemente el diagnóstico de cáncer de mama cambia la vida de la mujer dañando la estructura física y mental, no sólo por la neoplasia como tal, sino también por el tratamiento: la mastectomía18. Ésta es el área más afectada la autoestima, seguida de la ansiedad. La personalidad que predominó fue la depresiva, seguida en orden de frecuencia por la ansiosa, la obsesiva y la neurótica. Estos resultados coinciden con los Longacker et al17, que en su estudio realizado en el año 2000 concluía que cualquier alteración por la neoplasia misma o por la intervención quirúrgica, extirparse uno o ambos senos, considerados símbolos de feminidad, suponía una ruptura del papel femenino, con la consecuente aparición de sentimientos de culpa, elevada sensibilidad a la crítica y la ansiedad frente a esta última sin control por sentirse con incapacidad para influir en los acontecimientos.
La mama más frecuentemente afectada fue la izquierda, aunque en otros estudios se ha encontrado que la mama afectada de manera más habitual es la derecha15. La edad que predominó en nuestra población de estudio fue entre la cuarta y quinta décadas de la vida, seguida de los grupos de edad de la tercera a la cuarta y de la quinta a la sexta décadas, como lo demuestran también Ruiz et al en un estudio en donde se encontró que la mayoría se encontraban entre la cuarta y quinta década de la vida3. En cuanto al estado civil, más de la mitad de nuestra población de estudio estaban casadas y la décima parte fueron solteras, y con menor frecuencia viudas y con pareja de hecho; en todas ellas no hubo diferencias en el resultado obtenido. Este dato es importante, pues nos abre una pauta para otro estudio, como saber cuáles de ellas logran superarse más pronto psicológicamente. La mayoría de nuestras pacientes recibieron apoyo familiar con excepción de una décima parte de nuestra población de estudio, que no recibió apoyo suficiente, principalmente de sus parejas, siendo más manifiesto postmastectomía, aunque la disfunción conyugal no puede ser atribuida al cáncer o a su tratamiento como tal, ya que según las investigaciones de Schover, no provocan una mayor tasa de divorcios en pacientes, ya que varios estudios indican que el diagnóstico no produce alteraciones matrimoniales en parejas felices, aunque puede exacerbar los conflictos de parejas que ya tenían problemas, ya que comúnmente las mujeres están socializadas para ser las que proporcionan atención; por el contrario, los varones tienen más dificultad para transformarse en la persona que atiende a la esposa20.
Conclusiones. En función a los resultados obtenidos, el perfil psicosocial de la mujer mastectomizada por cáncer de mama es disfuncional, independientemente de sus variables sociodemográficas y de intervención, así como del tiempo posquirúrgico. Por ello se considera importante proveer de atención psicológica a la paciente desde el momento del diagnóstico, así como en toda la evolución del período posquirúrgico. También se debe asesorar a los familiares acerca de la enfermedad y sus consecuencias, no sólo físicas sino también emocionales y sociales, y evitar la sobreprotección o el rechazo de la paciente; para ello es útil la psicoterapia familiar, ya que no sólo está involucrada la paciente, sino también la familia. Proveer una información completa y concienciada a la paciente y a la familia permite incrementar la habilidad para enfrentar la realidad.