Introducción. Las complicaciones articulares son relativamente infrecuentes en la varicela. Suelen afectar a niños y presentarse simultáneamente o poco después de la aparición del exantema.
Presentamos un caso de poliartralgias de comienzo agudo, que simulaba el inicio de una artritis reumatoide, en un adulto, una semana antes de la aparición del exantema.
Caso clínico. Varón de 34 años sin antecedentes de interés que acudió a la consulta por presentar, desde hacía 72 h, cuadro de poliartralgias simétricas que afectaban a los hombros, codos, muñecas, manos, caderas y rodillas, con rigidez matutina de más de 3 h de duración que mejoraba progresivamente con la actividad física. En la exploración no se encontraron articulaciones tumefactas ni dolorosas. Doce días antes de la aparición del cuadro, su hijo de 2 años fue diagnosticado de varicela.
El hemograma, la bioquímica (glucemia, creatinina, ALT, AST, GGT, bilirrubina), el proteinograma y la función tiroidea fueron normales, PCR de 5,67 mg/dl (normal < 5), VSG de 14 mm, ANA y factor reumatoideo negativos. El dolor se controlaba bien con diclofenaco. Cinco días después comenzó con fiebre y apareció el exantema típico de la varicela, que se trató con medidas sintomáticas y cursó sin complicaciones. Las artralgias desaparecieron al aparecer el exantema. Cuatro meses después el paciente sigue asintomático.
Discusión y conclusiones. La mayoría de las artritis en la varicela son de tipo supurativo, causadas por Staphilococcus aureus o Streptococcus pyogenes. Su origen son las lesiones cutáneas sobreinfectadas por rascado, a partir de las cuales los gérmenes se diseminan a la articulación por vía hematógena1. En otros casos de artritis no se han aislado bacterias en las articulaciones2-8.
Tras una incubación de 10-21 días, la varicela se caracteriza por un período prodrómico muy corto o ausente. Se cree que ocurre una viremia primaria de bajo nivel 4-6 días después de la infección, lo que permite que el virus invada y se multiplique en el hígado, bazo y, posiblemente, otros órganos2.
Mientras que en un principio no se consiguió detectar el virus de la varicela en líquido ni membrana sinovial mediante hibridación del ADN, posteriormente sí se ha logrado mediante reacción en cadena de la polimerasa6. Esto indica que el virus se replica dentro de la articulación y tiene una participación directa como causa de la artritis. Otros mecanismos que se han sugerido son la formación de complejos virus-anticuerpo o artritis reactivas7.
La afectación articular suele aparecer coincidiendo o a los pocos días de la aparición del exantema5,7. En nuestra búsqueda bibliográfica (PubMed, 13 de noviembre de 2002; estrategia: «chickenpox» [MAJR] AND «Joint Diseases» [MESH]) hemos encontrado sólo 5 casos de aparición preexantemática2-4,8, por lo que se trata de una forma de presentación especialmente infrecuente.
El cuadro suele ser poliarticular2,7, aunque también se han descrito casos de oligoartritis y monoartritis de rodilla5 y de tobillo8. En contraste con la de la rubéola y el sarampión, la artritis de la varicela no es migratoria. La gravedad de las lesiones en la piel no se correlaciona con el número de articulaciones afectadas7.
Sin embargo, la varicela puede mejorar también la patología articular previa: se han comunicado casos de artritis crónica juvenil que han remitido transitoriamente durante episodios de varicela9.
La patología articular suele tener buen pronóstico, cura en la mitad de los casos antes de un mes sin dejar secuelas. En otros casos puede durar varios meses o cursar de forma intermitente7.
En las artritis agudas de causa desconocida es conveniente investigar la posible exposición a infecciones víricas, incluida la varicela.