Sres. Directores: La infección respiratoria alta (IRA) es una de las enfermedades agudas más frecuentes en todos los grupos de edad, así como un indicador de calidad asistencial; en este sentido nos parece muy importante el análisis que hacen Formento et al1 sobre la prescripción de antibióticos en dicha enfermedad; sin embargo bajo las siglas de IRA la WONCA agrupa a un conjunto de procesos (tabla 1) con variada etiología y tratamiento, y así como no se considera indicado el uso de antibióticos en el resfriado o catarro común, rinofaringitis aguda, faringitis eritematosa y laringitis, en el resto de cuadros sí sería adecuada2.
El motivo de nuestra carta es aportar los datos de un estudio similar realizado en 3 centros de salud (CS) de nuestra área, en el que obtuvimos diferencias en los resultados al considerar estos cuadros de forma global o por separado.
El tamaño muestral fue determinado para una frecuencia esperada del 15%, nivel de confianza del 95% y error máximo admisible del 3,5; sobre una base poblacional tomada del ultimo padrón municipal. Se realizó un muestreo aleatorio simple con reemplazamiento, deshechándose las historias abiertas en una fecha posterior a la del estudio (noviembre de 1993 a abril de 1994) y estratificado por edades, para eliminar las diferencias en las poblaciones pertenecientes a cada uno de los centros. El precio de los distintos fármacos fue calculado según el Vademécum Internacional de 19943 y considerando, aunque no constase en la historia, que se recetaba un tratamiento completo para 8 días.
De las historias revisadas habían presentado una IRA (resfriados común o rinofaringitis agudas) 108 (13,8%) pacientes, y se habían utilizado antibióticos en 21 (19,5%) casos sin diferencias significativas entre los centros. Dentro del grupo de IRA, al considerar por separado las faringitis encontramos una utilización de antibióticos en el 45% de los casos, frente a un 13,6% en el resto. En cuanto a los antibióticos usados encontramos: amoxicilina (42,8%), amoxicilina-clavulánico (7,8%), penicilinas (4,7%), cefalosporinas (4,7%), macrólidos (todos ellos de nueva generación; 23,8%) y antibióticos asociados a mucolíticos (4,7%). El coste medio por tratamiento en los pacientes que utilizaron antibióticos fue de 2.589±425 ptas., frente a las 389±25 ptas. en los tratados sólo con fármacos sintomáticos. La evolución fue buena en todos los casos en los que se utilizó antibiótico, y en aquellos en los que el tratamiento fue sintomático tan sólo volvieron a consultar por el mismo proceso 4 pacientes (4,6%), diferencia esta no significativa.
En nuestro estudio al considerar a las IRA de forma global, encontramos una baja tasa de utilizaciones inadecuadas de antibióticos (19,4%), sin embargo al revisarlas por separado, descubrimos que en el 45% de las faringitis utilizamos antibióticos, siendo por tanto este cuadro el mas problemático en cuanto a la prescripción antibiótica, aunque también pensamos que es el grupo en el que pueden surgir mayores dudas en cuanto a la posible etiología bacteriana de ellas. Las diferencias encontradas en los distintos estudios realizados podrían ser debidas a un problema en la definición de IRA, que es lo que cada grupo de estudio ha considerado al hacer su análisis, el intervalo 460-466 de la WONCA o sólo el epígrafe 465.
Al igual que Formento et al1 nosotros también hallamos una mayor tendencia a utilizar macrólidos de nueva generación, fármacos totalmente inadecuados para esta enfermedad y no considerados de primera línea en atención primaria4. Este no es un problema que sólo se encuentre en estos cuadros, en general todos los estudios que analizan prescripción de antibióticos encuentran un uso excesivo e inapropiado5, y es que cuanto mayor es la oferta medicamentosa, y mayor es la presión informativa de las empresas farmacéuticas (que magnifican el problema de las resistencias bacterianas), mas difícil es aplicar criterios de racionalidad al acto de la prescripción6.