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Vol. 18. Núm. 4.
Páginas 190-193 (septiembre 1996)
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Presencia de excipientes en especialidades farmacéuticas en tres fuentes de información terapéutica
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J. Altimirasa, T. Nieto-Hernándeza, F. Buitragoa
a Centro de Salud Universitario La Paz. Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria. Badajoz.
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Objetivo. Valorar el grado de concordancia en la información recogida en el Vademécum, Catálogo Farmacéutico y prospectos sobre los cuatro excipientes más empleados en la composición de especialidades farmacéuticas (sacarina, sacarosa, lactosa y etanol).

Diseño. Estudio descriptivo.

Emplazamiento. Atención primaria.

Pacientes u otros participantes. Se eligieron 658 presentaciones de administración oral de las especialidades farmacéuticas y se comparó su fórmula de composición en el Vademécum, Catálogo Farmacéutico y prospectos con un modelo teórico construido como fuente de información más fiable sobre excipientes.

Resultados. La sacarina y la sacarosa son los excipientes más descritos y cuantificados y la lactosa el que menos. La sacarina aparece cuantificada en el 97,3% de los casos en que está recogida como excipiente, la sacarosa en el 95%, el etanol en el 91,4% y la lactosa en el 17,5%. La sacarina es también el más coincidente en las tres fuentes analizadas, seguida de la sacarosa, la lactosa y el etanol. El Vademécum no declara la presencia de sacarosa en el 62% de las presentaciones y de lactosa en el 39,7%, siendo los prospectos la fuente con menor tasa de no declarar excipientes.

Conclusiones. La sacarosa y la lactosa son excipientes omitidos con frecuencia en la composición de las presentaciones orales de las especialidades farmacéuticas recogidas en el Vademécum. Los prospectos constituyen la fuente más fiable de las tres analizadas. Se destaca la necesidad de poner a disposición de los facultativos textos sencillos, que aporten información más fiable y actualizada.

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Introducción

El artículo 17 de la Ley del Medicamento1 recoge la declaración de la composición de las especialidades farmacéuticas como garantía de su identificación, obligando a incorporar, en la solicitud de autorización sanitaria y en la ficha técnica de las especialidades farmacéuticas, «los datos de identificación, la completa y exacta composición cualitativa y cuantitativa, incluyendo no sólo las sustancias medicinales, sino también todos los excipientes y disolventes, aunque estos últimos desaparezcan en el proceso de fabricación». Además, especifica que «en los embalajes, envases, etiquetado y prospectos figurará, en las condiciones que reglamentariamente se establezcan, la composición cualitativa y cuantitativa, incluyendo las sustancias medicinales y también los excipientes cuyo conocimiento sea conveniente para una correcta administración y uso del medicamento».

El Real Decreto 2236/1993, por el que se regula el etiquetado y el prospecto de los medicamentos de uso humano, considera conveniente separar el contenido del prospecto del de la ficha técnica, estableciendo la necesidad de su redacción en términos claros y comprensibles para el consumidor. El Anexo III, sobre contenido mínimo del prospecto de las especialidades farmacéuticas, obliga a que figuren recogidos la composición cualitativa completa (en principios activos y excipientes), así como la composición cuantitativa en principios activos y excipientes que tengan acción o efecto conocidos2.

El Vademécum, los prospectos y el Catálogo Farmacéutico son fuentes habituales de información sobre medicamentos. Cuando los médicos necesitan consultar aspectos relativos a medicamentos recurren al Vademécum en un 83,5% y a los prospectos en el 20,7% de las ocasiones3-6.

Los excipientes de las especialidades farmacéuticas no siempre son inertes y su uso puede conllevar ciertos riesgos que varían desde manifestaciones leves como náuseas, erupciones cutáneas, vómitos o diarrea a reacciones anafilácticas graves que pueden poner en peligro la vida del paciente.

Este estudio se diseñó con el propósito de conocer el grado de concordancia en la información recogida en el Vademécum, el Catálogo Farmacéutico y los prospectos sobre los cuatro excipientes más empleados en la composición de especialidades farmacéuticas (sacarina, sacarosa, lactosa y etanol)2,7-10.

Material y métodos

De la Sección Rosa (índice de especialidades por laboratorio) del Vademécum7 se seleccionaron todos los medicamentos que son de administración exclusiva oral, excepto cápsulas. Se obtuvo así un total de 519 medicamentos (14,47% del total de los nombres comerciales del Vademécum que se corresponden con 658 presentaciones).

Los medicamentos seleccionados pertenecen a 116 laboratorios (64,4% del total de laboratorios existentes en el Vademécum), con una media de 2,64 presentaciones por laboratorio.

De las 658 presentaciones iniciales se excluyeron 352 (53,5% de la selección inicial) por diferentes motivos (tabla 1). La población final analizada fue de 306 presentaciones farmacéuticas (259 medicamentos).

Las fuentes de información comparadas son el Vademecum7, el Catálogo Farmacéutico8 y los prospectos u hojas de información escrita dirigidas al consumidor o usuario, que acompañan al medicamento, seleccionadas en el mismo año del trabajo (1994). Los excipientes estudiados son el etanol (alcohol etílico de 94, 95 o 96°), la lactosa, la sacarina (sacarina sódica) y la sacarosa.

Debido a la confidencialidad de la composición real o exacta de las presentaciones por motivos de registro y a la dificultad de obtención de las fichas técnicas para el estudio, se elaboró un modelo teórico como fuente de información más fiable sobre composición de excipientes, tanto en aspectos cualitativos como en los cuantitativos. El modelo se construyó con la agrupación de los datos aportados por las tres fuentes de información terapéutica (Vademécum, prospectos y Catálogo Farmacéutico) analizadas. Por tanto el modelo teórico es el referente (patrón oro) sobre el que se comparan los datos.

Las diferencias o errores de la fuente, respecto al modelo teórico, se clasificaron como errores de base (cuando la divergencia estriba en ausencia de excipientes o en fórmulas de composición con dígitos o unidades diferentes) y errores de transcripción (cuando el error estuvo en la malposición de un dígito o signo gramatical).

Los datos se procesaron en dBASE-III Plus y como pruebas estadísticas se utilizó el analisis de la variancia (Anova). Los intervalos de confianza figuran entre paréntesis y están calculados al 95%.

Resultados

La media de excipientes por presentación farmacéutica es de 1,40, 1,18 y 0,86, en los prospectos, Catálogo Farmacéutico y Vademécum, respectivamente, siendo por tanto el Vademécum la fuente que menos excipientes otorga a cada presentación (p<0,001).

La distribución del número de excipientes en las presentaciones de las tres fuentes de información terapéutica y en el modelo teórico se muestra en la tabla 2, apreciándose que la sacarina y la sacarosa son los excipientes más empleados y descritos.

Los porcentajes de ausencia de información sobre excipientes, respecto al modelo teórico, se muestra en la tabla 3, destacando que el Vademécum no declara en la fórmula de composición la presencia de sacarosa en el 62% de las presentaciones y la de la lactosa en el 39,7%, siendo los prospectos la fuente con menor tasa de no declarar en cuanto a presencia de excipientes (2,1%).

Respecto a los porcentajes de cuantificación de excipientes (tabla 4), la sacarina está cuantificada en el 97,3% de los casos en que se recoge como excipiente, la sacarosa en el 95% y el etanol en el 91,4%. La lactosa es el excipiente menos cuantificado (17,5%), con sólo dos laboratorios (de los 39 posibles) que explicitan la cantidad de este disacárido en el Vademécum.

La sacarina es también el excipiente más coincidente (cualitativa y cuantitativamente) en las tres fuentes analizadas (42,2%). A continuación está la sacarosa (25,7%), la lactosa (20,2%) y el etanol (11,9%).

La sacarosa es el excipiente que presenta mayor número (47,5%) de presentaciones con diferentes cantidades entre las fuentes de información. Por debajo figuran la sacarina con el 31,1% y el etanol (21,3%).

El 71,93% de los errores son debidos a diferencias de base y en el 28,07% restante lo son por fallos de transcripción.

Al analizar el porcentaje de coincidencias en las cantidades de excipientes en las diferentes formas de presentación, del Vademécum con respecto al modelo teórico, según las seis formas de presentación (tabla 5) y los cinco grupos terapéuticos más frecuentes (tabla 6), se observa que las menores proporciones de coincidencias cuantitativas corresponden, cualquiera que sea la forma de presentación y cualquiera que sea el grupo terapéutico, a la sacarosa, excepto en los comprimidos en el grupo del aparato cardiovascular que corresponden a la lactosa.

Discusión

Nuestros resultados confirman que el Vademécum, el Catálogo Farmacéutico y los prospectos omiten información en la composición cualitativa y cuantitativa de los cuatro excipientes analizados en las especialidades farmacéuticas. Los prospectos constituyen la fuente de información más completa sobre excipientes y el Vademécum la fuente que aporta menor calidad de información. Sin embargo, el Vademécum continúa siendo la fuente de información sobre medicamentos más accesible y consultada por los médicos3-6, por lo que, en aras a facilitar un uso racional de los medicamentos, haría falta que la industria farmacéutica, que elabora el Vademécum, y el Ministerio de Sanidad y Consumo, que lo prologa y supervisa, mejorasen la calidad de información en la fórmula de composición de las especialidades farmacéuticas.

Los errores de transcripción son fácilmente evitables. Debiera, por otro lado, uniformarse la información cuantitativa que viene expresada de manera diferente en las distintas fuentes: como cs (cantidad suficiente), csh (cantidad suficiente hasta) o csp (cantidad suficiente para) en el Vademécum y como cruces en el Catálogo Farmacéutico.

Nuestros resultados tienen la limitación de usar como patrón oro (gold standard) de composición un modelo teórico construido y no las fichas técnicas, en las que la Ley del Medicamento y el Real Decreto 2236/1994 obligan a recoger todos los excipientes empleados en el proceso de elaboración de cualquier medicamento1,2. Las fichas técnicas son difíciles de conseguir y aunque es improbable que el modelo teórico sea igual de completo que ellas (puesto que parte de la asunción de que la suma de información contenida en las tres fuentes es la real cuando, obviamente, pudiera no serlo) estaríamos, en todo caso, subestimando los resultados sobre el grado de discordancia respecto de la ficha técnica. De hecho, e independientemente del modelo gold standard utilizado, lo cierto es que nuestro estudio revela la gran discordancia existente en la composición de excipientes entre tres fuentes de información terapéutica ampliamente utilizadas por el personal sanitario.

Nuestro trabajo muestra que la sacarosa y sacarina son los excipientes más empleados y descritos, resultando curioso que la sacarina sea el más cuantificado y coincidente en las tres fuentes cuando, reglamentariamente, su declaración es sólo cualitativa. Sin embargo, la sacarosa es el excipiente que tiene mayor número de presentaciones con diferentes cantidades de sustancia y también el que presenta en el Vademécum menor porcentaje de coincidencia respecto al modelo teórico, aunque su declaración, lo mismo que la del etanol, ha de ser cuantitativa. Al ser el Vademécum un libro de consulta ampliamente utilizado para comprobar la composición de determinadas especialidades, no serían de extrañar los errores en la prescripción, pues la aparición de forma explícita y exclusiva de la sacarina, por ejemplo, en la composición de una especialidad farmacéutica, podría inducir a aceptar sistemáticamente su empleo en pacientes diabéticos11. El importante porcentaje encontrado de omisión de presencia de lactosa en la composición de las especialidades farmacéuticas (tanto en el Vademécum como en el Catálogo Farmacéutico), también pudiera originar problemas en los individuos en quienes concurre alguna enfermedad asociada a anomalías en el metabolismo de la lactosa, puesto que si bien en los prospectos no existe omisión alguna de la presencia de este disacárido, son pocos los médicos (6,1%) que aconsejan a sus pacientes la lectura detenida del prospectos de los medicamentos que prescriben12. Iguales reflexiones podrían hacerse para el etanol. Sin embargo no hemos analizado la información sobre otros excipientes, como tartracina y colorantes similares, que con cierta frecuencia también pueden ser causa de reacciones adversas, lo que obviamente es otra limitación de este trabajo.

Finalmente, y a la vista de nuestros resultados, creemos necesario enfatizar las recomendaciones clásicas del Consejo de Europa y de la OMS, de poner a disposición de los facultativos textos sencillos preparados por organismos imparciales, que aporten información fiable y actualizada sobre todos los medicamentos disponibles, facilitando así, una correcta información, selección, prescripción y utilización de las especialiades farmacéuticas13,14.

Agradecimientos

Queremos expresar nuestro agradecimiento a quienes, de una u otra forma, nos ayudaron en la realización de este trabajo. En concreto, a la Gerencia de Atención Primaria de Badajoz y en especial al farmacéutico Venancio Jesús Pérez García y a Gregorio Montes Salas, a Alfonso Javier Doncel Luengo, del Colegio Oficial de Farmacéuticos y al Centro Cooperativo Farmacéutico (CE.CO.FAR) de Badajoz, particularmente a José Manuel Pertegal Rodríguez, Javier Salas Martínez y Eufemiano Vinagre de la Cruz.

 

Bibliografía
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