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Vol. 22. Núm. 6.
Páginas 353-361 (octubre 1998)
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Prevalencia de anemia ferropénica en el País Vasco
Prevalence of iron deficiency anaemia in the Basque country (Spain)
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J. Aranceta Bartrinaa, C. Pérez Rodrigob, I. Marzana Sanzc, I. Egileor Gurtubaic, J. Gondra Rezolab, L. González de Galdeanoc, J. Sáenz de Buruaga Renobalesc
a Servicio de Salud Pública. Excmo. Ayuntamiento de Bilbao.Programa de Nutrición. Gobierno Vasco.
b Servicio de Salud Pública. Excmo. Ayuntamiento de Bilbao.
c Programa de Nutrición. Gobierno Vasco.
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Objective. To describe the prevalence of iron deficiency anaemia in the Basque Country by age group and sex and to identify the main groups at risk.

Design. Cross-sectional study.

Setting. Basque Country.

Participants. School-aged population of Bilbao (n=762); further education students of San Sebastian (n=372); adult population of the Basque Country (n=2348) and elderly population of Bilbao, institutionalized (n=154) and free living people (n=410). Every sample was drafted by random sampling methods.

Methods. Blood samples were collected by venopunction after 10-12 h. fasting, according to the same protocol. Haematological and biochemical analytes were assessed in the reference laboratory for the Basque Country, which followed internal and external quality control programs during that period. Iron deficiency anaemia was defined according to the criteria from the Spanish Society for Parenteral and Enteral Nutrition (SENPE).

Measurements and main results. Prevalence of iron deficiency anaemia in school- aged children was 0.6% for boys and 0.7% for girls, with the highest rate for girls aged 12-14 years (2.3%). Men aged 25-60 years showed a prevalence rate of 0.1% and women in the same age group 2.1%. Younger women, 25-34 years, showed the highest prevalence in this age group (2.9%). Among elderly people, overall prevalence was 0.4%, although people aged 80 years and over was affected more frequently.

Conclusions. The prevalence of iron deficiency anaemia in the Basque Country is low though it is relatively frequent among young women and very old people. Both population subgroups should be monitored.

Keywords:
Nutritional status
Iron deficiency anaemia
Iron deficiency

Objetivo. Describir la prevalencia de anemia ferropénica en el País Vasco por grupos de edad y sexo e identificar los principales grupos de riesgo.

Diseño. Estudio transversal.

Emplazamiento. País Vasco.

Participantes. Población en edad escolar de Bilbao (n=762), población adolescente escolarizada en San Sebastián (n=372), población adulta de la Comunidad Autónoma Vasca de 25-60 años (n=2.348) y población mayor de 60 años de Bilbao, institucionalizada (n=154) y no institucionalizada (n=410). Las muestras de cada uno de los estudios se obtuvieron por un sistema de muestreo aleatorio.

Métodos. Se obtuvieron muestras sanguíneas por venopunción tras ayuno de 10-12 horas de acuerdo al mismo protocolo. Las determinaciones hematológicas y bioquímicas se realizaron en el laboratorio de referencia para la Comunidad Autónoma del País Vasco, que durante el proceso analítico fue sometido a controles de calidad internos y externos. La tipificación de anemia ferropénica se realizó de acuerdo a los criterios propuestos por la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE).

Resultados y mediciones especiales. En la población en edad escolar la prevalencia de anemia ferropénica fue del 0,6% en niños y del 0,7% en niñas. La tasa más elevada se detectó en niñas de 12-14 años con un 2,3%. También se tipificaron como sujetos con anemia ferropénica un 0,1% de los varones y el 2,1% de las mujeres de 25-60 años. En este colectivo, la máxima prevalencia se detectó en mujeres de 25-34 años, con un 2,9%. En el grupo de población anciana la frecuencia del problema fue del 0,4%, siendo las personas mayores de 80 años el subgrupo afectado en mayor medida.

Conclusiones. La prevalencia de anemia ferropénica en el País Vasco es baja, aunque afecta con relativa frecuencia a mujeres jóvenes y a ancianos de edad muy avanzada. Estos 2 subgrupos de población son los colectivos que precisan mayor vigilancia.

Palabras clave:
Estado nutricional
Anemia ferropénica
Déficit de hierro
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Introducción

La carencia de hierro es el déficit nutricional más frecuente tanto en los países en vías de desarrollo como en los países industrializados. Sus posibles repercusiones sobre el desarrollo físico y psíquico, la conducta y el rendimiento laboral hacen que la anemia ferropénica constituya un importante problema de salud pública1-7. En este marco es necesaria la detección y control de los grupos de población más sensibles que pudieran presentar este déficit, incluso bajo formas subclínicas.

El déficit de hierro puede ser debido a unos aportes insuficientes para satisfacer las necesidades del organismo o bien a una baja biodisponibilidad del hierro aportado con la dieta1. En otras ocasiones, el aumento en los requerimientos de este nutriente o la pérdida crónica de sangre son las causas del problema1.

El déficit de hierro se desarrolla en 3 etapas sucesivas. En una primera fase se produce una reducción progresiva en los depósitos de hierro en el ámbito hepático. Esta etapa puede evidenciarse por una disminución en los valores de ferritina sérica, aunque no se acompaña de manifestaciones clínicas1,8. Si el déficit de hierro se mantiene, con la depleción en los depósitos de hierro se producen alteraciones en la eritropoyesis y es posible detectar modificaciones en el índice de saturación de transferrina, así como un aumento en la concentración de protoporfirina eritrocitaria libre1,8. Esta etapa se puede manifestar con una disminución en el rendimiento físico1,6-9. Por último, el déficit prolongado de hierro da lugar a la aparición de anemia microcítica, con disminución de la concentración de hemoglobina1,6-9.

A veces la anemia ferropénica se asocia a déficit de otros nutrientes como el ácido fólico, especialmente durante el embarazo10. Otras posibles carencias nutricionales que también pueden manifestarse como anemia son el déficit de vitamina B12, de piridoxina o de cobre10. Sin embargo, se trata de déficit nutricionales infrecuentes, por lo que presentan menor relevancia desde el punto de vista de la salud pública7.

Los principales grupos de riesgo de anemia ferropénica están constituidos por lactantes, niños en edad preescolar, adolescentes y mujeres en edad fértil. La OMS11 estima que la prevalencia de anemia por déficit de hierro en los países desarrollados es más importante en mujeres gestantes (14%) y en lactantes (12%). Para las mujeres en edad fértil sitúa el problema en torno al 11% y en las personas mayores de 60 años en un 12%.

La tipificación de anemia se realiza a partir del valor del percentil 5 para la hemoglobina de las personas sanas de cada grupo de edad y sexo. Los datos ubicados por debajo de este percentil se consideran situaciones de anemia, aunque este método conlleva el riesgo de clasificar erróneamente como anémicos al 2,5% de las personas sanas8,9. En ocasiones, infecciones o inflamaciones leves pueden ser motivo de anemia sin que se acompañe de déficit de hierro8-12.

En la actualidad la detección de individuos con anemia ferropénica es relativamente sencilla en el laboratorio y el tratamiento es accesible y económico9,11,12. En España13 se dispone de información limitada respecto a la prevalencia de anemia ferropénica en algunos grupos de población. Este trabajo se ha planteado con el objetivo de evaluar la prevalencia de anemia por déficit de hierro en diferentes grupos de población sana del País Vasco.

Material y métodos

Se ha realizado un análisis de la prevalencia de anemia por déficit de hierro en el País Vasco a partir de los datos obtenidos en estudios epidemiológicos nutricionales de carácter transversal realizados en diversos grupos de población del País Vasco14-18.

Muestra

Para realizar este trabajo se han considerado los datos obtenidos en los estudios nutricionales llevados a cabo en el País Vasco referidos a población aleatoria mayor de 6 años. Se excluyeron de la muestra los individuos con procesos patológicos (neoplasias, enfermedad pulmonar crónica, cardiopatías, enfermedad renal crónica, enfermedades hematológicas) que pudieran alterar los resultados hematológicos y/o bioquímicos. También se eliminaron las mujeres embarazadas y/o en período de lactancia, por ser un número insuficiente para constituir un grupo aislado. En este trabajo se incluyen los resultados referentes a la población en edad escolar de Bilbao14 (n=762), población adolescente escolarizada en San Sebastián15 (n=372), población adulta de la Comunidad Autónoma Vasca de 25-60 años16 (n=2.348) y población mayor de 60 años de Bilbao, institucionalizada17 (n=154) y no institucionalizada18 (n=410). Las muestras de cada uno de los estudios se obtuvieron por un sistema de muestreo aleatorio. En los estudios sobre población escolar y adolescente las muestras se obtuvieron siguiendo un procedimiento de muestreo aleatorio polietápico por conglomerados, por cotas de edad y sexo, utilizando como marco de muestreo el censo de alumnos escolarizados en Bilbao y en San Sebastián, respectivamente. La tasa de participación con respuesta válida fue del 93% en el estudio de Bilbao14 y del 87% en San Sebastián15.

En la Encuesta de Nutrición de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) se realizó un muestreo aleatorio simple, considerando como universo la población empadronada en la CAPV, según censo de 1986, con edades de 25-60 años, previo ajuste temporizado a 1988. La tasa de participación con respuesta válida fue del 73%. Las características de la muestra ya han sido descritas en otros trabajos16.

La selección de la muestra de ancianos residentes en su domicilio se realizó por un sistema aleatorio simple basado en el padrón municipal de Bilbao, considerando las personas mayores de 60 años. La muestra de ancianos institucionalizados se sobredimensionó para poder realizar estimaciones referentes al subgrupo. En este caso, se siguió un procedimiento de muestreo por conglomerados. La tasa de respuesta válida fue del 83%17,18.

Variables

En todos los estudios se consideraron los antecedentes patológicos agudos y crónicos, la medicación consumida, análisis de la ingesta nutricional, antropometría e indicadores hematológicos y bioquímicos del estado nutricional en hierro. Las muestras sanguíneas para las determinaciones hematológicas y bioquímicas se obtuvieron en todos los casos por venopunción ­siguiendo estrictas medidas higiénicas y de seguridad­ previo ayuno de 10-12 horas, trasladándose al laboratorio de la Dirección de Salud de Vizcaya. Las personas responsables de este cometido tenían amplia experiencia en el desarrollo de esta tarea. No obstante, recibieron instrucciones precisas sobre el procedimiento a seguir para la correcta aplicación del torniquete, práctica de la venopunción y manipulación de las muestras obtenidas. El protocolo de extracción de muestras sanguíneas fue el mismo para todos los individuos19.

Se contemplaron los indicadores para la evaluación del estado nutricional en hierro consensuados por grupos de expertos19-22: hemoglobina (Hb), hematócrito (Hto), volumen corpuscular medio (VCM), hierro sérico, ferritina sérica e índice de saturación de transferrina. Se consideraron como marcadores inflamatorios la velocidad de sedimentación globular y la proteína C reactiva. Para las determinaciones con sangre entera se empleó como anticoagulante EDTA-K3. Los especímenes de sangre se centrifugaron a 1.500 g durante 10 min. Se procedió seguidamente al análisis de todos los parámetros, excepto la ferritina, en cuyo caso se conservó el suero a ­20 oC hasta un tiempo máximo de 2 meses.

Para la determinación del hierro sérico se empleó el método colorimétrico, ferrozine23,24 (MA-kit Iron Fz Roche Diagnostic systems, CH-4002 Basilea), método recomendado por el panel sobre hierro del comité internacional para la estandarización en hematología (ICSH)24. También se utilizó este procedimiento para la determinación de la capacidad total de fijación del hierro (TIBC) tras la saturación de la transferrina con una solución de hierro y adsorción del exceso sobre hidroxicarbonato de magnesio23,24. La determinación de transferrina se realizó por inmunoturbidimetría (Unimate 3 TRSF, Roche Diagnostic System, CH-4002 Basilea). Las concentraciones de ferritina se midieron por técnicas inmunorradiométricas de doble anticuerpo (IRMA)25,26 (Ferritin®, Nichols Institute Diagnostic, USA). El recuento de células sanguíneas, la concentración de hemoglobina y el valor hematócrito se determinaron en un contador hematológico Coulter M-53027 (Coulter Electronics Inc, Hialeah, FL, USA). Para las determinaciones bioquímicas se utilizó un analizador de flujo discreto multicanal Roche Cobas Mira (Roche Diagnostic System, Inc, Montclaire, NJ, USA).

Todo el proceso analítico fue sometido a controles de calidad internos mediante sueros comerciales de origen humano ­Precinorm U, Precipath U y Precinorm L (Boehringer Mannheim GmbH, Alemania)­ y mediante la participación en el programa de control de calidad de la CAPV. En las técnicas de radioinmunoanálisis se emplearon sueros comerciales liofilizados valorados a tres niveles, "Ligand A,B" (Ciba Corning Diagn. Corp, CA92714, USA) y sangres control valoradas a dos niveles en el caso del hemograma, "Control Blood Plus" (Baxter Dade AG, Suiza).

Durante el período que duró el estudio, el laboratorio comprobó la validez de los resultados en cuanto a inexactitud e imprecisión mediante la participación en los siguientes programas de control de calidad interlaboratorios: Programa Internacional de Hematologia QAP (Baxter Dade, USA); Robens Institute (University of Surrey, Gran Bretaña), y Societé Française de Biologie Clinique (Commission d'Oligoelements) para los metales. Los programas de control de calidad para las determinaciones de química clínica fueron el Programa Nacional de la Sociedad Española de Química Clínica, Clinical Chemistry Quality Assessment Programme (Wellcome Diagnostics, Gran Bretaña) y Programa Interlaboratorios de la Comunidad Autónoma Vasca. La imprecisión de los métodos empleados, como coeficiente de variación, obtuvo valores interserie e intraserie en torno al 5%.

Tipificación de anemia ferropénica

Para la tipificación de anemia ferropénica se utilizaron los criterios propuestos por la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE)19 en el protocolo de evaluación del estado nutricional en hierro de una población. De acuerdo a estos criterios, el diagnóstico de anemia ferropénica, desde el punto de vista epidemiológico, se establece a partir de la detección de valores de Hb inferiores a los de referencia (anemia) junto a la alteración coincidente de al menos 2 indicadores del estado nutricional en hierro (ferritina sérica, índice de saturación de transferrina, protoporfirina eritrocitaria y/o VCM)7-9,20-22,28,29. Se han considerado valores anómalos para la Hb en los niños y niñas de 6-14 años, cifras <120 g/l; en los varones mayores de 14 años <130 g/l y en las mujeres mayores de 14 años <120 g/l. En relación a los indicadores del estado nutricional en hierro, se consideraron los siguientes valores anómalos: para la ferritina sérica <12 µg/l; saturación de la transferrina <16%, y para el VCM: entre 6 y 14 años <75 fl; mayores de 14 años <80 fl.

Análisis de los datos

Los datos fueron depurados y analizados utilizando como soporte los programas estadísticos SPSS/PC+30 y EPIINFO31. Se utilizaron los estadísticos t de Student para la comparación de 2 medias y F de Snedecor mediante análisis de la variancia ANOVA para la comparación de medias de varios grupos independientes. También se utilizó el estadístico ji-cuadrado para la comparación de porcentajes. La normalidad de las distribuciones de las variables cuantitativas se comprobó mediante el test de Kolmogorov-Smirnov. Cuando las pruebas estadísticas lo requerían, previamente a su aplicación se realizaron transformaciones logarítmicas en las variables con distribuciones asimétricas, con el fin de rectificar la asimetría y acercarlas a distribuciones gaussianas. Se consideró como nivel de significación estadística valores de p<0,05.

Resultados

En la tabla 1 se describe la población estudiada por grupos de edad y sexo. En la población en edad escolar los valores medios obtenidos para los diferentes indicadores hematológicos y bioquímicos relacionados con el estado nutricional en hierro expresaron cifras por encima de los valores de referencia en todos los grupos de edad y sexo, según se refleja en la tabla 2. Los valores de Hb fueron significativamente crecientes con la edad en los niños y en las niñas. Se apreció esta misma tendencia para el VCM y para el Hto. en ambos sexos. No se observaron diferencias significativas en los valores de hierro sérico ni en el índice de saturación de transferrina en función de la edad. En el colectivo de adolescentes, los varones obtuvieron cifras más elevadas en los indicadores hematológicos considerados que las mujeres.

La población adulta de la CAPV (25-60 años) obtuvo valores de Hb significativamente más elevados en varones, 153±12 g/l, que en las mujeres 132±11 g/l (p<0,001). Sin embargo, en este colectivo no se apreciaron modificaciones estadísticamente significativas con la edad para este parámetro. En la tabla 3 se muestran los valores obtenidos para los indicadores hematológicos y bioquímicos estudiados en este colectivo. En los varones de 35-54 años el Hto. obtenía cifras significativamente inferiores en relación a los varones más jóvenes y a los de mayor edad. Un 13% de las mujeres presentaba cifras de hierro sérico por debajo de 10 µmol/l (60 µg/dl). El índice de saturación de transferrina expresó como valor medio 38,8±12 en varones y 32,1±12 en mujeres (p<0,001). La ferritina fue significativamente más elevada en el colectivo masculino (282±182) que en el subgrupo femenino (66,8±56,8) y en las mujeres aumentaba significativamente con la edad (p<0,001).

En la tabla 4 se recogen los resultados obtenidos en el colectivo de personas de 60 y más años de edad. En este grupo de población la Hb disminuía significativamente con la edad (p<0,001) en ambos sexos. Las personas mayores de 80 años mostraron los valores de Hb más bajos. El Hto. también disminuía a medida que avanzaba la edad en varones y mujeres. Un 6,2% de los varones y el 3,8% de mujeres expresaron valores por debajo del valor de referencia para el VCM. Para el hierro sérico se observaron cifras significativamente inferiores en las mujeres de 80 y más años de edad en relación a las más jóvenes (p<0,001).

Un 2,1% de los varones y el 1,8% de las mujeres presentaron cifras de ferritina por debajo de 12 µg/l, con mayor frecuencia en los varones y mujeres mayores de 80 años. En este subgrupo de edad se detectaron valores inadecuados para este parámetro en el 7,1% de los varones y en el 4,5% de las mujeres.

En la tabla 5 se recoge la prevalencia de déficit de hierro y anemia ferropénica por grupos de edad y sexo. En la población en edad escolar un 2,6% del colectivo presentaba cifras de Hb por debajo del valor de referencia (individuos con anemia). Se detectaron simultáneamente cifras inferiores a los valores de referencia para el VCM y para el índice de saturación de transferrina ­individuos con déficit de hierro­ en un 0,8% de los niños y en el 0,7% de las niñas. La prevalencia de anemia ferropénica en la población escolar de acuerdo a los criterios descritos fue del 0,6% en los niños y del 0,7% en las niñas, observándose la máxima prevalencia en los niños y niñas de 12-14 años de edad. En el colectivo de adolescentes estudiado sólo se ha considerado la Hb. Se detectaron cifras de Hb inferiores a 130 g/l en el 5,3% de los varones estudiados y el 2,7% de las mujeres mostraban valores para la Hb por debajo de 120 g/l.

Por lo que se refiere a la población adulta del País Vasco (25-60 años), se tipificaron como individuos con anemia un 2,7% de los varones y el 11% de las mujeres. Al menos dos de los indicadores del estado en hierro contemplados se encontraban alterados simultáneamente en el 0,1% de los varones y en el 2,1% de las mujeres (déficit de hierro) y se clasificaron como sujetos con anemia ferropénica el 0,1% de los varones y el 2,1% de las mujeres. La prevalencia de anemia ferropénica fue más elevada en las mujeres de 25-44 años.

En el colectivo de personas mayores de 60 años, se detectaron cifras de Hb inferiores al valor de referencia en un 13% de los varones y en el 11% de las mujeres, siendo más frecuente a partir de los 80 años. La prevalencia de anemia ferropénica en este colectivo se situó en el 0,1% en varones y un 0,6% en mujeres, siendo más frecuente en los ancianos institucionalizados, ancianos por otro lado con una edad media más elevada. La prevalencia de anemia ferropénica en el grupo de mayores de 80 años fue del 1,6%.

Discusión

Este trabajo se apoya en los resultados obtenidos a partir de estudios poblacionales sobre muestras aleatorias con una elevada tasa de respuesta14-18. Esta característica nos ha permitido realizar estimaciones de la prevalencia de anemia ferropénica considerando diferentes subgrupos de edad y sexo, con un adecuado perfil de representatividad. El bajo número de individuos que reúnen los estrictos criterios utilizados para la tipificación de anemia ferropénica ocasiona que los intervalos de confianza en cada estrato sea de mayor amplitud y de menor precisión. A pesar de este inconveniente, creímos de interés delimitar los subgrupos en los que este problema es más frecuente, acompañando sus tasas de prevalencia a los datos globales del problema.

De acuerdo a los criterios de tipificación de la anemia ferropénica aplicados a los datos hematológicos y bioquímicos de nuestra muestra, hemos podido estimar tasas de anemia ferropénica más elevadas en mujeres de 12-44 años y en personas de edad muy avanzada (>=80 años).

A partir de una revisión de diferentes estudios nutricionales, Arija et al38 han estimado la prevalencia de anemia ferropénica en España en el colectivo de jóvenes adolescentes en el 1,6% y en las mujeres de 18-52 años también en un 1,6%, cifra algo inferior a la observada en el País Vasco (tabla 6). Quintas et al33 han obtenido, con los mismos criterios empleados por nosotros, una frecuencia de anemia ferropénica del 3,9% en un colectivo de mujeres madrileñas de 19-35 años, cifra ligeramente superior a la observada en el País Vasco para el colectivo femenino de este grupo de edad. En 1986 Hermosa et al32 estimaron una prevalencia de anemia ferropénica del 4,1% en las mujeres de Cantabria de 18-65 años, siendo mayor el porcentaje de mujeres afectadas de 43-52 años (13,1%).

Datos recientes aportados por el estudio NHANES III (1988-1994)34 han permitido estimar una prevalencia de anemia ferropénica inferior al 1% en la población escolar de 6-11 años, cifras similares a las observadas en el País Vasco. En Estados Unidos la frecuencia más elevada se describe en mujeres de 25-49 años (5%), con tasas ligeramente superiores a las observadas en el País Vasco para este grupo de edad. Sin embargo, la prevalencia de anemia ferropénica en las personas de edad muy avanzada (2%) es discretamente inferior en Estados Unidos respecto a nuestro estudio. Es importante señalar que en el estudio NHANES III han quedado excluidas las personas institucionalizadas, subgrupo en el que se detectó la mayor frecuencia de anemia entre los ancianos del País Vasco.

Algunos estudios realizados en países del centro y norte de Europa sitúan la prevalencia de anemia ferropénica en mujeres en edad fértil en el 2-5%35,36, cifras similares a las observadas en la CAPV para este colectivo y también concordantes con las observadas en el estudio NHANES III. Parece que el empleo de dispositivos intrauterinos (DIU) puede favorecer mayores pérdidas menstruales34-37, siendo una de las principales causas de pérdida incrementada de sangre en mujeres.

Aunque en nuestro trabajo no se han contemplado los grupos de edad más jóvenes, la anemia ferropénica es un problema muy frecuente en los lactantes y niños pequeños de todo el mundo39. Los datos aportados por Salas et al40 referidos a la población infantil de Reus sitúan la prevalencia de anemia ferropénica en lactantes en un 12,1%; 4,8% para la población de 2-5 años; 1,7% de 6-9 años, y 3,2% en mujeres adolescentes. En Francia, Mekki et al41 estimaron una prevalencia del 29% en lactantes de 10 meses de edad; un 13% en niños de 2 años, y el 7% en niños de 4 años. Gregory et al42 estimaron la prevalencia de anemia ferropénica en niños de 18-30 meses de edad en Gran Bretaña en un 12%. En España, carecemos de datos globales respecto a este grupo de edad, aunque Olazábal et al43 encontraron también una elevada prevalencia de anemia ferropénica en lactantes de 10-24 meses alimentados con leche de vaca en una zona rural de Asturias. Es interesante recordar que la leche materna, al igual que la de vaca, presenta un bajo contenido en hierro (1,5 mg de hierro/1.000 kcal), aunque la biodisponibilidad es sensiblemente mejor para el hierro aportado por la leche materna44. Las últimas recomendaciones de la Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica (ESPGAN)45 sugieren que los niños pequeños deben consumir leches adaptadas, enriquecidas en hierro, hasta los 3 años de edad, con el fin de disminuir el riesgo de ingesta inadecuada para este nutriente.

En la población del País Vasco los aportes dietéticos de hierro en los varones satisfacían holgadamente el nivel medio de las ingestas adecuadas (IA) para este nutriente16. Sin embargo la ingesta de hierro en las mujeres representaba el 67% de las IA y el riesgo de ingesta inadecuada alcanzaba al 25% de la población femenina16. Las principales fuentes de hierro en la dieta total de la CAPV son los cereales, que aportan un 23% y las verduras, hortalizas y legumbres que contribuyen en conjunto con el 23% de la ingesta. El hierro contenido en este grupo de alimentos se encuentra en forma no hemínica, lo que representa una baja tasa de biodisponibilidad, porque su absorción puede estar afectada por otras sustancias presentes en la dieta, como café, té, fitatos, oxalatos, etc.1,44,46 El grupo de las carnes contribuye con el 19% a la ingesta de hierro (hierro hem), con una mejor biodisponibilidad y una tasa de absorción en torno al 25%.

En la Encuesta Nutricional de la CAPV no se observaron correlaciones significativas entre la ingesta de hierro y las cifras de hemoglobina, índice de saturación de transferrina, ferritina o hierro sérico16. En otros estudios tampoco se han evidenciado correlaciones entre la ingesta dietética de hierro y los indicadores hematológicos y bioquímicos35,36,42. Por el contrario, algunos autores han encontrado una asociación negativa entre el estado nutricional en hierro y el consumo elevado de café o té y una relación positiva con el consumo de carne45. En un estudio reciente sobre los efectos de dietas pobres o con elevado consumo de carne sobre el estado nutricional en hierro, se han descrito valores más bajos de ferritina y más elevados para el TIBC ­aunque dentro de rangos de normalidad­ en los sujetos con elevados consumos de carne47, sugiriendo que tal vez estos indicadores del estado nutricional en hierro no sean buenos marcadores de la ingesta de este grupo alimentario. En cualquier caso, las dietas monótonas y de bajo contenido energético inducen un mayor riesgo de aportar una densidad de nutrientes inadecuada48-50. Este modelo alimentario se detecta con frecuencia en mujeres jóvenes que persiguen un ideal estético, utilizando cuantas «fórmulas mágicas» y «dietas milagrosas» encuentran a su alcance48-50.

Algunos estudios realizados en colectivos de ancianos reflejan con elevada frecuencia hábitos alimentarios monótonos y dietas de baja calidad, especialmente entre las personas mayores que viven solas o en núcleos familiares atípicos17. No obstante, la anemia ferropénica en las personas mayores se debe en buena parte a procesos infecciosos o inflamatorios e incluso a pérdidas crónicas de sangre51.

En los países industrializados se observa una evolución favorable del problema13,34,35, con una disminución progresiva de la prevalencia de anemia ferropénica en mujeres jóvenes y en lactantes. Sin duda, la mejora del bienestar económico de los grupos de mayor riesgo desempeña un papel importante, al que hemos de añadir la mayor sensibilización e información actual sobre temas relacionados con la salud en la población general. Otro aspecto a tener en cuenta es la presencia en el mercado de alimentos de consumo habitual enriquecidos en hierro y otros micronutrientes1,46. En este sentido, es interesante observar que en un país industrializado como Japón, con serias limitaciones legislativas para la fortificación de los alimentos, la prevalencia de anemia ferropénica en mujeres apenas ha disminuido en los últimos años52.

Dado que la anemia ferropénica en el País Vasco afecta principalmente a mujeres jóvenes y a los ancianos de edad muy avanzada, son estos colectivos los que precisan una mayor vigilancia. Es previsible que los programas de ayuda a domicilio, la mejora en la atención integral al anciano y las campañas de educación nutricional en el medio escolar que se vienen desarrollando en nuestro entorno contribuirán progresivamente a mejorar la situación y a prevenir el problema en estos grupos de riesgo.

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