Objetivo. Conocer la prevalencia de malos tratos (MT) físicos (F), psíquicos (P) y sexuales (S) en las relaciones de pareja a lo largo de la vida de las mujeres.
Diseño. Estudio descriptivo, trasversal y multicéntrico.
Emplazamiento. El estudio se realizó en 23 consultas de médicos de familia (MF) en 3 centros de salud urbanos de Granada.
Participantes. Muestreo consecutivo de 391 mujeres mayores de 14 años y con pareja estable, conviviente o no, al menos 3 meses, que consultaron a su MF entre diciembre de 2000 y mayo de 2001 (tamaño muestral para * = 0,5, p = 0,2 y precisión = 0,4).
Mediciones principales. Cuestionario mediante entrevista al salir de la consulta y en condiciones de privacidad. Recogimos las características personales (edad, estado civil convivencia situación laboral, estudios y etnia), los indicadores de salud (salud subjetiva, síntomas físicos, consumo de fármacos y salud psíquica mediante el GHQ de 28 ítems, y consumo habitual de alcohol y/o drogas), los antecedentes de riesgo (haber presenciado MT en su familia en la infancia, consumo habitual de alcohol y/o drogas por la pareja), y escala de MT con 10 preguntas. Seleccionamos y adaptamos 5 preguntas de MTP, 4 de MTF y 1 MTS de otros instrumentos. La escala de respuesta tenía 5 opciones, desde «nunca» a «casi siempre». Codificamos como «no maltrato» las respuestas «nunca» y «casi nunca» para las preguntas 1, 2 y 5, y sólo la opción «nunca» para el resto de preguntas. Las demás categorías las codificamos como «sí maltrato». Consideramos que una mujer ha sufrido malos tratos cuando una pregunta cumplía el criterio establecido para ello. Efectuamos una estimación puntual y por intervalo de confianza del 95% del MT global y de los 3 tipos de MT por separado.
Resultados. La tasa de respuesta fue del 98%. Las características de las mujeres estudiadas son: 46,1 ± 17,2 años, un 68% casadas, un 78% convive con su marido/pareja, un 30% tiene graduado escolar y un 24% estudios primarios, un 36% trabaja fuera del hogar y un 33% es ama de casa, un 9% es de etnia gitana.
En total, 188 mujeres (48,6%, IC del 95%, 43,5-53,4) habían presentado algún tipo de MT. El más frecuente es el MTP en 176 mujeres (45,2%; IC del 95%, 40,3-50,2). Le sigue el MTF en 72 mujeres (18,5%; IC del 95%, 14,6-19,6) y el MTS en 62 mujeres (16%; IC del 95%, 12,3-19,6). La combinación de los 3 tipos de MT aparece en la figura 1.
FIGURA 1. Combinación entre mal trato (MT) físico, psíquico y sexual (%) en el grupo de mujerers que ha sufrido violencia por alguna pareja (n = 190).
Discusión y conclusiones. La prevalencia de MT en la vida encontrada en nuestro medio es consistente con la de otros estudios realizados también en AP. En mujeres que consultan en los centros de salud andaluces se encontró una frecuencia de cualquier tipo de MT del 31,5%1. En otros países, la frecuencia de MT global oscila dentro de un amplio rango que va del 45 al 68%2-5. Si indagamos sobre los MAP en particular, se observa que éstos alcanzan la prevalencia más elevada en nuestra muestra, el 45%, inferior sin embargo al 74% notificado en mujeres inglesas6. Además, en nuestro estudio observamos que entre las 188 mujeres que han experimentado algún tipo de MT en la vida, sólo 12 no declaran la presencia de MTP, lo cual muestra que las relaciones violentas incluyen generalmente el abuso psíquico.
La magnitud del problema es siempre muy elevada, si bien hay una gran variedad de prevalencias observadas según el estudio. Esto es atribuible, al menos en parte, a las diferencias en la metodología utilizada, que afectan fundamentalmente a la composición de la muestra, a la definición de los MT y/o a la forma en que se operativiza su medición.
Este estudio aporta una aproximación al conocimiento de un tema que tiene que ser estudiado en mayor profundidad y amplitud para posibilitar un acercamiento más riguroso y cercano al problema de la violencia en la pareja, así como una intervención efectiva desde AP para atender a las mujeres que sufren los MT.
La limitación más importante del estudio afecta a la validez externa de los resultados. Las mujeres que consultan a su médico de familia no son exactamente iguales a las de población general; sabemos que las personas que más utilizan los servicios de atención primaria son las que presentan peor salud física y mental, y este sesgo de selección está presente en el estudio a pesar de que el período de recogida muestral se amplió durante 6 meses.
Como conclusión podemos afirmar que la experiencia de relaciones violentas por parte de la pareja que tienen las mujeres que acuden a la consulta de los MF es un problema de gran magnitud e indica la gravedad del fenómeno en nuestro medio.