Objetivo. Conocer la opinión de los adolescentes sobre las medidas legislativas que prohíben el consumo de alcohol en la calle.
Diseño. Estudio observacional, descriptivo y transversal.
Emplazamiento. Tres institutos de enseñanza secundaria (IES) toledanos, dos rurales y uno urbano.
Participantes. Muestra de 625 adolescentes de 13 a 18 años de edad, integrada por alumnos de los cursos de tercero, cuarto y quinto de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y primero de bachillerato de los dos IES rurales y del IES urbano.
Mediciones principales. La recogida de la información se llevó a cabo mediante un cuestionario elaborado ad hoc, anónimo y autocumplimentado en horario lectivo. Todos los alumnos encuestados respondieron a la cuestión que les planteamos, como pregunta cerrada, acerca de si creían que las medidas prohibitivas contribuirían o no a reducir el consumo de alcohol. Mediante el paquete estadístico R-SIGMA se procedió al análisis estadístico de los datos, para lo cual, se aplicaron el intervalo de confianza (IC) del 95% y la prueba de la χ2 de Pearson.
Resultados. La muestra estaba formada por 298 varones (47,68%) y 327 mujeres (52,32%). El promedio de edad de los escolares fue de 15 ± 1,3 años (IC del 95%, 15,30-15,51). El 85,92% procedía del medio rural.
Un 93,43% de los escolares (IC del 95%, 91,12-95,19) afirmó haber consumido alcohol alguna vez. En cuanto al ítem «¿Crees que las medidas prohibitivas contribuirían a reducir el consumo de alcohol?», el 75,68% de los alumnos respondió negativamente. Dieron una respuesta afirmativa el 27,46% de los chicos y el 21% de las chicas. La distribución por grupos de edad de las respuestas afirmativas se representa en la figura 1.
Figura 1. Porcentaje de adolescentes que creen en la efectividad de las medidas prohibitivas en la reducción de la ingesta de alcohol, por grupos de edad.
Discusión y conclusiones. El consumo de alcohol en la juventud se ha convertido en un problema de primera magnitud1, como lo reconocen los propios jóvenes2. Los fines de semana consume alcohol el 50% de los adolescentes, generalmente en la calle1,3-5. Hoy día parece que el consumo excesivo de alcohol se ha convertido en un elemento fundamental de la fiesta y el ocio juvenil6, probablemente porque es una droga barata, legal, accesible y aceptada por la sociedad1,4.
Ante la alarma social producida, se han aprobado recientemente en algunas comunidades autónomas medidas legislativas que prohíben el consumo de alcohol en la calle. Como los adolescentes son el colectivo más afectado por estas medidas, creemos que es importante conocer su opinión al respecto. Estamos de acuerdo con los objetivos planteados en la Conferencia Europea Ministerial de la Organización Mundial de la Salud sobre jóvenes y alcohol (Estocolmo, febrero de 2001), entre los que figuraba el aumento de la participación de los jóvenes en las políticas relacionadas con su salud, especialmente las referidas al alcohol.
Creemos que la prohibición de la venta de alcohol a menores de 18 años es una medida de protección de la salud del adolescente con la que se pretende retrasar la edad de inicio en el consumo, ya que ésta es cada vez más temprana7,9,10, lo que aumenta el riesgo de uso y abuso de otras drogas en el futuro.
No obstante, el consumo de bebidas alcohólicas no es una conducta que se dé en adolescentes de manera aislada y sin relación con lo que ocurre en su contexto sociofamiliar8. Existe un «aprendizaje social» de su consumo, que contribuye a que no se considere el alcohol como una droga y dificulta la intervención sobre él, al observar entre los adultos un consumo habitual e incluso excesivo7,9,10. Quizá una actitud más crítica de los padres ante el alcohol, así como la observancia de unas pautas razonables de consumo, podría contrarrestar el efecto de la publicidad o del grupo de iguales.
Queremos resaltar la necesidad de poner en marcha medidas preventivas basadas en la información y en la educación para la salud no sólo dirigida a los escolares, sino al conjunto de la sociedad, para lograr la adopción de estilos de vida más saludables, que sirvan como modelo a seguir por los más jóvenes.
Deberían evitarse las medidas exclusivamente prohibitivas, ya que son las menos aceptadas por los jóvenes (sobre todo de 18 años), según nuestros resultados.
Una posible opción es desarrollar alternativas de ocio capaces de competir con el alcohol, con las que sacar de la calle a los jóvenes, darles otros campos de acción y reforzar las motivaciones para que abandonen ese patrón abusivo de consumo.
Ya en la Conferencia Europea sobre salud, sociedad y alcohol (París, 1995), se instaba a todos los Estados miembros a elaborar políticas globales sobre el alcohol mediante estrategias como: información sobre las consecuencias del consumo de alcohol en la salud, la familia y la sociedad, creación de programas educativos que sean puestos en marcha ya desde la infancia, establecimiento y cumplimiento de leyes que disuadan eficazmente de la conducción bajo los efectos del alcohol, promoción de la salud controlando la disponibilidad de las bebidas alcohólicas y control estricto de la publicidad directa e indirecta, específicamente dirigida a los jóvenes, en relación con el alcohol, entre otras muchas11.
La tarea es difícil, sobre todo al requerir la intervención de muchos estamentos para dar solución al problema, pero podrían obtenerse beneficios sanitarios y económicos.