Sres. Directores: La ranitidina es un antagonista de los receptores H2 de la histamina, comercializada en 1981 para el tratamiento de la úlcera gastroduodenal y los síndromes hipersecretores gástricos. Desde entonces ha sido ampliamente utilizada por su efectividad y baja toxicidad, desplazando incluso a otros fármacos de su grupo terapéutico. La incidencia de reacciones adversas es alrededor del 2% y las más frecuentemente descritas son cefalea, fatiga, diarrea y erupción cutánea. Su amplia utilización ha permitido la descripción de reacciones muy poco frecuentes, entre las que se encuentran las de hipersensibilidad1,2. Presentamos un caso de urticaria relacionada con la toma de ranitidina oral; reacción que se repitió en 3 ocasiones, sin establecer la relación causal en las dos primeras. Esta reacción ha sido comunicada al Sistema Español de Farmacovigilancia.
Mujer de 34 años, sin antecedentes personales o familiares de hipersensibilidad o atopia, con dispepsia gástrica y episodios de epigastralgia desde hace 8 años en tratamiento con antiácidos. Acude a urgencias de hospital por erupción cutánea generalizada y prurito de 24 horas de evolución que coincidía con la toma, por epigastralgia, de ranitidina vía oral, 150 mg/12 h. Los síntomas se manifestaron a las pocas horas de la primera toma de ranitidina y se reagudizaron con las dos siguientes; la paciente no tomaba ningún otro fármaco. En la exploración se observó una erupción generalizada maculopapular muy pruriginosa y más intensa en pliegues y tronco; las lesiones cutáneas eran confluentes y mostraban bordes eritematosos y sobreelevados con centro blanquecino. No presentó edema facial ni disfonía, y la auscultación respiratoria fue normal. La paciente no quiso someterse a pruebas complementarias en ese momento (bioquímica sanguínea). El diagnóstico fue de urticaria medicamentosa y al retirar la ranitidina evolucionó a la curación en 36 horas. Aunque en dos situaciones anteriores había presentado reacciones similares coincidiendo con la toma de ranitidina oral, que motivaron consulta en servicio de urgencias, en ninguna ocasión se le comentó a la paciente que la ranitidina pudiera ser la causa.
La ranitidina puede producir un número importante de reacciones cutáneas inespecíficas que suelen mejorar o desaparecer sin retirar el tratamiento; estas reacciones tienen una incidencia del 0,1-0,6% en los sujetos tratados. Igualmente, de forma anecdótica, se han descrito casos de reacción anafiláctica, urticaria o urticaria asociada a edema facial o laringospasmo que obligan a la retirada del tratamiento y que suelen presentar reexposición positiva1-4. El mecanismo implicado en su presentación parece ser la elevación de los valores de histamina, mecanismo descrito con la administración intravenosa de ranitidina. Los pacientes con urticaria relacionada con ranitidina pueden presentar reacciones cruzadas de hipersensibilidad con fármacos que comparten en su estructura química un anillo furano, como la nitrofurantoína4. También se han descrito casos de dermatitis alérgica de contacto en trabajadores de la industria farmacéutica expuestos a ranitidina3.
Según el algoritmo de causalidad del Sistema Español de Farmacovigilancia, la reacción adversa descrita presenta una fuerte relación de causalidad y se puede clasificar como definida5: a) relación temporal evidente; b) reacción adversa conocida (existen casos aislados publicados); c) mejoría al retirar la ranitidina; d) reexposición positiva en 2 ocasiones, y e) se descartó causa alternativa. Sin embargo, llama la atención que esta reacción no se relacionara con la toma de ranitidina en 2 ocasiones, que motivaron consulta en el servicio de urgencias de hospital. Este caso ilustra acerca de la importancia que tiene, ante todo efecto nocivo inesperado, realizar una anamnesis farmacológica detallada y acudir a las fuentes de información biomédicas necesarias para documentar las reacciones adversas a medicamentos que desconozcamos por su baja frecuencia y en las que existe una secuencia temporal evidente. No debemos olvidar, como dicen algunos autores, que los medicamentos son los grandes simuladores de enfermedades de este siglo6. La seguridad en la utilización de un medicamento se incrementará en relación al conocimiento que tengamos sobre su perfil de toxicidad.