El cáncer de cérvix uterino es el tumor más frecuente entre las mujeres de los países en desarrollo y el segundo más frecuente en la población mundial. La mortalidad por este tipo de cáncer es de 2,8 por 100.000 mujeres (1996), lo que representa un 1,7% de los fallecimientos por tumores malignos y el 0,3% de todas las muertes en mujeres1. La citología exfoliativa (prueba de Papanicolaou) se ha demostrado eficaz en la prevención secundaria de este tipo de cáncer, implantándose programas de cribado poblacional con el fin de detectar lesiones precursoras y de este modo lograr una reducción en la incidencia de lesiones invasivas2. La efectividad y eficiencia de estos programas de detección precoz están relacionadas con la incidencia del tumor, la historia natural de la enfermedad, la validez de la citología y las dificultades en la captación de los grupos de más riesgo y por tanto de mayor incidencia3.
Objetivo. Evaluar los resultados del programa de detección precoz del cáncer de cérvix uterino, realizado mediante la técnica de la triple toma, utilizando bastoncillo para la recogida de la muestra endocervical, tras 3 años desde su puesta en funcionamiento (enero de 1999 a diciembre de 2001).
Diseño. Estudio descriptivo, retrospectivo.
Emplazamiento. Centro de Salud de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).
Participantes. Se incluyó la totalidad de los informes de las citologías realizadas durante el período de estudio.
Mediciones principales. Se recogieron para cada caso las siguientes variables: edad, diagnóstico microbiológico y morfológico y número de días transcurridos desde la recepción de la muestra en el servicio de anatomía patológica de referencia y la emisión del correspondiente informe citológico.
Resultados. Se han revisado 440 informes de citologías cervicovaginales. La edad media de las mujeres a las que se les realizó la prueba fue de 46,3 años (25-75). Por grupos de edad, el más numeroso fue el de 35-44 años (n = 142; 32,3%). Se alcanzó una cobertura del 16,92% en el grupo de edad de 25-65 años (para una población, al final del período de estudio, de 2.446 mujeres de 25-65 años). Un 16,6% de los casos presentaba signos de infección (n = 73), y las más frecuentes fueron las infecciones inespecíficas de tipo mixto (n = 29; 39,7%). De las infecciones específicas, las más frecuentes fueron aquellas por hongos tipo Candida (n = 22; 30,1%). Presentaba alteraciones morfológicas benignas un 18,4% de las muestras (n = 81), y las alteraciones más frecuentes fueron las inflamatorias (72,8%), seguidas de la metaplasia (27,2%). La muestra fue inadecuada en un 20,9% de los casos (n = 92), informada por el patólogo como «ausencia de células endocervicales» (tabla 1). No se encontró ninguna citología sospechosa de malignidad. Desde la recepción de la muestra en el laboratorio hasta la emisión del informe transcurrió una media de 6,4 días (1-23).
Discusión y conclusiones. Pese a que la citología cervicovaginal continúa siendo la prueba más utilizada y apropiada para el cribado de lesiones precursoras de cáncer de cérvix frente a otras también disponibles (inspección visual, colposcopia, etc.), para que el programa de cribado sea efectivo hay tres requisitos necesarios: en primer lugar, se ha de alcanzar una tasa de cobertura adecuada4, que en nuestro caso, a pesar del esfuerzo realizado por todos los profesionales implicados en el programa, no se ha conseguido, aunque este dato debería ser tenido en cuenta con cautela, ya que a muchas mujeres se les realizan citologías en otros servicios distintos del nuestro (consultas de ginecología, consultas privadas...), por lo que para saber realmente cuántas mujeres realizan cribado de cáncer de cuello uterino sería preciso llevar a cabo una encuesta diseñada al efecto; en segundo lugar, es necesario que la técnica empleada sea la más apropiada, coincidiendo con otros estudios publicados en los que para la toma endocervical, y en aras de disminuir el número de muestras informadas como inadecuadas, es preferible el uso del cepillo endocervical en lugar del bastoncillo5, y en tercer lugar es preciso que no exista una excesiva demora en el servicio de anatomía patológica de referencia en la emisión del correspondiente informe, para no generar demoras diagnósticas innecesarias, ni crear situaciones de ansiedad en las mujeres, derivadas de la situación de incertidumbre ante el resultado. En nuestro caso parece razonable una demora menor de 7 días. Dada la relativa buena aceptabilidad de la prueba de Papanicolaou y su bajo coste, parece razonable potenciar su realización desde atención primaria, pese a la baja prevalencia del cáncer de cérvix en nuestro medio, haciendo un esfuerzo adicional desde el punto de vista técnico y de cobertura6.
Agradecimientos
Agradecemos a Isabel Ureña Ramírez y a Ana Roldán González (enfermeras del EAP de Villanueva de los Infantes, Ciudad Real) su inestimable ayuda en la realización de este estudio.