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Vol. 19. Núm. 1.
Páginas 27-34 (enero 1997)
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Relación médico-paciente y entrevista clínica (y II): opinión y preferencias de los médicos
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J. Torío Duránteza, MC. García Tiradoa
a Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria de Jaén.
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Objetivo. Conocer la satisfacción y preferencias de los médicos de atención primaria acerca de la relación médico-paciente y la entrevista clínica.

Diseño. Observacional, descriptivo, transversal.

Emplazamiento. Atención primaria.

Pacientes u otros participantes. 51 médicos de 6 centros de salud de la provincia de Jaén y 21 residentes de medicina familiar.

Intervenciones. Cuestionario validado sobre satisfacción con su trabajo, la entrevista clínica y la relación mantenida con sus pacientes, así como 25 ítems para valorar la importancia de diversos aspectos de la interacción médico-paciente.

Mediciones y resultados principales. El 14% (EE: 4,1) de los encuestados se declaró muy satisfecho, el 70% (EE: 5,4) satisfechos y un 11% (EE: 3,7) afirma que es insatisfactoria o muy insatisfactoria la relación y el proceso comunicacional que mantiene con sus pacientes.

Entre los aspectos más valorados destacan los referidos a la comunicación en la entrevista (informar sobre el tratamiento, utilizando palabras comprensibles, aclarando dudas y resumiendo al final lo más importante), el animar a cumplir el tratamiento, una correcta práctica profesional (historia clínica) y que la consulta sea cómoda.

Conclusiones. Se comprueba un alto grado de satisfacción con la relación mantenida, un énfasis en la importancia de proporcionar información comprensible y una menor valoración de las características de la consulta centrada en el paciente.

Palabras clave:
Satisfacción
Relación médico-paciente
Comunicación
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Introducción

Como veíamos en el artículo dedicado a la opinión de los usuarios, la relación médico-paciente está alcanzando gran importancia en los últimos tiempos, habiéndose incrementado espectacularmente desde 1950 la investigación sobre los aspectos interpersonales del cuidado, así como en la necesidad de demostrar su relación con el proceso y los resultados1.

Por una parte se resalta su importancia, considerando que aspectos tan variados como la satisfacción, el cumplimiento, la percepción de la competencia profesional, la frecuencia de problemas legales en relación a la malpraxis e incluso el pronóstico de la enfermedad o el estado de salud general del enfermo, están intensamente relacionados con las habilidades de comunicación del profesional sanitario2-7; de tal forma, que para muchos autores8-10 la entrevista clínica es la más poderosa herramienta en manos del médico de atención primaria.

Por otra parte, la clásica relación médico-paciente está sufriendo en los últimos 25 años cambios probablemente mayores que en los pasados 25 siglos11. Se está pasando de aquella postura que consideraba al buen médico como el paternalista y autoritario que obraba según el principio de la beneficencia (dando lo mejor para el paciente, pero sin contar con él)12 a considerar que la libertad de médico y paciente para negociar es el centro de la práctica médica aceptable11.

En este nuevo contexto, los modelos de práctica profesional se hacen distintos y más numerosos, contabilizando Children y Siegler no menos de siete13. Igualmente, Epstein14 recopila cuatro de las aproximaciones descritas en la relación médico-paciente: modelo de la armonía de comprensión de Smilkstin, el trifuncional de entrevista de Cohen, el sistémico familiar de Campbell y el de consulta centrada en el paciente.

Este último, el de consulta centrada en el paciente, tiene su base en el modelo biopsicosocial propuesto por Engel15, y adaptado a la práctica profesional del médico de asistencia primaria por McWhinney entre otros16,17. Se define como aquella consulta en la que se tiene en cuenta, junto a los problemas del paciente, sus ideas y expectativas, se consideran a las emociones como responsables de los aspectos médicos del problema y se informa al paciente para que sea capaz de responsabilizarse de su propia salud18-20.

Aunque en otros países son frecuentes los trabajos en los que se estudia el comportamiento de los médicos en la entrevista clínica, así como el modelo de relación adoptado, son escasos los que analizan su satisfacción con el proceso comunicacional desarrollado, así como sus preferencias en cuanto a éste, al modelo de consulta y al papel a adoptar por el médico10.

Por ello, y como complemento del primer artículo, el dedicado a la opinión de los pacientes, en éste pretendemos conocer de forma exploratoria la satisfacción, las preferencias y la importancia relativa que los médicos de atención primaria conceden a la relación médico-paciente, la entrevista clínica y el papel a adoptar por médico y paciente. Al igual que el anterior, este trabajo se encuadra en un proyecto más amplio que, sobre la relación médico-enfermo, el proceso de la comunicación y la evaluación de entrevistas clínicas realizamos en la Unidad Docente de Medicina Familiar de Jaén.

Población y métodos

La población objeto de estudio son 72 médicos de atención primaria, 51 encuadrados en 6 centros de salud (3 urbanos y 3 semiurbanos) de la provincia de Jaén y 21 residentes de la especialidad de medicina familiar y comunitaria de Jaén.

El trabajo de campo se desarrolló entre los meses de enero a marzo de 1993, utilizándose un cuestionario anónimo autocumplimentado, previamente pilotado, que constaba de 5 apartados:

 

a) Datos de caraterización: edad, sexo, tipo de centro de salud (urbano o rural) tiempo de ejercicio, especialidad

 

b) Características que, al igual que en los usuarios, podrían afectar a las preferencias y expectativas: satisfacción con su trabajo en el sistema sanitario público, con la relación médico-enfermo en general y con el proceso de comunicación en particular y opinión sobre el cumplimiento y recuerdo de sus pacientes

 

c) Veinticinco ítems o afirmaciones sobre diversos aspectos de la consulta médica para valorar su grado de importancia (en 5 categorías, de muy importante a nada importante). Dichos ítems ­casi idénticos a los propuestos a los usuarios­ proceden de diversos autores22-27 y de estudios previos realizados por nosotros, pudiéndolos agrupar en 5 apartados:

 

­ Modo de realizar el interrogatorio.

­ Tipo de relación establecida con sus pacientes.

­ Forma de proporcionar información y conocimientos.

­ Comportamiento socioemocional.

­ Entorno de la entrevista.

 

d) De los anteriores, seleccionamos 7 ítems para que los entrevistados los ordenaran según su importancia relativa en la entrevista clínica.

 

Las encuestas se procesaron utilizando la base de datos DBase III Plus y el paquete estadístico SPSS-PC. Se realizó análisis global de los datos, estratificándose por alguna de las variables incluídas en los apartados a y b; para la comparación de proporciones se utilizó la prueba exacta de Fisher y la ji cuadrado con corrección por continuidad, en los casos en que procedía. En la comparación de variables cuantitativas se empleó la t de Student y el análisis de la variancia como pruebas paramétricas y el test de Wilcoxon y de Kruskal-Wallis como no paramétricas. Todas las prueba de hipótesis se realizaron de forma bilateral para un nivel de significación del 5%.

En el estudio de la validez de contrucción se utilizó el análisis factorial de componentes principales, utilizando la normalización de Kaiser y la rotación Varimax28-31; dicho análisis factorial exploratorio definió un modelo que explica el 76% de la variancia, siendo 5 el número de factores ­con saturaciones normalmente superiores al 0,7 y siempre al 0,5­; de ellos, los dos de interpretación más clara son los que engloban los aspectos relacionados con la consulta centrada en el paciente y las amenidades de la consulta. Como vimos en el primer artículo, en el caso de los usuarios el modelo definió 3 factores que se corresponden con los aspectos, en los que se encuadran las características propuestas (consulta técnica: proporcionar información-demostrar interés; consulta centrada en el paciente: autorresponsabilización y toma de decisiones compartida, y amenidades de la consulta: presencia física, comodidad, tiempo).

La fiabilidad del cuestionario (grado en el que pueden reproducirse los resultados obtenidos) la hemos valorado mediante la consistencia interna medida con el alfa de Cronbach, obteniéndose un valor de 0,77 (la mayor parte de autores consideran que valores de 0,7-0,9 garantizan una buena fiabilidad)29,31.

Resultados

El porcentaje de respuesta fue del 90% en el caso de los médicos de centro de salud y del 100% entre los residentes de medicina familiar. La distribución por sexo, tipo de centro, años de ejercicio y especialización de los profesionales encuestados se muestra en la tabla 1; como vemos, un 71% son médicos de centros de salud y un 29% residentes de medicina familiar. De los médicos de centro de salud encuestados, casi el 40% llevaban menos de 5 años de ejercicio y un 14% más de 15; teniendo el 61% alguna especialidad médica (casi el 50% médicos de familia).

Un 38% (EE: 5,7) de los encuestados expresa mucha confianza en el Sistema Público de Seguridad Social, un 46% (EE: 5,9) regular y un 14% (EE: 4,1) poca. Un 62% (EE: 5,7) se muestran satisfechos o muy satisfechos con la asistencia que prestan en el Servicio Andaluz de Salud, estando insatisfechos un 14% (EE: 4,1) (fig. 1).

Como observamos en la figura 2, un 14% (EE: 4,1) de los médicos se muestran muy satisfechos con la relación que mantienen con sus pacientes en la consulta, mientras que un 70% (EE: 4,9) están satisfechos y un 11% (EE: 3,7) insatisfechos o muy insatisfechos. Estas cifras son muy similares a las encontradas al preguntar sobre satisfacción con la comunicación mantenida con sus enfermos, un 10% (EE: 3,5) muy satisfechos, un 78% (EE: 4,9) satisfechos y el 10% (EE: 3,5) insatisfechos o muy insatisfechos.

El 6% (EE: 2,7) de los médicos entrevistados consideran que sus pacientes presentan un muy alto grado de cumplimiento de sus prescripciones, para un 68% (EE: 5,5) el cumplimiento es alto y un 22% (EE: 4,9) piensa que es bajo o muy bajo. Un 71% (EE: 5,4) de los médicos opinan que sus pacientes recuerdan casi todos los consejos e instrucciones, mientras que para un 21% (EE: 4,8) los pacientes lo recuerdan todo y para menos del 10% (EE: 3,5) lo olvidan todo o casi todo.

En cuanto al tiempo idóneo de duración de una consulta, oscilaba entre los 5 minutos para un 31% (EE: 5,4) y los 15 o más para el 22% (EE: 4,8) (fig. 3).

Cuando analizamos las anteriores respuestas en relación a la edad, sexo, tipo de centro, años de ejercicio y especialidad, no encontramos diferencias importantes (y estadísticamente significativas) en ninguna de ellas.

En la tabla 2 se muestran las 7 características de la consulta médica más valoradas por los profesionales encuestados y las 7 menos valoradas. Entre las más valoradas por los médicos podemos citar los ítems referidos a la información proporcionada por el médico a fin de aumentar el cumplimiento junto a características de la práctica (utilizar la historia clínica) o de la propia sala de consulta. Si nos damos cuenta, el porcentaje de médicos que consideran como importantes o muy importantes los aspectos más valorados es superior al 90% (EE: 3,5) (del 100% en el caso de la primera: utilizar palabras comprensibles).

Entre las características menos valoradas se encuentran: la presencia física del médico, dedicar mucho tiempo y tres de las definitorias de lo que se ha venido en llamar consulta centrada en el paciente (aconseja lo que hacer y es el paciente quien decide, pregunta la opinión sobre el tratamiento y se interese por problemas no médicos del paciente).

En la tabla 3 se muestran el orden de importancia asignado por los encuestados a 7 de los anteriores aspectos de la consulta; como se observa, los resultados son casi idénticos a los encontrados anteriormente, estando en último lugar los ítems referidos a una consulta no directiva o centrada en el paciente.

Tanto en la valoración libre como en la que ordenaba las 7 características seleccionadas, se aprecia que un grupo minoritario y heterogéneo de encuestados tiende a considerar las características definitorias de un modelo centrado en el paciente no sólo como muy importantes, sino también con mejor número de orden.

Discusión

Nuestros resultados sobre satisfacción y preferencias de los profesionales de atención primaria en la relación médico-paciente y la entrevista clínica pueden ser expresión, más o menos directa, del pensamiento de muchos de los médicos de los centros de salud españoles con parecidos perfiles socioprofesionales. No obstante, reconocemos limitaciones importantes ­dado el estrecho ámbito geográfico de nuestro estudio y el tamaño de muestra­ para realizar una amplia generalización a la población de médicos de atención primaria.

Y si bien asumimos esta normal dificultad de generalización, no creemos que existan importantes limitaciones en cuanto a la validez interna del estudio. A este respecto consideramos que, tanto la tasa de respuesta obtenida como el instrumento de medida ­el cuestionario­ tiene suficientes garantías de validez.

En este sentido, la validez tanto aparente como de contenido fue discutida en el artículo anterior ­opiniones de los usuarios­. Respecto a la validez de criterio concurrente nos preocupaba constatar si realmente los encuestados piensan lo que declaran, pero no disponíamos de un método de referencia suficientemente aceptado y validado; en su defecto, y como una aproximación a la validez de criterio, consideramos interesante realizar una doble valoración de las preferencias, contrastándose su consistencia. En resumen, al considerar igualmente la fiabilidad y validez de construcción del cuestionario ­cuyo análisis aparece en la sección de material y métodos­ creemos que el instrumento de medida nos ofrece garantías acerca de su adecuación a los fines para los que fue diseñado28-31.

Otra cuestión que consideramos importante resaltar para la correcta interpretación de los resultados del estudio es que su finalidad ha sido «valorar la opinión» de los profesionales, siendo una cuestión bien distinta su traducción en el comportamiento en la consulta diaria ­para este propósito la metodología de valoración de entrevistas mediante videograbación sería la adecuada­. Por otra parte, es importante tener en cuenta, a la hora de comparar las opiniones de los médicos con las de los usuarios (véase primer artículo) que éstos corresponden a una muestra de habitantes de Jaén capital (atendidos no sólo en centros de salud, sino también en consultorios no reconvertidos y compañías privadas) y aquéllos incluyen ­aparte de médicos residentes­ a médicos de 6 centros de salud (sólo tres de ellos de la capital), por lo que en gran parte no existe correspondencia entre los médicos y pacientes incluidos en el estudio.

En cuanto a los resultados, un 61,3% de los médicos encuestados se sienten satisfechos con su trabajo en el sistema sanitario público, siendo apreciablemente mayor el grado de satisfacción con la comunicación y la relación mantenida con sus pacientes, lo que parecería indicar una actitud más crítica hacia los aspectos organizacionales y de funcionamiento que hacia el propio trabajo cotidiano realizado en la consulta32. Esta posible crítica hacia los aspectos organizacionales y de funcionamiento podría igualmente verse reflejada en la menor confianza declarada hacia el sistema sanitario público, lo que coincide ­aunque en menor grado­ con la actitud crítica hacia el sistema (no hacia sus propios médicos) de gran parte de la población32,33.

Por otra parte, la alta asociación encontrada entre satisfacción con la relación médico-paciente y con el proceso comunicacional coincide con los trabajos que identifican como uno de los factores más relacionados con la satisfacción en el trabajo, la interacción de los médicos con sus pacientes34-37.

El porcentaje de encuestados satisfechos con la consulta y la relación médico-paciente es mayor entre los médicos que entre los usuarios (véase primera parte del artículo); no obstante, este elevado nivel de satisfacción de los profesionales encuestados ­todos médicos de CS o residentes de medicina familiar y con un joven perfil socioprofesional­ es bastante parecido al declarado por los usuarios atendidos en CS (un 78% y 88% de satisfechos, respectivamente), a diferencia del de los adscritos a consultorios no reconvertidos (un 50% de satisfechos). Desgraciadamente, y dado que nuestro estudio no incluía médicos de estos consultorios, no conocemos si existe ­al igual que entre los pacientes­ una menor satisfacción entre sus profesionales, lo que sería coherente con los estudios que afirman que la satisfacción en la relación médico-paciente está en relación con la estructura organizativa, la carga subjetiva de trabajo y la formación en comunicación38.

A diferencia de nuestro estudio, Rashid39 encontró que los pacientes perciben de forma más satisfactoria la relación que sus médicos; no sólo en cuanto a facilidad para hablar de su problema de salud, sino también en cuanto a las explicaciones dadas o la oportunidad de expresar sus dudas y preocupaciones. Igualmente, son varios los autores que avalarían una más pesimista opinión de los profesionales al constatarse frecuentes problemas de comunicación entre los médicos (hasta en el 25% de las consultas)10,40, siendo muchas veces conscientes de que la gente tiene problemas a los que no llegan41.

Los médicos perciben un menor grado de cumplimiento y recuerdo que los usuarios, ya que mientran que sólo el 30% de aquéllos consideran que sus pacientes cumplen totalmente lo prescrito, en los usuarios esta cifra se eleva al 71%. Parecerían más acordes a la realidad las opiniones de los médicos, e incluso ­y de acuerdo a los estudios de cumplimiento42-44­ aún consideraríamos optimista la valoración del 68% de los médicos que consideran que sus pacientes presentan un cumplimiento no total pero sí elevado.

Es llamativa la gran discrepancia que se produce entre médicos al cuantificar el tiempo de consulta considerado idóneo: 3-5 minutos para el 31% y 15 o más para el 21%. Entre otras, una posible explicación de estas amplias diferencias podría ser la distinta consideración que merece este tiempo para uno u otros: para los primeros sería una media diaria (número de consultas entre el tiempo dedicado a consulta) y para los segundos la duración de una consulta ideal.

En este sentido, también se aprecian fuertes diferencias entre estudios y países en cuanto a la duración real de las consultas45-50, estando en España más cercano a los 5 minutos que a los 10, y planteando Borrell50 como una cifra adecuada los 7-8 minutos sin contar la exploración física. Balint afirmó que incluso con «6 minutos para el paciente» se puede y debe intentar un abordaje adecuado en la entrevista clínica. No obstante, se considera que el incremento de tiempo es una condición necesaria pero no suficiente para promover una mejor comunicación47, siendo además curioso cómo a partir de cierto aumento del tiempo entre citas (15 minutos) no se ocupaba totalmente el tiempo y por tanto la duración de la consulta no aumentaba48.

En nuestro estudio los pacientes consideraron mayoritariamente (un 49%) que el tiempo de consulta debería ser mayor ­estar entre 10 y 15 minutos­; no obstante, parece ser que más que el tiempo real, lo que verdaderamente influye en los pacientes es la percepción de ese tiempo49.

En cuanto a las preferencias, los aspectos más valorados por los médicos encuestados son los referidos al proceso comunicacional de la entrevista (informar sobre el tratamiento, utilizando palabras comprensibles, aclarando dudas y resumiendo al final lo más importante), el animar a cumplir el tratamiento, una correcta práctica profesional (historia clínica) y que la consulta sea cómoda; entre los menos valorados, junto a la presencia física, el dedicar mucho tiempo o criticar al paciente, se encuentran 3 características de un modelo de consulta más centrado en el paciente que en la enfermedad (el abordaje de aspectos íntimos y personales del paciente y su implicación en el tratamiento y en la adopción de decisiones)18-21.

Es interesante hacer notar que en el caso de los médicos ­y a diferencia de los usuarios­ la mayor parte de las características propuestas han sido consideradas como importantes o muy importantes, entre ellas las de la consulta centrada en el paciente, por lo que podríamos considerar que su orientación hacia la consulta participativa es notable. No obstante, son relevantes las diferencias encontradas en el porcentaje de los que consideran como importantes los distintos aspectos, sobre todo entre los mejor y peor valorados; además la clasificación establecida al ordenar según su importancia las 7 características propuestas es totalmente coincidente.

El doble sistema de valoración de las características de la consulta ha merecido la pena, pues por una parte favorece la validez del cuestionario y por otra parte evitaba el riesgo que corríamos de que todas ellas fuesen consideradas casi igual de importantes o que al obligar a ordenarlas minusvalorásemos la importancia de algún ítem que, aunque considerado muy importante, podría verse afectado al tener que optar entre él y otro de casi similar importancia.

En el orden relativo de importancia, las preferencias de nuestro estudio coinciden con las del promovido por el Consejo Catalán de Especialidades en Ciencias de la Salud51, en el que sobre un total de 17 competencias relevantes para el ejercicio profesional, se consideró a la competencia diagnóstico-terapéutica como la primera en importancia (3,76 sobre 4), mientras que la comunicación con los pacientes se valoró en cuarto lugar (puntuación de 3,71) y hacer participar a los pacientes apareció en penúltimo con una puntuación de 3. Por otra parte, llama la atención que los encuestados consideraron muy insatisfactoria su formación en comunicación (2,06) y sobre todo en hacer participar al paciente en la consulta (1,33, también sobre 4).

Excepto en la importancia de utilizar un lenguaje comprensible y en la necesidad de despejar dudas, existen discrepancias entre médicos y usuarios a la hora de valorar determinados aspectos del proceso asistencial y la relación médico-paciente; así, los pacientes consideran muy importantes dos aspectos asistenciales y organizacionales muchas veces olvidados (ser atendidos en el día y siempre por el mismo médico), mientras que éstos hacen mayor énfasis en algo relacionado con lo que se considera una buena práctica científico-técnica (utilizar la historia clínica)52,53.

Las discrepancias entre médicos y pacientes no se producen en los ítems menos valorados, considerando ambos que son los relacionados con un abordaje no directivo de la consulta, aunque, como veíamos antes, la mayoría de los médicos tienden a considerar como importantes todas las características de la consulta, entre ellas las de la consulta centrada en el paciente. Aunque situadas en último lugar, hubiéramos esperado una menor valoración de estas características de la consulta no directiva, lo que parecería más coherente con el modelo autoritario tradicional basado en la asunción de que el médico es responsable de la salud del paciente y conduce la entrevista de acuerdo a su agenda y no la de éste54; además se correlacionaría bien con el comportamiento descubierto en algunos estudios realizados en médicos españoles55, que encuentran que el 70% son poco bidireccionales; o nuestras observaciones (pendientes de publicar) que constatan el escaso valor otorgado a las ideas, expectativas y preocupaciones del paciente, no alentándose su implicación.

Para despejar las dudas anteriores, sería interesante comprobar ­mediante videograbación­ si los médicos que consideran las características de la consulta centrada en el paciente como muy importantes se comportan realmente de esa forma en la interacción médico-paciente, o realmente se produce una distorsión entre lo que se considerara adecuado y lo que realmente se hace.

Al estudiar este comportamiento de los médicos en cuanto al enfoque de la consulta y la implicación del paciente, se constatan diferencias entre profesionales y países. Así, las mujeres médicos son más sensibles que los varones, aceptando mejor los creencias de los pacientes y mostrándose más abiertas56-58. En cuanto a países, los médicos de cabecera británicos y holandeses presentan una mayor orientación al paciente, mientras que los belgas están más en línea con lo que se considera una consulta centrada en la enfermedad59,60. Aparte de otras consideraciones sobre los distintos sistemas de salud, se piensa que una posible explicación es que los belgas son menos participativos porque piensan que para retener a sus pacientes es importante mantener el tradicional rol autoritario de médicos (de acuerdo a las expectativas de los pacientes)60.

En nuestro estudio, las características de la consulta centrada en el paciente no sólo tienden a ser más valoradas por los médicos que por los usuarios, sino que además un grupo minoritario de aquellos las consideran como las más importantes. Dicho grupo no ha podido ser caracterizado en cuanto a edad, sexo, tiempo de ejercicio y formación/ especialidad, al no haber encontrado asociación entre estas variables y la satisfacción y preferencias, aunque ­dado su carácter exploratorio­ el estudio no fue diseñado específicamente para este fin.

Estas discrepancias entre médicos son similares a las encontradas por Fraser, que comprobó que los mayores desacuerdos se producían en la valoración de la importancia de las características de la consulta centrada en el paciente61.

En este contexto, sería interesante conocer ­además de la mencionada asociación entre comportamiento real del médico y su opinión sobre la consulta no directiva­ si aquellos médicos que valoran en menor grado la consulta no directiva lo hacen fruto del desconocimiento de su utilidad (no se valora lo que se desconoce) o realmente no se considera útil, ya que se ha comprobado que un estilo participativo es sólo bienvenido en aquellos médicos que han aprendido a hacerlo y lo consideran un resultado deseable64,65.

No obstante, en la actualidad algunos prefieren más que hablar de modelos de buen hacer clínico a la hora de prestar cuidados55,62, del diferente abordaje en los distintos tipos de consulta. De esta forma, Winefield et al63 definen 3 tipos de consulta: simple, compleja y psicosocial, encontrando que la consulta centrada en el paciente sólo se asociaba con mayor satisfacción de éste en las consultas psicosociales, pero no en las otras, como comentábamos en el primer artículo. Este descubrimiento iría en la línea de los hallazgos de Savage y Armtrong64.

Otra cuestión distinta es si un estilo del médico (por ejemplo, poco centrado en el paciente) conlleva con más frecuencia un tipo determinado de consulta (la sencilla, por ejemplo); la opinión de los autores es que el aprendizaje en consulta no directiva hace que se utilice y parece que estos médicos tienen más consultas psicosociales63.

Para finalizar, y como conclusiones provisionales del estudio, dado el tamaño y representatividad de la muestra, podemos afirmar que los médicos de atención primaria encuestados se sienten, en términos generales, satisfechos con la relación mantenida con sus pacientes, valorando como muy importante el proporcionar información comprensible que facilite el cumplimiento. Las características de la consulta no directiva o centrada en el paciente, aunque consideradas como importantes, son valoradas en menor grado, excepto por un grupo minoritario y heterogéneo. Como futura línea de investigación sería interesante comprobar si el comportamiento del médico en la consulta es acorde con su valoración de las características de la consulta centrada en el paciente, y por otra parte ­y dado que la menor valoración podría deberse al desconocimiento de su utilidad­ podría ser conveniente generalizar las actividades docentes encaminadas a enseñar las habilidades de comunicación65-67, así como el modelo biopsicosocial y su aplicación al juicio clínico: el modelo de consulta centrado en el paciente10,17, valorando posteriormente su grado de utilización y efectividad en cuanto a satisfacción de médicos y pacientes.

Agradecimientos

A Julio Pascual González y Pilar Ruir Ortega, por su especial colaboración en el diseño del cuestionario utilizado.

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