Sr. Director: Dado que las consideraciones de nuestros compañeros psiquiatras nos parecen muy oportunas, nos sentimos obligados a volver sobre el tema aportando nuevos matices.
Nuestra afirmación, en el sentido de que es mucho lo que el paciente con fibromialgia (FM) debe hacer y menos lo que le cabe esperar de la ayuda exterior, se refiere especialmente a aquella situación en que ya se han agotado todos los recursos médicos (explicaciones, antidepresivos, inductores del sueño, analgésicos, ansiolíticos, etc.) y el paciente sigue con el mismo dolor. En nuestra experiencia hemos observado que los pacientes con FM ansiosos y/o deprimidos pueden mejorar de su estado ansioso o de su trastorno afectivo sin que mejore el dolor. Algunos incluso empeoran, y no faltan quienes hacen hincapié en este extremo como si quisieran, consciente o inconscientemente, que quedara bien claro que su dolor no tiene nada que ver con «los nervios». Y en esto estamos de acuerdo, aunque sólo sea parcialmente; parcialmente porque nada ocurre en el organismo que no tenga que ver con «los nervios», pero sí en el sentido de que el dolor de la FM obedece a causas que van más allá de la psicopatología. En esta línea planteamos, dentro de lo opinable, que si un supuesto paciente fibromiálgico con ansiedad y/o depresión mejora notablemente y a la vez de su dolor y de su psicopatología, habrá que revisar el diagnóstico porque es probable que no sea un paciente con FM.
¿Qué hacer, pues, al llegar a este punto en que ya hemos tratado no sólo la psicopatología, sino también los frecuentes síndromes somáticos funcionales que coexisten, y sigue el dolor? Consideramos que lo que hay que hacer es ayudar al paciente a que se adapte a su condición de enfermo crónico, y es indudable que en este esfuerzo de adaptación el principal protagonista va a ser él. Ya no se trata de esperar pasivamente el resultado de los medicamentos y de las visitas médicas, sino de involucrarse en estrategias y conductas dirigidas a conseguir la mejor calidad de vida posible.
En esta tarea el médico debe estar al lado del paciente, porque a él le corresponde la misión de detectar y señalizar aquellas conductas que sabemos que refuerzan el dolor crónico, tales como el exceso o el defecto de ejercicio físico, el abuso de analgésicos, las quejas exageradas, el mal cumplimiento de los programas de ejercicios, la búsqueda inconsciente de beneficios secundarios, etc.
Por tanto, nada más lejos de nuestro ánimo que invitar a los médicos a que abandonen al paciente con FM con el pretexto de que no hay nada que hacer o de que lo tiene que hacer todo él. Tampoco hay que fiarlo todo al proceso de adaptación, descuidando los aspectos mejorables, como pueden ser la calidad del sueño o los estados ansiosodepresivos coexistentes.
Si el paciente siente que el médico está a su lado, que no lo rechaza y que lo anima hacia el esfuerzo personal en el momento adecuado, no es fácil que por ello se sienta más culpable.
Agradecemos mucho a nuestros compañeros sus observaciones, porque nos han permitido aclarar puntos de nuestro trabajo que quedaban un tanto ambiguos, dando vida al debate y abriendo paso, con ello, a nuevas reflexiones.