Sr. Director: Deseamos agradecer el interés que han mostrado el Dr. Rodríguez López y su colaborador en relación con nuestro trabajo sobre la presión de pulso como marcador de riesgo cardiovascular en población anciana. No obstante, queremos hacer alguna observación sobre sus comentarios.
Ya en la discusión de nuestro trabajo se exponen dos limitaciones: por un lado la imposibilidad de los estudios transversales de establecer relaciones causales y, por otro, que el estudio evalúa una muestra reducida de población representativa de otra más amplia, por lo que proponemos la realización de futuros estudios epidemiológicos prospectivos en población anciana.
La asociación entre la presión de pulso, edad, presión arterial sistólica y patología cardiovascular encontrada ha sido ratificada en estudios poblacionales más amplios, tanto en población general como hipertensa1-5.
La metodología del cálculo del tamaño muestral determina que sea representativa de la población total estudiada (n = 8.026). No queremos afirmar que esta población mayor de 60 años se corresponda con la población anciana española ni asturiana, sino que los resultados de la muestra son representativos de la población general de nuestro estudio. No se realizó apareamiento por edad y sexo, sino que se valoró población total mayor de 60 años, y son escasos los estudios que incluyan una población tan amplia.
Los criterios diagnósticos que propone el Dr. Rodríguez López no habían sido aún reconocidos por las Sociedades Españolas de Diabetes y Arterioesclerosis, respectivamente, cuando se realizó el diseño y posterior desarrollo del estudio (año 2000). Además, muchos pacientes que estaban etiquetados como diabéticos tipo 2 lo habían sido con los criterios definidos en el trabajo. Entendemos por control de la presión arterial una presión arterial sistólica y diastólica inferiores a 140 y 90 mmHg, respectivamente; y así es fácil de entender, con un cálculo matemático mínimo, que a mayor presión de pulso (> 66 mmHg) peor control de la presión arterial. Por otra parte, los pacientes del tercil alto de presión de pulso son más mayores, presentan una presión arterial sistólica más elevada y una prevalencia de HTA casi el doble que los del perfil bajo, por lo que el control de la presión arterial es más difícil de conseguir.
En relación con la regresión logística empleada, si bien es cierto que a la hora de realizar el modelo se podrían haber incluido otras variables con relevancia clínica, creímos conveniente incluir sólo aquellas que hubiesen sido significativas en los análisis univariantes previos, tal como nos habíamos propuesto en la metodología inicial del estudio, ya que de haberlo hecho de otro modo se hubiera introducido un mayor grado de subjetividad en el trabajo y en el análisis final de los resultados. En cualquier caso, en otros modelos de regresión logística realizados, teniendo en cuenta este hecho, así como la posible colinealidad de algunas variables y el efecto de otros factores de riesgo cardiovascular, los resultados obtenidos fueron similares para los objetivos de nuestro estudio, por lo que se decidió exponer en los resultados el modelo que más se ajustaba a nuestro diseño.
Finalmente, se debe destacar que es el primer estudio realizado en España en población anciana que trata de establecer una posible relación entre la presión de pulso y la patología cardiovascular, sin determinar una relación causal, pero encontrando una asociación que ha sido demostrada en estudios poblacionales prospectivos.