Sres. Directores: Agradecemos enormemente a nuestros compañeros de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria (UHD) del Hospital Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián el interés demostrado por nuestro artículo1, y celebramos que también ellos incluyan en su cartera de servicios la paracentesis evacuadora domiciliaria (PED).
Una de las diferencias que apuntan respecto a nuestro método es la utilización de frascos de vacío para disminuir el tiempo de estancia en el domicilio de aquel miembro de su UHD que siempre se queda para vigilar el desarrollo de la PED. A nuestro entender, esta pequeña sofisticación de la técnica pudiera ser un inconveniente para que el EAP asuma la PED, cuando el empleo de la gravedad como fuerza extractora ha demostrado tradicionalmente su eficacia. Además, en nuestro caso hemos comprobado muchas veces que empleando este tiempo (siempre menor que el necesario para la PED), la primera vez que se va a hacer una PED a un paciente, en la correspondiente educación sanitaria del familiar/cuidador que va a supervisar el procedimiento, se consigue que la técnica discurra sin problemas, y no sólo esa vez, sino también todas las sucesivas si fuera el caso. Mientras, el personal sanitario de la UHD puede dedicar ese tiempo a la labor asistencial de otros pacientes.
En cuanto al tipo de expansor del plasma utilizado, las últimas recomendaciones abogan por no usarlo cuando el volumen de líquido ascítico extraído es inferior a 4-6 litros, y la mayoría de clínicos parece inclinarse por la seroalbúmina, si bien no han quedado claras hasta ahora sus ventajas en cuanto a morbimortalidad, y en los últimos 10 años (período que abarca nuestro estudio) las opiniones al respecto no han sido unánimes2.
Por otro lado, también indican que su EAP era responsable del seguimiento del paciente antes y después de la PED, por lo que entendemos que éste era tanto clínico como analítico, limitándose la UHD a realizar el referido procedimiento. Y de su carta también parece desprenderse que los 4 pacientes a los que les fue practicada esta técnica en el domicilio no eran subsidiarios de cuidados de rango hospitalario, excepto para la realización de la PED, pues estaban siendo atendidos en su domicilio por su correspondiente equipo de atención primaria (EAP), al contrario de nuestros pacientes que cumplían, además de los criterios específicos de ingreso en nuestra UHD, los de ingreso o estancia hospitalaria por otros motivos3.
Finalmente, estamos de acuerdo en que la PED es todavía hoy un procedimiento extraordinario en el ámbito de los EAP, pero no dudamos de que existen cada vez más recursos a su alcance y más profesionales preparados y dispuestos a realizar esta y otras técnicas sencillas en el domicilio del enfermo.
Si la experiencia que mostrábamos en nuestro trabajo, con pacientes en peor situación clínica que los de nuestros compañeros, nos llevó a abogar porque los EAP puedan realizar la PED de forma programada, cuánto más en el caso de pacientes clínicamente estables, como los que ellos han tratado.