Conocer la prevalencia de riesgo de depresión, características principales y factores de vulnerabilidad geriátrica asociados.
DiseñoSubestudio derivado de un estudio sobre valoración geriátrica integral.
EmplazamientoCentro de Atención Primaria.
ParticipantesPara una prevalencia estimada del 14% se precisaba muestra de 288 pacientes. De 3854 se seleccionaron 290 personas ≥75 años. Excluidos: terminales, quimioterapia, cirugía reciente, desplazados, retraso mental/enfermedad psiquiátrica grave y régimen de atención domiciliaria.
MedicionesVariable de resultado: riesgo de depresión (≥ 2 puntos en subescala de depresión de Goldberg). Variables dependientes: sociodemográficas y cinco áreas de estudio de la valoración geriátrica integral: médica –comorbilidad, polifarmacia, caídas e ingresos–, funcional –Test Up&Go, índices de Lawton-Brody y Barthel–, nutricional –Mini Nutritional Assessment (MNA)–, mental-afectiva –cuestionario Pfeiffer y escalas Goldberg– y social. Análisis descriptivo y regresión logística.
ResultadosRealizadas 290 entrevistas, con 102 (35,1%) hombres y edad media de 79,41 años (DE:3,2). Prevalencia del riesgo de depresión: 37,2%, siendo 26,5% en hombres y 43,1% en mujeres (p=0,005).
Observamos asociación de riesgo de depresión con: hipertensión arterial (OR:3,87 IC95%:1,61-9,34), cáncer (OR:4,12 IC95%: 1,58-10,76), falta de actividad de ocio (OR:2,75 IC95%: 1,33-5,67), subir en la escala de ansiedad (OR:1,87 IC95%: 1,57-2,22) y bajar en MNA (OR:0,78 IC95%: 0,68-0,9).
ConclusionesLa prevalencia del riesgo de depresión es mayor a lo esperado, pero se requiere confirmación con test diagnóstico. Apreciamos nuevas asociaciones del riesgo de depresión con variables de comorbilidad (hipertensión arterial y cáncer); corroboramos otras conocidas (viudedad y falta de apoyo social). Los factores asociados con el riesgo de depresión, deberían incluirse en futuros estudios sobre depresión geriátrica.
To determine the prevalence of the risk of depression, major defining characteristics and factors associated with.
DesignSub-study of comprehensive geriatric assessment cross-study.
SettingPrimary health center.
ParticipantsFor an estimated 14% prevalence we need a sample of 288 people. From 3854, 290 people ≥75 years were selected. Excluding terminals, chemotherapy, recent surgery, temporary residence, mental retardation, serious psychiatric illness, or under home care.
MeasurementOutcome: risk of depression (≥2 points on the Goldberg depression subscale. Dependent variables: Sociodemographic and five study areas of the Comprehensive Geriatric Assessment: medical –comorbidity, polypharmacy, falls and hospital admissions–, functional –Up&Go Test, Lawton-Brody and Barthel Index–, nutritional –Mini Nutritional Assessment (MNA)–, mental-affective –Pfeiffer Questionnaire and Goldberg scale–, and social. Descriptive analysis and logistic regression.
ResultsWe obtained 290 interviews, with 102 (35.1%) male and mean age of 79.4 years (SD:3.2). The prevalence of the risk of depression was 37.2%, 26.5% in men and 43.1% in women (p=0.005).
Association of risk of depression is observed with arterial hypertension (OR:3.87 95% CI:1.61-9.34), cancer (OR:4.12 95%, CI:1.58-10.76), lack of leisure activity (OR:2.75 95%, CI:1.33-5.67), increase of anxiety scale (OR:1.87 95%, CI:1.57-2.22) and decrease in MNA (OR:0.78 95%, CI:0.68-0.9).
ConclusionsThe prevalence of risk of depression is higher than expected, although overestimated until being confirmed with a diagnostic test. We appreciate new associations of comorbidity variables with risk of depression and corroborate other known. The studied factors that were associated with the risk of depression should be included in future studies of geriatric depression.
La aparición progresiva de procesos crónicos y degenerativos asociados al envejecimiento de la población, tiene como consecuencia el incremento de la morbilidad en relación a la aparición de alteraciones funcionales, nutricionales, afectivas, cognitivas y sociales. Estos problemas pueden determinar la instauración en el tiempo de una situación de fragilidad, discapacidad o dependencia en estas personas. Este hecho hace necesaria la detección de la población vulnerable para desarrollar una atención oportuna y una prevención integral, adaptando los modelos de valoración clínica para la población de más edad1.
Desde hace tiempo se sabe que uno de los retos que han de asumir los profesionales de Atención Primaria hacia la depresión en personas mayores es la dificultad en la detección y diagnóstico de la enfermedad, debido a la concomitancia con otros procesos médicos crónicos, y a la presencia de problemas funcionales, nutricionales o sociales que pueden hacer pasar desapercibidos los síntomas afectivos, o bien atribuirlos al proceso natural del envejecimiento. Por lo tanto, la población anciana presenta unos rasgos diferenciales, en relación a los adultos no geriátricos, que hemos de tener presente para discernir aquello de lo que es un envejecimiento natural de otras situaciones que son patológicas2.
Tanto la Psiquiatría como la Geriatría han explicitado que los problemas de salud mental en la población anciana hacen necesaria una capacitación específica, definida en los respectivos marcos competenciales, y unas pautas de actuación propias para este período vital3,4.
Con este objetivo el EAP de Pubilla Casas de L’Hospitalet del Llobregat (L’H) en Barcelona, puso en marcha un estudio descriptivo entre los años 2009 y 2010 con el fin de determinar el estado de salud de las personas de 75 años y más. Mediante una valoración geriátrica integral (VGI), se estudiaron cinco áreas: médica, funcional, nutricional, cognitivo-afectiva y social. En este estudio se detectó una importante población de personas con problemas de depresión, algunas de ellas ya diagnosticadas y tratadas.
La detección de trastornos afectivos en los ancianos realizada en dicho estudio, mediante la aplicación del test de Golberg, mostró la relación entre la depresión y otras áreas de fragilidad estudiadas. Por este motivo, y dentro del marco de nuestra investigación, se ha realizado un estudio para conocer la prevalencia del riesgo de depresión, sus características principales y los factores de vulnerabilidad asociados al riesgo de depresión. Todo lo anterior puede ayudar a los profesionales de la salud a planificar intervenciones preventivas y terapéuticas efectivas.
Personas, material y métodosPara conseguir los objetivos del estudio, se diseñó un estudio descriptivo transversal sobre la población de personas de 75 años o mayores atendidas en el EAP de Pubilla Casas de L’H. Este centro de salud urbano atiende a una población de 32.000 habitantes y tiene 18 equipos de Atención Primaria (cada uno formado por un médico y un profesional de enfermería) y un profesional de trabajo social.
Según la bibliografía revisada, la prevalencia de depresión varía en función tanto del ámbito de aplicación de los estudios como de las escalas de detección o de diagnóstico aplicadas, oscilando en la comunidad entre 12,35 y 16%6, mientras que en pacientes institucionalizados varía de 20 a 34%2.
La población de estudio, que correspondía a todos los pacientes con alguna visita presencial en el periodo de estudio, fue de 3854 personas. El cálculo de la muestra poblacional para una proporción comparada con la de referencia, que asumimos del 14% como valor intermedio de las publicadas5,6, con un riesgo α del 0,005 y un riesgo β de <0,02 en una distribución bilateral, requería unas 288 personas para detectar una diferencia de 0,06 unidades. Calculado mediante programa GRANMO v7.12 (Program of research in inflammatory and cardiovascular disorders. Institut Municipal d’Investigació Mèdica, Barcelona, España).
Los criterios de inclusión fueron todas las personas de 75 años o más que residían de manera habitual en L’H (más de seis meses en el último año).
Los criterios de exclusión fueron:
- •
Pacientes incluidos en el programa de atención domiciliaria (ATDOM).
- •
Pacientes terminales (con perspectiva de vida menor de seis meses).
- •
En tratamiento con quimioterapia en el momento actual.
- •
Intervención quirúrgica reciente (entre 3 a 6 meses).
- •
Residencia temporal en L’H (menos de 6 meses en el último año).
- •
Presentar retraso mental, enfermedad psiquiátrica grave u otro impedimento que dificulte dar respuesta a pruebas y cuestionarios utilizados.
- •
Las personas que no aceptaron participar.
Los pacientes se reclutaron sistemáticamente de la población visitada cada día durante el periodo comprendido entre los meses de junio de 2009 y julio de 2010. Se ofreció participar a todos los pacientes que cumplían los criterios, realizando un consentimiento informado verbal del cual se dejó constancia en su historial. Los participantes incluidos se citaban en las dos primeras visitas del día del equipo médico o dentro de las visitas diarias programadas para enfermería.
La variable de resultado en este estudio fue la valoración de la subescala de depresión de Goldberg, que era una de las incluidas en la VGI. El riesgo de depresión se consideró como probable con dos o más respuestas afirmativas de esta subescala.
Como variables independientes, los factores de vulnerabilidad se agruparon en cinco áreas de estudio: médica, funcional, nutricional, cognitivo-afectiva y social. Se diseñó un cuestionario de VGI «ad hoc» para recoger información sobre estas áreas de estudio.
La detección de problemas de salud del área médica se hizo mediante la historia clínica informatizada en el sistema de datos informático (e-CAP), recogiendo los términos codificados en el apartado de problemas de salud activos, y el resto de información se completó mediante entrevista dirigida por el equipo investigador. Los problemas de salud seleccionados fueron: hipertensión arterial; obesidad; accidente vascular cerebral; enfermedad cardiovascular: cardiopatía isquémica, valvulopatías, arritmias, insuficiencia cardíaca y miocardiopatía hipertrófica/dilatada; enfermedad pulmonar obstructiva crónica; diabetes mellitus tipo 2; insuficiencia renal crónica; patología hepática (insuficiencia hepática; hepatopatía crónica vírica-tóxica); cáncer; enfermedades neurológicas degenerativas: Parkinson, Alzheimer y otras demencias; enfermedades tiroideas: hipertiroidismo, hipotiroidismo y bocio nodular/multinodular; dolor osteoarticular crónico: artrosis, fibromialgia, artritis y neuralgia; inmovilización prolongada; y déficit sensorial visual y auditivo de cualquier grado de afectación según diagnóstico clínico. También se incluyeron la polifarmacia (≥ 5 fármacos/día); caídas en el último mes; ingresos hospitalarios o repetidos en el último año; demanda de visita urgente domiciliaria en el último mes.
Para la valoración del área funcional se aplicaron el cuestionario «Time Up and Go», considerando normal <10 segundos y alterado ≥10 segundos; el índice de Lawton-Brody, que valora las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD), considerando alguna dependencia ≤4 puntos para varones y ≤7 puntos para mujeres; y el índice de Barthel, que mide las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), aceptando alguna dependencia con ≤99 puntos. La valoración del área nutricional se hizo mediante la administración del cuestionario «Mini Nutritional Assessment» (MNA), considerando mal estado nutricional <17 puntos, riesgo de malnutrición entre 17 y 23,5 puntos y estado satisfactorio ≥24 puntos. El área cognitiva se valoró mediante el cuestionario corto del estado mental de Pfeiffer, considerando deterioro ≥3 errores; el área afectiva se evaluó con la subescala de ansiedad de Goldberg, considerando ansiedad probable ≥4 respuestas afirmativas. Finalmente, la medición del área social se hizo mediante la elección de unos indicadores de riesgo social con mejor predicción de vulnerabilidad geriátrica, basándonos en la bibliografía consultada7: tener 80 años o más, vivir solo, convivir con una persona discapacitada, analfabetismo, falta de actividad física (menos de 30 minutos/día), falta de red social de soporte y falta de actividades de ocio. Además se recogieron datos sociodemográficos (edad, sexo y estado civil).
Los resultados del análisis de datos para las variables categóricas se muestran con frecuencias (n) y porcentajes (%), mientras que para las variables continuas se presentan usando la media (X) y desviación estándar (DE) para aquellas con distribución normal, y mediana y rango intercuartílico para aquellas que no siguen una distribución normal. Para asegurar la representatividad de la muestra poblacional se realizó un análisis comparativo según edad, sexo y frecuentación de los participantes y no participantes dentro de nuestra población de estudio.
En un análisis bivariante de los diferentes factores estudiados respecto al riesgo de depresión y para la detección de diferencias entre grupos se aplicaron pruebas de chi cuadrado (χ2) o exacta de Fisher para comparar variables categóricas, según condiciones de aplicación. Dependiendo de la distribución normal de la variable, se aplicaron pruebas t de Student o pruebas no paramétricas (U de Mann-Whitney) para comparar variables continuas. Además del contraste de hipótesis según riesgo de depresión se estudiaron diferencias según sexo, y participantes o no (edad, sexo y frecuentación). El nivel de significación escogido para todos los contrastes fue un 5%.
En el análisis multivariante (regresión logística) se tuvieron en cuenta las variables independientes del análisis bivariante que presentaban un valor p ≤ 0,1. No se incluyeron las variables categóricas significativas cuando las correspondientes variables numéricas también lo eran, pese a mostrarse en las tablas de resultado del análisis bivariante. Los diferentes modelos se ajustaron utilizando la estrategia «stepwise». Los resultados se expresan mediante odds ratio con sus respectivos intervalos de confianza al 95%. Para la recogida de información se utilizaron tablas confeccionadas con el programa Access y para el análisis estadístico se utilizó el programa PASW statistics 18.0 (SPSS Inc., an IBM Co. Chicago, Illinois. EE. UU).
Aspectos éticosEl estudio fue aprobado por el Comité Ético del Investigación Clínica del «Institut Universitari d’Investigació en Atenció Primària Jordi Gol» y la participación fue voluntaria. Después de haber sido informados verbalmente del objetivo de la investigación, se dejó constancia de su acuerdo en su historial clínico. No fue necesario el consentimiento informado escrito y firmado porque la dinámica de estudio estaba inmersa dentro de las actividades habituales del centro y no incluía pruebas invasivas. Se garantizó la protección de los datos y la confidencialidad, mediante la separación de indicadores personales en los cuestionarios de recogida de datos, así como en el almacenaje de los mismos.
ResultadosDe las 3.854 visitas potenciales, se realizaron 290 entrevistas reales (7,55% IC95% 6,73-8,43), de las cuales 102 fueron hombres (35,05%) y 188 (64,94%) mujeres. La media de edad total fue de 79,84 años (DE:3,56). La media de edad por sexos fue de 79,41 (DE:3,2) para los hombres y de 80,07 (DE:3,72) para las mujeres.
La prevalencia del riesgo de depresión detectada según la subescala de Goldberg fue de 37,2%, siendo del 26,5% hombres y del 43,1% en mujeres (p=0,005).
El análisis comparativo por edad, sexo y número de visitas entre los participantes y no participantes de la población de estudio mostró una proporción de 64,8% de mujeres entre los participantes y un 57,9% entre los no participantes (p=0,012). La edad media entre los participantes fue de 79,84 años (DE:3,56) y en los no participantes 77,70 años (DE: 5,58) (p<0,001), y la media del número de visitas en los dos años del estudio fue de 34,1 (DE=18,9) entre los participantes y 25,8 (DE=17,9) entre los no participantes (p<0,001).
El análisis bivariante realizado entre el riesgo de depresión detectada y el resto de variables cualitativas y cuantitativas estudiadas, mostró que las asociaciones más significativas, dentro de las variables demográficas, correspondían a viudedad (p=0,023) y al sexo femenino (p=0,005).
En la tabla 1 se muestra el análisis bivariante realizado por áreas de estudio. Dentro del área médica, se observó una asociación entre depresión y haber tenido un diagnóstico de cáncer (p=0,009), presentar déficit visual (p=0,029) y la polifarmacia (p=0,029). Dentro del área funcional la asociación fue con el cuestionario de «Time Up and Go» con alteración moderada-severa (p=0,004) y el índice de Barthel con todos los niveles de afectación agregados (p=0,018). Con respecto al área nutricional, se encontró una asociación entre tener riesgo de malnutrición en el cuestionario MNA y depresión (p<0,001). Las asociaciones en el área cognitivo-afectiva se establecieron entre deterioro del cuestionario de Pffeifer (p=0,003) y detección de ansiedad en la subescala de Golberg (p<0,001). Finalmente, en el área social las asociaciones más significativas se encontraron con tener 80 años o más (p=0,036), falta de actividad física (p=0,002), falta de red social de soporte (p=0,001) y falta de actividades de ocio (p=0,001).
Resultados del análisis comparativo de factores cualitativos de vulnerabilidad estudiados según riesgo de depresión (Goldberg depresión >2). Se muestra número analizado, frecuencia, porcentaje y significación estadística
Factor | Valor | No depresión (182) | Sí depresión (108) | p | ||
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n | % | n | % | |||
Factores sociodemográficos | ||||||
Estado civil | Casado/a | 110 | 67,5 | 53 | 32,5 | 0,023 |
Soltero/a | 6 | 100 | 0 | 0 | ||
Viudo/a | 65 | 54,2 | 55 | 45,8 | ||
Separado/a | 1 | 100 | 0 | 0 | ||
Sexo | Hombre | 75 | 73,5 | 27 | 26,5 | 0,005 |
Mujer | 107 | 56,9 | 81 | 43,1 | ||
Área médica | ||||||
Hipertensión arterial | Sí | 134 | 59,8 | 90 | 40,2 | 0,078 |
No | 48 | 72,7 | 18 | 27,3 | ||
Obesidad | Sí | 71 | 60,2 | 47 | 39,8 | 0,450 |
No | 111 | 64,5 | 61 | 35,5 | ||
Accidente vascular cerebral | Sí | 18 | 51,4 | 17 | 48,6 | 0,139 |
No | 164 | 64,3 | 91 | 35,7 | ||
Enfermedad cardiovascular | Sí | 50 | 60,2 | 33 | 39,8 | 0,574 |
No | 132 | 63,8 | 75 | 36,3 | ||
Cardiopatía isquémica* | Sí | 16 | 55,2 | 13 | 44,8 | 0,489 |
No | 34 | 63,0 | 20 | 37,0 | ||
Valvulopatías* | Sí | 8 | 47,1 | 9 | 52,9 | 0,213 |
No | 42 | 63,4 | 24 | 36,4 | ||
Arritmias* | Sí | 27 | 67,5 | 13 | 32,5 | 0,192 |
No | 23 | 53,5 | 30 | 46,5 | ||
Insuficiencia cardíaca* | Sí | 9 | 90,0 | 1 | 10,0 | 0,040 |
No | 41 | 56,2 | 32 | 43,8 | ||
Miocardiopatía hipertrófica* | Sí | 6 | 50,0 | 6 | 50,0 | 0,433 |
No | 44 | 62,0 | 27 | 38,0 | ||
EPOC** | Sí | 21 | 58,3 | 15 | 41,7 | 0,557 |
No | 161 | 63,4 | 93 | 36,6 | ||
Diabetes mellitus tipo 2 | Sí | 53 | 63,1 | 31 | 36,9 | 0,940 |
No | 129 | 62,6 | 77 | 37,4 | ||
Insuficiencia renal crónica | Sí | 20 | 60,6 | 13 | 39,4 | 0,786 |
No | 162 | 63,0 | 95 | 37,0 | ||
Patología hepática | Sí | 5 | 55,6 | 4 | 44,4 | 0,917 |
No | 177 | 63,0 | 104 | 37,0 | ||
Cáncer | Sí | 15 | 42,9 | 20 | 57,1 | 0,009 |
No | 167 | 65,5 | 88 | 34,5 | ||
Enfermedad deg. neurológica | Sí | 12 | 63,2 | 7 | 36,8 | 0,970 |
No | 170 | 62,7 | 101 | 37,3 | ||
Enfermedad tiroidea*** | Sí | 7 | 41,2 | 10 | 58,8 | 0,054 |
No | 174 | 64,4 | 96 | 35,6 | ||
Dolor osteoarticular crónico | Sí | 97 | 60,6 | 63 | 39,4 | 0,477 |
No | 85 | 65,4 | 45 | 34,6 | ||
Inmovilización prolongada | Sí | 3 | 60,0 | 2 | 40,0 | 1.000 |
No | 179 | 62,8 | 106 | 37,2 | ||
Déficit auditivo | Sí | 59 | 61,5 | 37 | 38,5 | 0,747 |
No | 123 | 63,4 | 71 | 36,6 | ||
Déficit visual | Sí | 50 | 53,8 | 43 | 46,2 | 0,029 |
No | 132 | 67,0 | 65 | 33,0 | ||
Otras variables médicas | ||||||
Caídas último mes | ≥1 | 13 | 54,2 | 11 | 45,8 | 0,363 |
0 | 169 | 63,5 | 97 | 36,5 | ||
Ingresos hospitalarios último año | ≥1 | 14 | 53,8 | 12 | 46,2 | 0,325 |
0 | 168 | 63,6 | 96 | 36,4 | ||
Visita urgente domiciliaria último mes | ≥1 | 2 | 28,6 | 5 | 71,4 | 0,134 |
0 | 180 | 63,6 | 103 | 36,4 | ||
Consumo de fármacos | ≥5 | 112 | 58,3 | 80 | 41,7 | 0,029 |
<5 | 70 | 71,4 | 28 | 28,6 | ||
Área funcional | ||||||
Test de «Time Up and Go» | ||||||
Normal | 65 | 77,4 | 19 | 22,6 | 0,001 | |
Alterado | 117 | 56,8 | 89 | 43,2 | ||
Índice de «Lawton-Brody» (AIVD) | ||||||
Autónomo/a | 129 | 65,8 | 67 | 34,2 | 0,120 | |
Alguna dependencia | 53 | 56,4 | 41 | 43,6 | ||
Índice de «Barthel» (ABVD) | ||||||
Autónomo/a | 119 | 68,0 | 56 | 32,0 | 0,023 | |
Alguna dependencia | 63 | 54,8 | 52 | 45,2 | ||
Área nutricional | ||||||
Mini Nutritional Assessment - MNA | ||||||
Estado nutricional satisfactorio | 134 | 68,7 | 61 | 31,3 | <0,001 | |
Riesgo de malnutrición | 48 | 53,3 | 42 | 46,7 | ||
Mal estado nutricional | 0 | 0 | 5 | 100,0 | ||
Área cognitivo - afectiva | ||||||
Estado mental de Pffeifer | ||||||
Normal | 160 | 66,7 | 80 | 33,3 | 0,003 | |
Deterioro mental | 22 | 44,0 | 28 | 56,0 | ||
Escala de Ansiedad de Goldberg | ||||||
Ansiedad descartada | 169 | 77,5 | 49 | 22,5 | <0,001 | |
Ansiedad probable | 13 | 18,1 | 59 | 81,9 | ||
Área social | ||||||
Tener 80 años o más | Sí | 78 | 56,5 | 60 | 43,5 | 0,036 |
No | 104 | 68,4 | 48 | 31,6 | ||
Vivir solo | Sí | 42 | 54,5 | 35 | 45,5 | 0,082 |
No | 140 | 65,7 | 73 | 34,3 | ||
Convivir con una persona con algún tipo de incapacitad | Sí | 27 | 73,0 | 10 | 27,0 | 0,233 |
No | 155 | 61,3 | 98 | 38,7 | ||
Analfabetismo | Sí | 51 | 60,0 | 34 | 40,0 | 0,532 |
No | 131 | 63,9 | 74 | 36,1 | ||
Hace menos de 30’ de actividad física | Sí | 47 | 50,0 | 47 | 50,0 | 0,002 |
No | 135 | 68,9 | 61 | 31,1 | ||
Falta de red social de soporte | Sí | 11 | 35,5 | 20 | 64,5 | 0,001 |
No | 171 | 66 | 88 | 34 | ||
Falta de actividades de ocio | Sí | 39 | 48,1 | 42 | 51,9 | 0,001 |
No | 143 | 68,4 | 66 | 31,6 |
En la tabla 2 se aprecian los resultados del análisis bivariante de las variables cuantitativas. Allí podemos destacar la relación entre riesgo de depresión con la polifarmacia (p=0,047), con el Time Up and Go alterado (p=0,004) y con una mayor afectación tanto en el índice de Barthel (p=0,021) como en el MNA (p<0,001). Finalmente, también se aprecia relación entre riesgo de depresión y una mayor puntuación en el cuestionario de Pfeiffer (p=0,004) y en la subescala de ansiedad de Goldberg (p<0,001).
Resultados del análisis comparativo de factores cuantitativos de fragilidad estudiados según riesgo de depresión (Goldberg depresión >2). Se muestra número analizado, mediana, rango intercuartílico y significación estadística
Variables cuantitativas | N | No depresión (182) | Sí depresión (108) | p | ||
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Mediana | Rango IQ | Mediana | Rango IQ | |||
Factores sociodemográficos | ||||||
Edad | 290 | 79 | 77-82 | 80 | 77-82 | 0,131 |
Área médica | ||||||
Enfermedad CV | 290 | 0 | 0-1 | 0 | 0-1 | 0,258 |
Consumo de fármacos* | 290 | 5,86 | 3,25 | 6,63 | 3,08 | 0,047 |
Años de diagnóstico de cáncer | 290 | 5 | 1-11 | 5 | 3-9,5 | 0,907 |
Caídas en el último mes | 290 | 0 | 0-0 | 0 | 0-0 | 0,320 |
Ingresos hospitalarios en el último año | 290 | 0 | 0-0 | 0 | 0-0 | 0,315 |
Demanda de visita domiciliaria urgente | 290 | 0 | 0-0 | 0 | 0-0 | 0,058 |
Área funcional | ||||||
Test «Time Up and Go» | 290 | 11 | 9-16,5 | 14 | 10-19 | 0,004 |
AIVD–«Índice de Lawton–Brody» (♀)** | 188 | 8 | 7-8 | 8 | 6-8 | 0,169 |
AIVD–«Índice de Lawton–Brody» (♂)*** | 102 | 5 | 4-5 | 5 | 4-5 | 0,146 |
ABVD–«Índice de Barthel» | 290 | 100 | 95-100 | 100 | 90-100 | 0,021 |
Área nutricional | ||||||
MNA | 290 | 24,5 | 23,5-26 | 24 | 22-25,4 | <0,001 |
Área mental - afectiva | ||||||
«Estado Mental de Pfeiffer» | 290 | 0 | 0-1 | 1 | 0-3 | 0,004 |
«Sub-escala de ansiedad de Goldberg» | 290 | 0 | 0-1 | 4 | 1-6 | <0,001 |
«Sub-escala de depresión de Goldberg» | 290 | 0 | 0-0 | 4,5 | 3-6 | <0,001 |
El modelo resultante del análisis multivariante mostró que los pacientes depresivos tienen casi 4 veces más probabilidades de sufrir hipertensión arterial (OR: 3,87, IC 95% 1,61-9,34), o cáncer (OR: 4,12, IC 95% 1,58-10,76), y casi 3 veces más de no realizar actividades de ocio (OR: 2,75, IC 95% 1,33-5,67); asimismo tienen casi 2 veces más probabilidades de que la escala de ansiedad suba un punto (OR: 1,87 IC 95% 1,57-2,22) y, a la inversa, hay un 22% más probabilidades de que baje un punto el MNA (OR: 0,78, IC 95% 0,68-0,9). Finalmente, hay un 10% menos de probabilidades de no sufrir insuficiencia cardíaca (OR: 0,11 IC 95% 0,01-1,09), aunque no es una asociación significativa (p=0,06).
DiscusiónEste estudio descriptivo sobre depresión en el anciano, se diseñó en base a una VGI, siguiendo las recomendaciones y los consensos de expertos que están aún vigentes en nuestro entorno más inmediato, y se hallan recogidos en diferentes documentos8–10.
La prevalencia del riesgo de depresión detectada del 37,2%, basada en la escala de detección de Goldberg, puede sobrestimar el número de casos hasta que no se confirme con un cuestionario diagnóstico. Más aún si tenemos en cuenta las diferencias observadas entre los participantes en el estudio con los no participantes, donde los primeros están más necesitados del uso del sistema sanitario por su vulnerabilidad.
Las cifras de prevalencia de depresión en el anciano publicadas son muy heterogéneas, este hecho se explica por los diferentes cuestionarios utilizados y por la variedad de ámbitos de estudio realizados. Cuanto se utilizan cuestionarios de detección como la Geriatric Depression Scale, la Center for Epidemiologic Studies Depression Scale o la Escala de Koenig, la prevalencia suele dar resultados más altos que si se administran cuestionarios diagnósticos estructurados por los propios especialistas. Así mismo el ámbito en el que se realiza el estudio (ancianos residentes en la comunidad –en centros de salud con patología orgánica– ingresados en hospital por patología orgánica) va a dar resultados diferentes11.
Un amplio estudio comunitario europeo sobre depresión geriátrica (EURODEP-2005) mostró una prevalencia global del 12,3%, siendo 14,1% para las mujeres y 8,6% para los hombres y una tendencia a disminuir con la edad en ambos sexos5.
En nuestro medio la prevalencia de depresión varía según el nivel asistencial: atención primaria: 20-24%; hospital general: 24-46%; residencia geriátrica: 34%2. También se ha constatado una prevalencia del 16% en un estudio en un EAP urbano (Manresa 2001), en mayores de 64 años aplicando una VGI y administrando la escala Yesavage para el diagnóstico de depresión6.
Tanto en el estudio EURODEP como en estudios afines al nuestro, el sexo femenino tiene una asociación fuerte con presentar depresión en el anciano; lo mismo ocurre con la comorbilidad y el déficit funcional5,6. Nuestro estudio, además de corroborar la anterior asociación con el sexo femenino, aunque solo en análisis bivariante, muestra específicamente una asociación entre depresión y presentar cáncer, déficit visual y polifarmacia (área médica); asociación con alteración de la movilidad y de las ABVD (área funcional); también hay relación con la alteración nutricional en el MNA (área nutricional), alteración cognitiva y la ansiedad (área mental afectiva). Finalmente encontramos relacionados el riesgo de depresión con los indicadores de riesgo social: tener ≥ 80 años, falta de ejercicio físico, de red social de soporte y de actividades de ocio.
A diferencia de la evidencia consultada, nosotros no encontramos una relación clara entre depresión y enfermedades cardiovasculares, hecho que podría explicarse por el tamaño de la muestra y por el número de casos diagnosticados dentro de este apartado. Incluso la insuficiencia cardíaca muestra una relación contraria a la esperada, como la evidencia indica12, estando más presente en la población no deprimida. Tal vez habría que precisar más en los grados funcionales avanzados de insuficiencia cardíaca para aclarar mejor su relación con la depresión13.
Por el contrario, se detecta en nuestro estudio una asociación entre depresión y déficit cognitivo, confirmando la evidencia de muchos estudios donde la depresión se considera un factor de riesgo de deterioro cognitivo sobre población anciana en general14–16 y sobre el sexo femenino en particular17.
En lo social, nuestro trabajo de investigación coincide con la evidencia consultada, encontrando una asociación entre depresión y población octogenaria, la falta de actividad física, de ocio y falta de red social de soporte. De forma similar a los estudios de Pankhala (1991), donde se establecieron modelos de presentación de depresión a partir de unas variables sociales que se presentaban combinadas entre sí (poca actividad de ocio, alta incidencia de factores de estrés social, estado civil viudo o divorciado y escasa red social)18, nosotros encontramos unos acontecimientos coincidentes con esos estudios, el conjunto de los cuales fueron considerados factores predictores de depresión: la separación o pérdida de alguien importante, disminución de la red social y de actividades de ocio19.
Como limitaciones de este estudio, los resultados del mismo solo son comparables con poblaciones de características similares en cuanto a ámbito urbano y nivel socioeconómico, por estar circunscrito a una pequeña área geográfica. Además se observa una mayor proporción de mujeres, mayor edad y mayor frecuentación entre los participantes, lo cual era esperable por el sistema de reclutamiento entre las visitas del día, hecho que suele suceder habitualmente por ser las personas más vulnerables. No obstante creemos que sigue siendo válida la representatividad de la muestra poblacional de participantes resultante.
ConclusionesEn la población estudiada encontramos una proporción o prevalencia de riesgo de depresión algo mayor a lo esperado en comparación con la población de estudios similares.
Nuestro estudio aporta nuevas asociaciones entre el riesgo de depresión con variables médicas como haber presentado un cáncer o padecer hipertensión arterial; con el riesgo de déficit nutricional (MNA), presentar ansiedad y falta de actividades de ocio.
También hemos corroborado la asociación con otras variables, ya conocidas, como son la viudedad, disminución de la red social y el sexo femenino.
Finalmente, hemos encontrado nuevas asociaciones, aunque con menor fuerza de asociación entre el riesgo de presentar depresión con variables médicas como padecer déficit visual y la polifarmacia, así como con la alteración de la movilidad y limitación de las ABVD del área funcional.
Creemos que todos los factores estudiados que han mostrado asociación con el riesgo de depresión en nuestro estudio, deberían incluirse en cualquier futuro estudio de la depresión en el anciano.
Es conocida la dificultad en la detección y diagnóstico de la depresión en personas en edad geriátrica por la comorbilidad de procesos crónicos, la presencia de problemas funcionales, nutricionales o sociales que pueden distorsionar los síntomas afectivos, o pasarlos por alto al atribuirlos al proceso natural del envejecimiento. Sabemos que este es uno de los retos que los profesionales de Atención Primaria tenemos que afrontar en cuanto al diagnóstico y manejo de la depresión en personas mayores. Por todas estas razones, la población anciana presenta unos rasgos diferenciales, en relación a los adultos no geriátricos, que hemos de tener presente para discernir entre lo que es un envejecimiento natural de otras situaciones que son patológicas1.
Tanto la Psiquiatría como la Geriatría han explicitado que los problemas de salud mental en la población anciana hacen necesaria una capacitación específica, definida en los respectivos marcos competenciales, y unas pautas de actuación propias para este período vital2,3.
Qué aporta el estudioEn el presente estudio aportamos nuevas asociaciones del riesgo de depresión con las variables médicas tales como haber presentado un cáncer o padecer hipertensión arterial; con el riesgo de déficit nutricional, presentar ansiedad y falta de actividades de ocio.
También hemos corroborado la asociación con otras variables, ya conocidas, como son la viudedad, disminución de la red social y el sexo femenino.
Finalmente, hemos encontrado nuevas asociaciones, aunque con menor fuerza, entre el riesgo de presentar depresión con variables médicas como padecer déficit visual y la polifarmacia, así como con la alteración de la movilidad y limitación de las actividades básicas de la vida diaria del área funcional.
Creemos que todos los factores estudiados que han mostrado asociación con el riesgo de depresión en nuestro estudio, deberían incluirse en cualquier futuro estudio de la depresión en el anciano.
Asimismo, creemos factible y de utilidad incluir el cuestionario de Goldberg en la VGI para detectar el riesgo de depresión en los ancianos como paso previo a la confirmación diagnóstica.
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La dificultad en la detección o diagnóstico de la depresión en personas mayores se puede explicar por la comorbilidad de procesos crónicos, el deterioro funcional, los problemas nutricionales o sociales que pueden hacer pasar desapercibidos los síntomas afectivos, o bien atribuirlos al proceso natural del envejecimiento.
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La complejidad de los problemas de salud y la vulnerabilidad progresiva de los ancianos, requiere disponer de un modelo de atención específico con instrumentos propios de detección (VGI) y actuación con equipos multidisciplinares.
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La inclusión del cuestionario de Goldberg en la VGI es útil y factible para detectar el riesgo de depresión en los ancianos, como paso previo a la confirmación diagnóstica.
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Nuestro estudio aporta nuevas asociaciones entre el riesgo de depresión con variables médicas como haber presentado un cáncer o padecer hipertensión arterial; con el riesgo de déficit nutricional (MNA), presentar ansiedad y falta de actividades de ocio.
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También hemos corroborado la asociación con otras variables, ya conocidas, como son la viudedad, disminución de la red social y el sexo femenino.
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Finalmente, hemos encontrado nuevas asociaciones, aunque con menor fuerza de asociación entre el riesgo de presentar depresión con variables médicas como padecer déficit visual y la polifarmacia, así como con la alteración de la movilidad y limitación de las ABVD del área funcional.
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Creemos que todos los factores estudiados que han mostrado asociación con el riesgo de depresión en nuestro estudio, deberían incluirse en cualquier futuro estudio de la depresión en el anciano.
No se ha contado con financiación externa.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.