Introducción. Las vacunaciones en la población general han supuesto un gran avance en el fomento de la salud. Habitualmente son inocuas, algunos efectos adversos son raros y podemos encontrarlos en la práctica clínica.
El síndrome de Guillain-Barré (SGB) o polirradiculoneuritis inflamatoria aguda es una enfermedad que ocurre en raras ocasiones como complicación asociada a infecciones virales o bacterianas o como reacción adversa sin una clara asociación causal a vacunas, en la que se presupone la existencia de mecanismos autoinmunes mediados por la inmunidad celular, con un papel más discutible de la inmunidad humoral.
Presentamos un nuevo caso excepcional de SGB asociado a la vacunación concomitante frente a hepatitis A y fiebre tifoidea.
Caso clínico. Varón de 43 años de edad, sin antecedentes de interés ni tratamiento habitual, que consultó por una parálisis periférica derecha de aparición brusca que se añadía a un cuadro de unos 8 días de evolución de disminución de agudeza visual suficiente, debilidad generalizada de curso progresivo con pérdida de fuerza en ambas extremidades que dificultaba la deambulación y parestesias e hiperestesia térmica en ambas manos. No refería ninguna enfermedad respiratoria ni intestinal en los últimos meses. Debido a un próximo viaje a África, 14 días antes del comienzo de la sintomatología recibió vacunación antihepatitis A y antitifoidea.
En la exploración se objetivaba paresia facial derecha, sin alteración en otros pares craneales, con motilidad ocular extrínseca y fondo de ojo normales. Había debilidad proximal en las piernas a 4/5 y brazos a 4/5, sensibilidad conservada y arreflexia universal. La marcha era atáxica.
Ante la sospecha clínica de una polineuropatía aguda inflamatoria o un síndrome de Guillain-Barré sin compromiso respiratorio, el paciente fue derivado al servicio de urgencias del hospital de referencia, donde se realizó analítica en la que destacaba una creatincinasa de 308 mg/dl, anticuerpos IgG e IgM antigangliósidos GM1, GM2, GM3, GD1a, GD1b, GT1b, GQ1b en suero negativos. En la punción lumbar destacaba la disociación albúmino-citológica y el estudio electromiográfico era compatible con polineuropatía sensitivomotriz de rasgos mixtos, lo que confirmaba el diagnóstico de polineuropatía aguda inflamatoria.
El paciente quedó asintomático, recuperó la agudeza visual, la fuerza y los reflejos a los 20 días, aunque necesitó rehabilitación ambulatoria durante varias semanas. Se le desaconsejó la vacunación antigripal.
Discusión y conclusiones. Si exceptuamos la asociación demostrada entre el SGB y la vacunación antigripal, la evidencia de que las imnunizaciones causen el SGB no es fuerte. La mayoría de las evidencias se basan en estudios observacionales y casos clínicos que no cumplen los criterios para establecer una relación causal.
En este caso hay una relación temporal clara entre la vacuna antihepatitis A y/o antitifoidea y el SGB, pero no podemos establecer una relación causal, a pesar de carecer de otra explicación, ni concluir a cuál de las vacunas es debida dada la concomitancia. Esta asociación excepcional tendría una repercusión baja en la salud pública. Así, el riesgo adicional en personas vacunadas de gripe es de 1 caso por millón, riesgo menor que el producido por la propia enfermedad, el cual puede ser prevenido por la vacuna1.
Entre las reacciones adversas asociadas a la vacuna antihepatitis A comercializada podemos incluir anafilaxia, SGB, neuropatía del plexo braquial, mielitis transversa, esclerosis múltiple y eritema multiforme. La mayoría de estos hechos han ocurrido en adultos, y aproximadamente un tercio han ocurrido en personas que recibieron otras vacunas a la vez. Los datos de incidencia de SGB y de neuropatía de plexo braquial entre los receptores de vacuna no son superiores a los esperados entre la población no vacunada2.
Son aún más infrecuentes los casos documentados de aparición o recurrencia con otras vacunaciones. En un estudio realizado por la Asociación Británica Guillain-Barré Syndrome Support Group, gripe, tétanos, tifoidea, polio, hepatitis A, hepatitis B, BCG, fiebre amarilla, meningococo y difteria fueron las vacunas más frecuentemente asociadas a recaída3. Se concluye que la aparición de SGB tras la vacunación es rara. Si el SGB aparece dentro de las 6 semanas posvacunación, el paciente no debería recibir esa vacuna de nuevo. No se debería vacunar durante la fase aguda de SGB y probablemente debería evitarse durante el primer año e individualizar cada caso4.
Por último, cabe destacar la disminución de agudeza visual, un síntoma excepcionalmente descrito5 que en este caso se presenta sin oftalmoparesia, fondo de ojo normal y precede a la debilidad de las extremidades.