Sres. Directores: En un reciente número de la revista AtenciÓn Primaria1 se ha publicado un editorial titulado «Evidencia científica en medicina familiar y comunitaria», y el título «Evidencia científica» parece que va a ser una nueva sección de la revista.
Por todas partes comienza a verse con profusión la palabra evidencia, y también por doquier las siglas MBE, adaptadas miméticamente de las inglesas EBM, con lo cual se da un paso más en la proliferación de siglas en español, a imitación de la afición anglosajona por las siglas, que hasta hace bien poco había sido ajena a la cultura española, no así a la anglosajona, que las utiliza incluso en el ámbito cotidiano, no sólo en el científico.
Lo de evidencia científica es un paso más en la degradación y transformación de los significados de nuestras palabras para adaptarlos al significado que dichas palabras tienen en inglés. En este caso aún estamos a tiempo de salvar el significado que «evidencia» tiene en español; todavía estamos a tiempo, porque esta moda aún es joven, de no cometer otra barbaridad más, y de no adoptar sin más, sin pensar en ello, un término anglosajón que aquí tiene un significado bien distinto.
El término «evidence» en inglés no es lo mismo que el término «evidencia» en español; constituye lo que se podría llamar un término equívoco, con significados distintos en un idioma y en otro. «Evidence» significa prueba, hallazgo y tiene matiz objetivo en inglés, mientras que «evidencia» en español tiene matiz subjetivo y significa algo que no precisa demostración desde el punto de vista de quien habla. Algunos de los significados que del término «evidencia» da el diccionario de María Moliner2 son: certeza, certidumbre, convencimiento, convicción, seguridad, y algunos de los sinónimos de «evidente»: axiomático, claro, fehaciente, inconcuso, incontestable, incontrastable, incontrovertible, incuestionable, indiscutible, indisputable, indudable, innegable, irrebatible, irrecusable, irrefutable, meridiano, obvio, axioma, perogrullada, sin duda...
Por tanto, el empleo en español de la palabra «evidencia» es totalmente contrario al método científico, que se basa precisamente en que nada está tan claro que no pueda ser refutado (ya vemos que uno de los sinónimos de evidente es irrefutable), nada es tan «evidente» que no requiera más demostración; de lo que es evidente subjetivamente puede ser probada su falsedad mediante pruebas objetivas, mientras que en inglés lo que presenta una apariencia subjetiva puede ser refutado mediante «evidences» objetivas.
Es una lástima que no se haga un esfuerzo por adaptar al español lo que tomamos del inglés, que adoptemos todo de forma acrítica, sin pasarlo por el tamiz de nuestra cultura, de nuestra lengua, traduciendo del inglés «a mocosuena», lo que demuestra ignorancia no sólo de nuestra lengua, sino también ignorancia del idioma inglés.
Tan sólo he visto en la literatura española reciente dos estimables esfuerzos por traducir la «evidence based medicine» de forma correcta al español3,4, mientras que la inmensa mayoría se deja arrastrar por la corriente de lo fácil, de lo engañosamente evidente. Por favor, no caiga en esa misma corriente la revista AtenciÓn Primaria, hagan la adaptación al español correcto de la «EBM» y tradúzcanla por «medicina basada en pruebas», y las «evidences», por «pruebas» o «demostraciones» o «experiencias».