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Vol. 20. Núm. 4.
Páginas 214 (septiembre 1997)
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Sobre ética y medicina de familia y comunitaria
On ethics and family and community medicine
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F. Campaa, P. Bonalb, B. Morenoc, MD. Muñozd
a Coordinador UDMFC. Área Valme. Sevilla.
b Coordinador de Pregrado de MFC. Sevilla.
c Residente MFC. Centro Salud Alcalá de Guadaira. Sevilla.
d Residente MFC. Centro Salud Bellavista. Sevilla.
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Sres. Directores: Tras leer las páginas del interesante y sugerente documento editado por la semFYC1, coordinado de modo excelente por el Dr. Altisent, que abarca de modo escueto y esquemático, pero preciso y pormenorizado, la visión de la medicina de familia y comunitaria (MFC) en su relación con el campo de la ética, nos hace reflexionar sobre la dimensión de esta disciplina en nuestra especialidad.

Especialidad que desde sus orígenes, y comprometida con una visión social y humanista de las relaciones médico-paciente, en detrimento en ocasiones de la visión más tecnificada a que se someten otras especialidades más parciales y focales, se ha ocupado de entender de manera longitudinal, en tracto sucesivo e indefinido, ese discurrir o acontecer del otro en una esfera integral y comprensiva.

Nuestro ser identificativo se basa en esa diacronía iterativa sobre la que se yuxtapone el amplio margen de observación del que disponemos (individuo y entorno) para poder entender, comprender, atender y explicar los fenómenos de salud entre persona, familia y comunidad: el contexto donde el individuo nace, crece, se desarrolla y muere y donde en definitiva sus cotas de autonomía --uno de los principios éticos-- son mayores: un ingreso hospitalario, que es una sustracción del paciente de su entorno natural tiene precisamente como fin la devolución del paciente a su entorno tras superar la fase de reducción o pérdida de autonomía. El ámbito, por tanto, de nuestra actuación es la individualidad, pero en su relación con lo familiar y lo social: como esferas girando en un sistema solar pluripersonal a las que nos podemos acercar con un telescopio ya enfocando a una o al conjunto2. Por ello, principalmente somos médicos de relaciones, de interacciones y es en ese interactuar continuo y redundante de donde sacamos nuestro perfil profesional y especial; pero, no se olvide, nuestro enfoque es en este sentido esencialmente humanista, tiene a la persona en su totalidad como centro de atención, a la que le reconoce su valor histórico, su proyecto vital y su dimensión excelsa que le confiere dignidad. Por lo tanto en su base se encuentra el bienestar del paciente (principio de beneficencia), acomodado al respeto de su persona y a intentar mejorar su libertad (principio de autonomía), sobre el que se insertan los 2 principios universales de «no dañar» y de «justicia»3.

La formación de especialistas en MFC ha adolecido en algunas ocasiones de titubeos, sobre todo en lo referente a temas idiosincrásicos o que formen ese ser especial de la disciplina, que los haga diferentes; esos aspectos diferenciales de la MFC no ya meramente formales, sino materiales e incluso epistemológicos.

Afortunadamente los pasos dados por el programa han sabido perfilar adecuadamente ese dibujo en los últimos tiempos; así, por ejemplo, la inclusión de modo obligatorio de un área específica de atención familiar4,5 vino a suplir una deficiencia en la formación de los residentes de nuestra especialidad que ostentaban el calificativo de especialistas de una materia que no se incluía siquiera dentro de su programa y que todavía se viene desarrollando.

Aun así nos queda, a nuestro juicio, algún camino que recorrer en la esencia identificativa, en las señas de identidad del MFC en nuestra sociedad actual. A su perspectiva humanística le es preciso un modelo de actuación ética en consonancia con su actividad6, que no puede dejarse a nuestro criterio en manos de la fortuna o correr tras modelos prefabricados por otras disciplinas con otros ámbitos de actuación, sino ser enseñada de modo sistemático y concreto y formar parte dentro de las áreas de la especialidad diseñadas por la Comisión Nacional de la Especialidad. Éste creemos que es un reto que enriquecería considerablemente la posición del médico de familia y le haría merecedor más que nunca de ese calificativo tan entrañable, gratificante y cercano con que nos honran las personas a las que atendemos.

 

Bibliografía
[1]
Grupo de Trabajo de la semFYC. Sobre bioética y medicina de familia. Documento de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Palma de Mallorca, 1996.
[2]
Por qué es necesaria la atención familiar. En: Conceptos e instrumentos de la atención familiar. Barcelona: Doyma, 1994; 1-6.
[3]
Ética médica. Las responsabilidades morales de los médicos. Barcelona: Labor, 1987.
[4]
Programa Docente de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria. Madrid, 1990.
[5]
Medicina familiar y comunitaria. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia y Ministerio de Sanidad, 1996; 281-302.
[6]
Altisent R..
Cuestiones de bioética en atención primaria..
Jano, 44 (1993), pp. 2309-2332
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