Sres. Directores: Las dermatomicosis o tiñas son infecciones cutáneas producidas por un grupo de hongos queratinofílicos. Las lesiones que producen tienen distintas características clínicas y nomenclatura según la región del cuerpo donde asienten, aunque por lo general se mantienen unos rasgos comunes, como una forma anular con un borde de crecimiento sobreelevado que avanza centrífugamente, mientras el centro de la lesión va aclarándose, y una superficie eritematosa y descamativa.
El diagnóstico en los casos típicos no ofrece ninguna duda; no obstante, cuando el paciente recibe un tratamiento inadecuado, las lesiones pueden presentar características atípicas.
Casos clínicos
Caso 1. Mujer de 43 años en la que destacaban como antecedentes personales una psicosis maniacodepresiva, una obesidad mórbida y una sífilis correctamente tratada. Como antecedente epidemiológico de interés, decir que la paciente poseía perros y gallinas.
Acudió a la consulta por unas lesiones de 3 años de evolución, en forma de grandes placas que comenzaron en el cuello y habían ido extendiéndose a brazos, abdomen y miembros inferiores (fig. 1). Las placas eran levemente eritematosas y escasamente descamativas y con signos de rascado; estaban muy mal definidas, por lo que no pudo evidenciarse claramente dónde se iniciaba la lesión. Había recibido hacía un año diversos tratamientos que no recordaba, entre ellos antimicóticos tópicos.
Se realizó una biopsia que demostró la presencia de hifas en la capa córnea sin otros hallazgos significativos, por lo que se realizó un cultivo en el que se aisló Trichophyton rubrum.
Se le realizaron una serie de exámenes complementarios que no aportaron datos de interés para el caso.
Se instauró tratamiento con 50 mg cada 24 horas de fluconazol durante 21 días, con lo que las lesiones desaparecieron. Sin embargo, a los 15 días la paciente acudió nuevamente a la consulta por recidiva.
Caso 2. Varón de 57 años, dueño de 5 perros, que consultó por una lesión pruriginosa en la pierna derecha de 2,5 meses de evolución. En la exploración se observó una placa redondeada de bordes imprecisos en la que destacaban algunas erosiones en su periferia. No se apreciaba descamación en su superficie. Estaba recibiendo tratamiento con corticoides y antimicóticos tópicos.
Se suspendió toda medicación excepto loratadina y se revaloró a los 20 días. En ese momento la lesión había adoptado un aspecto inflamatorio, con borde de crecimiento indicativo de tiña corporis. Se realizó una biopsia cuyo estudio histopatológico demostró la presencia de hifas en la capa córnea.
Se instauró tratamiento tópico con oxiconazol (una aplicación al día durante un mes) y el cuadro se resolvió.
En 1968 Ive1 acuñó por primera vez el término «tiña incógnito», destacando las características clínicas especiales y dificultades diagnósticas de esta variante de tiña. Actualmente se entiende por tiña incógnito aquella que, debido a la modificación de sus características clínicas por el tratamiento previo con corticoides, es de difícil diagnóstico.
Debido a que además de un tratamiento inadecuado con corticoides tópicos1, o un «exceso» de éstos2, existen otros factores que pueden modificar las características clínicas de las lesiones de dermatofitosis, como una pauta inadecuada de antimicóticos o la presencia de inmunosupresión como en los casos de sida3, creemos que el término «tiña incógnito» debería ampliarse basándose más en la clínica que en el hecho de haber recibido o no tratamiento con corticoides.
Cabe recordar que, a pesar de que esta variante de tiña está bien documentada y establecida, son escasos los artículos publicados al respecto, e incluso algunos de los tratados actuales no hacen ninguna referencia al respecto4,5.
En conclusión, ante lesiones eritematodescamativas de largo tiempo de evolución y con escaso componente inflamatorio, debemos tener en cuenta la tiña incógnito en el diagnóstico diferencial. Del mismo modo, deberemos ser cautos en la utilización de corticoides tópicos, evitando su uso indiscriminado, con el fin de impedir que una tiña se convierta en tiña incógnito, lo que supondría un retraso en el diagnóstico, un mayor gasto en exámenes complementarios y un mayor coste terapéutico.