Introducción. La depresión es uno de los problemas más frecuentes en la consulta del médico de asistencia primaria, debido a que al menos un 20% de los individuos de la población general presentarán a lo largo de su vida, algún episodio de depresión1. En el ámbito de estudio ya se efectuó con anterioridad un diagnóstico de salud comunitario sobre problemas de salud mental, y se evidenció después de administrarles el test de Goldberg, que un 20% de la población estudiada tenía depresión2. La población asignada al área básica de salud es de 21.200 personas, y en una de las unidades asistenciales que atiende a 1.850 pacientes de 15-95 años de edad se efectuó un estudio sobre la prevalencia de depresión en la población atendida, y se encontró que estaba afectada un 40%3.
Por otra parte, en un estudio posterior se constató que un 30% de los pacientes depresivos era tratado con paroxetina por parte del facultativo de esta unidad asistencial4. Los efectos secundarios más frecuentes fueron intolerancia gastrointestinal, que en el 80% de los casos se manifestó como náuseas o vómitos, y un 30% con trastornos en la defecación, tales como aumento del número de deposiciones y en algunos casos diarrea importante, que incluso motivó la supresión del tratamiento.
Casos clínicos. Entre los casos con efecto secundario de diarrea se detectaron 3 casos de enfermedad inflamatoria crónica intestinal. Dos de éstos precisaron tratamiento con corticoides durante varios meses sin observarse mejoría del cuadro, debiéndose incluso administrar posteriormente inmunosupresores en los 2 casos y llegando a precisar uno de ellos resección intestinal. Estos 2 casos tenían confirmación diagnóstica con biopsia de enfermedad de Crohn, pero el tercero sólo fue diagnosticado de enfermedad inflamatoria intestinal inespecífica, pero precisó también resección quirúrgica de urgencia. Los 3 casos tuvieron una evolución tórpida, con un período muy largo de meses de recuperación.
Discusión y conclusiones. Dado el amplio manejo de los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina en la asistencia primaria, frente a los antidepresivos más antiguos como los tricíclicos o incluso los inhibidores de la monoaminooxidasa5, en función de su mejor manejabilidad en la práctica clínica diaria, por la presentación de efectos secundarios menos peligrosos, tal vez cabría plantearse una revisión de si estos antidepresivos son tan inocuos como parecen, para lo cual haría falta estudios más complejos. Se consultó este efecto a la Comisión de Vigilancia Farmacológica de la zona, que solicitó que se declararan estos efectos secundarios, a pesar de no haber encontrado otros casos en toda la bibliografía revisada, porque a pesar de ello no parecía atribuible al azar la aparición de enfermedad inflamatoria intestinal de tipo crónico en los 3 casos descritos, y aunque deberían efectuarse estudios en función de su posible efecto-causalidad, este posible efecto debería ser considerado por el médico al prescribir la paroxetina como antidepresivo, uno de los más frecuentemente utilizados en la asistencia primaria.