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Vol. 24. Núm. 10.
Páginas 614-616 (diciembre 1999)
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Tumores malignos de rinofaringe en un área de salud. Análisis del período 1992-1997
Malignant rhinopharyngeal tumours in a health district. Analysis of 1992-1997
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LM. Vaquero Ronceroa, JL. Pardal Refoyob
a Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.Hospital Virgen de La Concha. INSALUD. Zamora.
b Servicio de Otorrinolaringología. Unidad de Oncología Cervicofacial.Hospital Virgen de La Concha. INSALUD. Zamora.
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Sres. Directores: Es en este siglo cuando el cáncer, pese a ser conocido desde largo tiempo, comienza a ser un problema de salud pública1. Nacen así los primeros registros de cáncer en Europa hacia el año 1929, concretamente en Hamburgo (Alemania). Desde entonces se han generalizado a todo el continente.

Para la creación de estos registros se han utilizado fundamentalmente estudios descriptivos. Con ellos se aporta la información suficiente para poder establecer diferencias en cuanto a variables como incidencia o mortalidad, pudiendo llegarse a conjeturas etiológicas si se comparan varias series2.

En nuestra área de salud, desde 1992, existe un registro de neoplasias de cabeza y cuello, basado en estudios descriptivos, que cuenta con la colaboración de atención primaria (AP). Con él se intenta conocer una de las neoplasias con escasas referencias en las revistas de AP y que en nuestra área tiene una incidencia de 3,6 casos nuevos/año3. Se trata de la neoplasia de nasofaringe.

Con el objetivo de conocer en nuestra zona de salud (Zamora) la distribución del cáncer de rinofaringe, en cuanto a diferentes variables, diseñamos un estudio en el que analizamos una serie de casos clínicos como estudio descriptivo. En ellos estaban incluidos todos los pacientes diagnosticados de cáncer de rinofaringe en el Hospital Virgen de la Concha por el servicio de otorrinolaringología (ORL), unidad de oncología cervicofacial de nuestra área de salud, durante los años 1991-1997 (n=22). La edad media era de 56 años, y los varones suponían el 82%. De sus historias clínicas fueron extraídas una serie de variables:

­ Descriptivas: zona básica de salud; tiempo transcurrido entre la primera consulta AP y ORL; intervalo de tiempo desde la presentación de los síntomas hasta el momento de consulta, en uno u en otro servicio; incidencia y distribución anual.

­ Diagnósticas: tiempo de tardanza entre la sospecha diagnóstica y la realización de la prueba confirmatoria; síntoma de consulta, tanto en AP como en ORL; tipos de síntomas acompañantes (otológicos, neurológicos, adenopáticos u otros); estadio y tipo histológico; presencia o ausencia en el momento del diagnóstico de otro tumor (sincrónico o simultáneo).

­ Tratamiento: tipo de tratamiento utilizado (curativo ­quirúrgico, radioterápico, quimioterápico­ o paliativo), tanto en el momento del diagnóstico como en el de la recidiva, si es que la había.

­ Evolutivas: intervalo entre diagnóstico y tratamiento; número y tiempo medio desde el diagnóstico hasta la recidiva o metástasis; sintomatología durante la agonía; tiempo de supervivencia; lugar y causa de la muerte.

­ Pronósticas: estadio mayor respecto a la extensión regional (T); afectación de ganglios del cuello; edad; histología no linfoepitelial, y recidiva.

Los resultados se expresan en porcentajes, medias, desviaciones estándar (DE), medianas y diferencia intercuartílica (Q3-Q1).

Los datos generales se muestran en la tabla 1. La zona de salud que más casos aportó fue la correspondiente a Zamora ciudad, 7 (31,8%). El tiempo de dilación AP-ORL osciló entre 83 y 3 días. El tiempo medio de evolución de los síntomas hasta la primera consulta fue de 216 días (DE, 337); mediana, 90 días (Q3-Q1, 225-33,75), inferior al de otro tipo de tumores como los neurológicos4. La incidencia media fue de 3,14 casos/año (1997 con un 31,8% [n=7]).

La biopsia de cavun se practicó en todos los casos con una demora de 0 días respecto al momento de la sospecha diagnóstica. El primer síntoma de consulta coincidió en AP y ORL, siendo éste la adenopatía laterocervical (60 y 25%, respectivamente). Como síntomas acompañantes más frecuentes se detectaron los otológicos (68%), y en concreto la hipoacusia (27%). Así, el motivo principal de sospecha es la clínica, lo que lo diferencia de otras neoplasias como las pertenecientes al área de medicina interna, donde el primer signo de sospecha viene dado por pruebas complementarias como la radiografía5. El estadio tumoral más habitual fue el IV (73%) y el tipo histológico, carcinoma epidermoide (59%), con porcentajes semejantes a los de otros series6. Encontramos tumor simultáneo en un 9% y sincrónico en un 4,5% de los casos.

En cuanto al tratamiento, fue curativo en el 80,9% de los casos, de los que se aplicó quimioterapia y radioterapia a un 82,35% con diferentes modalidades, tratamiento similar al descrito en otras publicaciones6. Un 19,1% recibió tratamiento sintomático desde un principio. Se utilizó la analgesia en un 75% de los pacientes. Posteriormente, el tratamiento sintomático se aplicó a la totalidad de pacientes. En el 21,05% apareció recidiva, recibiendo quimioterapia en un segundo momento.

El tiempo medio de evolución entre diagnóstico y tratamiento fue de 22,5 días (DE, 33,83; mediana, 9; Q3-Q1, 22-6). Se presenta recidiva local en un 17,6% (n=3) de los casos conocidos, con una media desde el diagnóstico de 691,3 días (DE, 438; mediana, 844; Q3-Q1, 197). Las metástasis se observan en un 22,2% (n=4) de los pacientes conocidos. El tiempo medio hasta su aparición desde el diagnóstico fue de 331,25 días (DE, 68.840; mediana, 330; Q3-Q1, 398,5-265,25). Un 53% tuvo síntomas durante la agonía que obligaron a acudir al especialista. De éstos destaca el dolor, 88%, seguido de epistaxis. Englobando a todos los pacientes, vemos que la supervivencia media fue de 721 días (DE, 651; mediana, 538; Q3-Q1, 1.405-102). El lugar de la muerte fue el domicilio particular en 5 (83,3%) de los 6 casos conocidos. La determinación de la causa de la muerte consta solamente en 2 pacientes (rectorragia).

Las variables pronósticas como la extensión T modifica la supervivencia siendo en T1 de 1.075 días (DE, 701,5; mediana, 1.251; Q3-Q1, 1637-371). Y en T3 de 549 (DE, 566,6; mediana, 324; Q3-Q1, 1066-71). Si hay afectación ganglionar, la supervivencia es de 619,7 días (DE, 673; mediana, 282; Q3-Q1, 1152-81), y si no, de 869.4 (DE, 625,4; mediana, 639; Q3-Q1, 1.541-360). En el grupo de edad de <45 años, la supervivencia fue de 622,1 días (DE 677; mediana, 187; Q3-Q1, 1.404-43); en el de 45-65 años de 776,7 (DE, 609,6; mediana, 739; Q3-Q1, 1.333-221), y en el de >65 años de 712,5 (DE, 804,4; mediana, 592; Q3-Q1, 1.468-164). El tipo histológico linfoepitelioma mostró una mayor supervivencia, 718 (DE, 690,8; mediana, 792; Q3-Q1, 1.175-156), así como la recidiva con 1.278 días (DE, 280,5; mediana, 1.288; Q3-Q1, 1.544-1.002). Coincidimos con otras publicaciones respecto al aumento de la supervivencia, relacionada con el estadio T y no afectación ganglionar2. En nuestro caso, para las otras variables, aparecen resultados contradictorios, posiblemente a causa del escaso número de pacientes en estudio.

Por tanto, vemos que en nuestra área de salud la neoplasia de rinofaringe tiene un comportamiento diferencial respecto a otros tipos de tumores y, pese al limitado número de pacientes que incluye nuestra serie, creemos que es un tumor directamente relacionado con AP, pues es de estos profesionales de quienes dependerá una correcta información para su detección precoz, una acertada sospecha para una derivación rápida y un control adecuado de los cuidados finales a un paciente con enfermedad agónica, todo ello a la espera de ser ratificado en estudios posteriores.

 

Bibliografía
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Correa P..
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Oncología, 9 (1984), pp. 15-25
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ORL-DIPS, 12 (1995), pp. 28-33
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García C, Villagrasa J, Arrivas JL, Iribarren MJ, Ariño S..
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Urrutia A, Segura A, Monreal M, Cuxart A, Martí S, Rey-Joly C et al..
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Casiano B, Marcolín P, Bruni GS..
Nasopharyngeal carcinoma: multidisciplnary tratement..
ITA Acta Otorhinolaryngol Ital, 13 (1993), pp. 537-549
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