Introducción. Los pólipos nasales son neoformaciones benignas gelatinosas, semitransparentes, blancas o sonrosadas que protruyen de la mucosa nasal. Resultan un hallazgo frecuente en la consulta de atención primaria, siendo su incidencia global en la población incierta y variable, dependiendo del medio geográfico y, sobre todo, de asociaciones clínicas. Se manifiestan clínicamente como obstrucción nasal, hiposmia, rinorrea, estornudos, drenaje posnasal y dolor facial.
Existen cuadros habituales de poliposis, como el pólipo antrocoanal o de Killian, el síndrome ASA o la enfermedad de Woakes. Con menos frecuencia se han descrito pólipos asociados a enfermedades sistémicas, como fibrosis quística, síndrome de Mounier-Kuhn, síndrome de Kartagener o síndrome de Young1.
Caso clínico. Nuestra paciente consultó en 1996, con 18 años de edad, por catarros frecuentes. Refería únicamente, como antecedente de interés, un episodio de sinusitis en 1993. En la exploración física llamaba la atención una obstrucción por lesión parecida a un pólipo en la narina derecha. La paciente fue remitida a ORL, donde se diagnosticó una displasia craneofacial etmoido-esfenoidea y se extirpó la lesión. La lesión recidivó 3 años más tarde, precisando reintervención.
Discusión y conclusiones. La displasia fibrosa es un defecto del desarrollo del sistema musculosquelético en que el tejido fibroóseo desplaza al hueso normal. Las lesiones se clasifican en monostóticas (se afecta un solo hueso), regionales (se implican varios huesos vecinos) y poliostóticas (se alteran varios huesos, junto con anomalías endocrinológicas). Predomina en el varón, es más frecuente en niños y adultos jóvenes, y tiende a estabilizarse a los 30 años. La afección craneofacial se caracteriza clínicamente por crecimiento gradual e indoloro de predominio unilateral. La sintomatología depende del crecimiento de la lesión y compresión de estructuras vecinas. El diagnóstico se realiza tras correlación clínica, exploración física, estudio radiológico e histopatológico. En la radiografía simple se observa una imagen en vidrio esmerilado. La TAC y la RMN delimitan la extensión de la lesión. La anatomía patológica demuestra una sustitución de hueso por tejido conectivo fibroso, con trabéculas de tejido osteoide o hueso inmaduro. La lesión no está encapsulada. En cuanto al tratamiento, está indicada la resección quirúgica cuando causa problemas estéticos y/o funcionales. No se emplea quimioterapia ni radioterapia2-5.
El interés de este caso estriba en que una enfermedad tan frecuente como son los pólipos nasales no se deba a ninguno de los síndromes habituales, y sea una manifestación de una enfermedad no tan conocida, como es la displasia fibrosa craneofacial.